Inspeccionan alcantarillas, lavan veredas y apuntalan paredes: tareas desconocidas de los trabajadores de la Ciudad

En el Día del Trabajador, tres historias ejemplares de quienes recorren la Ciudad de Buenos Aires para resolver situaciones de peligro y prevenir accidentes como evitar que alguien termine con un pie dentro de un sumidero sin rejilla o expuesto a un derrumbe; también, la labor de quien limpia con una hidrolavadora con entusiasmo cada noche

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Juan José siempre está detrás de las piezas faltantes de rejas pluviales, tapas y más elementos que representen un peligro, aún así en su tiempo libre
Juan José siempre está detrás de las piezas faltantes de rejas pluviales, tapas y más elementos que representen un peligro, aún así en su tiempo libre

En el día del Trabajador, dos historias de personas que tienen ocupaciones poco conocidas en la Ciudad de Buenos Aires y sin embargo, son claves para no correr riesgos mientras se circula, tanto a pie como en auto. La tercera historia es de una mujer que durante las noches mantiene limpias las veredas con una hidrolavadora en la Comuna 1 y está muy feliz de tener ese empleo.

El que tapa agujeros peligrosos

Cuando a Juan José Mateos le preguntan de qué trabaja, podría decirse que es un buscador de piezas faltantes por las calles. Este hombre de 38 años, nacido en Quilmes, se dedica a arreglar enseguida lo que otros rompen, velando por la seguridad de peatones que circulan por la Ciudad de Buenos Aires.

Como él, su padres también fue trabajador municipal. Hoy jubilado, fue empleado de la Dirección del Sistema Pluvial toda la vida, en el mismo lugar donde él desarrolla sus tareas todos los días, desde ya hace 15 años.

Entre las tareas de las que se ocupa Juan José, la más importante es la detección y reposición de faltantes de rejas pluviales y otros elementos en los sumideros y bocas de registros, esas tapas redondas de hierro que se ven en las calles de Buenos Aires. Asegura que un faltante en la calle puede ser algo muy peligroso. “Para tu familia, para mi familia y para todos. Por eso es importante reponerla en el menor tiempo posible”. “Estoy prácticamente encargado de que esos agujeros no existan en la Ciudad”, subraya orgulloso de su trabajo.

Los reclamos llegan al Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana porteño y ahí es cuando Juan José y su equipo actúan. Primero determinan la zonificación de la dirección, avisan de inmediato por correo electrónico a la empresa responsable del mantenimiento -en Buenos Aires son 5- y se envían verificadores al lugar para constatar la pieza faltante.

El reclamo puede llegar vía Sistema SAP, un aviso de vía pública o de una comuna. Cuando llegan al lugar, los verificadores deben enviar una foto a la gerencia de mantenimiento, y si es necesario, se coloca una valla de protección para evitar accidentes. Ocuparse de un faltante de estas características es una prioridad, ya que no solo es riesgoso para quienes caminan, sino también para los coches. En este sistema SAP, cuenta el empleado municipal, se van cargando minuto a minuto las tareas realizadas, con fotos y seguimiento hasta su solución.

“A no ser que el problema implique una obra importante, en promedio, a las dos horas los reclamos están solucionados. Es súper rápido porque imaginen el peligro que significa que un peatón meta un pie en un sumidero sin reja. Cuando nos llega un reclamo de un sumidero ubicado en la puerta de un colegio: salimos todos corriendo a solucionarlo”, explica.

Su compromiso con la tarea que desempeña la vive con mucha responsabilidad, incluso en sus horas de descanso. “A veces voy por la calle con mis amigos y si veo un faltante no puedo seguir caminando: tengo que parar y mandar el aviso inmediatamente. Mis amigos me cargan. Si bien estoy fuera del horario laboral, es algo que siento que lo tengo que hacer sí o sí porque es una pasión”, cuenta Juan José riendo. En la Gerencia de Mantenimiento del ministerio tienen un grupo de WhatsApp que funciona las 24 horas. Cualquiera que vea un faltante le saca una foto, lo informa inmediatamente al grupo y se dispara el protocolo de respuesta.

