No importó el frío, la altura, ni el tiempo, nada pudo evitar que un grupo de censistas registrara a cinco familias que viven en un cerro nevado. Así fue la travesía de 20 horas que vivieron dos agentes en San Antonio, provincia de Jujuy.
Dos censistas cumplieron con la maratónica tarea luego de que superaran senderos sinuosos y agrestes de los valles del sur provincial, incluso se toparon con una nevada en medio del camino.
“Fue un espectáculo maravilloso, una evento que no nos esperábamos en medio de una larga travesía que nos llevó a censar a cinco de las seis familias que teníamos previstas”, dijo a Télam Darío Zambrano (53 años), uno de los integrantes de la expedición. A su lado, su sobrino Octavio (33), también censista, remarcó sentirse “satisfecho” de haber cumplido con su labor.
Solo no pudieron encontrar a una familia, ya que dieron con el puesto vacío, indicó Hernán Peña, jefe de la Fracción 3 de San Antonio, quien los recibió en la travesía.
Gran parte de esta localidad forma parte de la zona rural que tiene la provincia, la cual en el Censo 2010 arrojó que 87.747 personas vivían allí, una cifra menor con respecto al Censo 2001 (91.815) y al Censo realizado en 1991 (94.176).
Más allá de haber logrado su aporte para el Censo 2022, también tuvieron un gran gesto con los vecinos de la zona. “Llevamos mercadería para compartir y aparte les compramos queso y charqui a los lugareños, es gente que vive de sus cabras y ovejas. Caminamos cuatro horas entre casa y casa. Nos atendieron amablemente e hicimos noche en la casa de un hombre”, relató Darío, quien trabaja habitualmente como guía turístico.
Ya a una altura de 3.550 metros sobre el nivel del mar, y con una temperatura de cuatro grados, su día comenzó tranquilo. Si bien debían censar a unas pocas familias, cada vivienda está muy alejada una de la otra. Las mismas en realidad son puestos o ranchos, hechas de piedra, paja y barro con cañas cosidas con tientos y están dispersas en la zona del cerro.
Así caminaron desde un poblado ubicado en los valles hasta cerros típicos de la región de la Puna, donde hay picos de más de 5.000 metros de altura y con casillas aisladas en la precordillera. En esta época del año, el área puede presentar temperaturas de hasta unos 10 grados bajo cero.
Mientras que en algunas casas de Buenos Aires hubo gente que quedó sin censar, en esta parte del país el proceso se vivió como una misión a cumplir. Según indicaron los censistas, la tarea fue posible gracias a que hicieron paradas en cada lugar que fueron visitando. Peña consideró que “el censo no mide distancia y se va a censar hasta las zonas más inhóspitas de la provincia donde hay vida y hay casas, como en estas zonas límites de la provincia”.
Así lo hicieron luego de “ocho horas cuesta arriba desde la unión de los ríos Cerro Negro y El Morado, hasta el paraje Cerro Negro”.
Este paraje toma su ‘título’ del pico del mismo nombre situado a 5.028 metros de altura del sobre el nivel de mar, en el límite con Salta. También se ubica muy próximo al Nevado del Chañi (5.896 metros), en las serranías del Chañi, en el sur provincial.
El lugar presenta escasa vegetación con cursos temporarios de agua, cuyos caudales provenientes de deshielos, manantiales y precipitaciones estivales conforman humedales en las depresiones del terreno como lagunas, salares y las vegas o ciénagas.
Solo en aquellos sitios donde se concentra el agua que se escurre de las laderas, se forman pequeños prados húmedos y se pueden observar cóndores, vicuñas y chivos.
“Les encantó encontrarse con esa nieve que cubría lo alto de los cerros, y sorprende porque es temprano para que haya nevadas. Eso ocurre normalmente para junio o julio, pero estuvo lloviendo mucho en los valles y eso juntó mucha humedad”, explicó Peña.
Con las respuestas cargadas en sus mochilas, volvieron felices del viaje ya que contaban con las planillas escritas que fueron a buscar.
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