Están los que dia y noche atienden emergencias, los que evitan que los peatones corran peligros y se ocupan de que las calles estén limpias

Los inicios de Juan José en Dirección del Sistema Pluvial fueron en el sector Reclamos. Todavía recuerda el día en que le pidieron que hiciera una fotocopia y no tenia idea de cómo funcionaba la máquina. “No sé sacar fotocopias. Decir, no sé, ¿me enseñás?... la verdad es que esa humildad me llevó a estar donde estoy ahora”. Y asegura que no se ahorra explicaciones cuando llega alguien nuevo: “Si le tengo que explicar algo 20 veces, lo hago”.

Muchos le preguntan cuáles son las razones principales de estas piezas faltantes en las calles. La respuesta es que hay organizaciones criminales que se dedican a robar las piezas de hierro para fundirlas, sin importarles las consecuencias. “Las rejas tienen unos pernos especiales que dificultan su remoción. Pero no la impiden del todo”, precisa el trabajador. Cada día, de 7 de la mañana hasta las 14, Juan José se ocupa de dar respuesta a estas emergencias. Muchas veces, su pasión lo lleva a quedarse un rato más.

Con el mismo nombre y ocupación de su padre, piensa en él cada nuevo Día del Trabajador. “Mi papá para mí es un ejemplo a seguir. Lo veo todas las mañanas. Desde chico lo veía y mucho no entendía lo que hacía. Pero sí, se estaba yendo a trabajar. Y mirá lo que es la vida que yo termino haciendo lo mismo que hacía él. Y hasta el día de hoy me sigue dando consejos que son los que me llevan a tener una buena carrera administrativa”, concluye.

El arquitecto que enfrenta los peligros de derrumbes

“Si a una persona le duele algo, llama al SAME. Nosotros somos el SAME pero de los edificios”, así describe su trabajo el arquitecto Mariano Caprarelli (44), gerente operativo de la Guardia de Auxilio y Emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, una dependencia del Gobierno porteño que actúa ante el peligro de caída de los edificios o cualquier suceso en la vía pública que represente un peligro potencial para los vecinos. Mariano ya lleva 10 años de servicio y conoce como pocos la Ciudad de Buenos Aires.

Cuando alguien hace una denuncia, los especialistas de la Guardia de Auxilio y Emergencias llegan al lugar para verificar, con la supervisión de un profesional, el estado del edificio. “Si hay un peligro inminente, la cuadrilla llega al lugar para apuntalar o demoler, siempre que haya un riesgo o caída derrumbe que pueda perjudicar al morador o a terceros”, explica sobre su trabajo. Así es como Mariano y su equipo recorren a diario las calles porteñas, atendiendo estas necesidades que pueden llegar por vía judicial, de otras áreas de gobierno o por cualquiera que llame y se comunique con el 103 por cualquier emergencia. “En 2021, entre el área técnica y el área operativa, dimos respuesta a 10.371 sucesos, lo que da un promedio aproximado de 30 sucesos por día”, asegura el arquitecto.

Mariano es gerente operativo de la Guardia de Auxilio y Emergencias de la Ciudad de Buenos Aires y está cuando se lo llama por peligros de derrumbes o los daños que dejan a su paso los temporales
Mariano es gerente operativo de la Guardia de Auxilio y Emergencias de la Ciudad de Buenos Aires y está cuando se lo llama por peligros de derrumbes o los daños que dejan a su paso los temporales

Gran parte de su trabajo consiste también hablar con los vecinos. “El intercambio es algo muy importante porque si llama es porque está preocupado, y nosotros tenemos que asesorarlo si es un hecho mínimo, pero también explicarle la situación si se presenta un riesgo”. Cuando la situación es grave, no resulta simple comunicarlo. “Nosotros trabajamos muchas veces bajo circunstancias de mucha presión por las decisiones que tenemos que tomar. No es fácil tener que explicarle a un vecino que tiene que desalojar el edificio porque se puede llegar a derrumbar. A veces les cuesta entenderlo en términos emocionales, entonces tenemos que persuadirlos, explicarle los motivos, ser comprensivo y empatizar con su realidad”, explica.

Quien trabaja en la Guardia de Auxilio, como Mariano también se dedica a cuidar el estado de la vía pública. Por ejemplo, en el reciente temporal de tormentas y vientos que azotó la Ciudad de Buenos Aires con vientos de hasta 80 kilómetros por hora, el equipo trabajó codo a codo en el operativo que implementó el Gobierno porteño con Defensa Civil, Atención Ciudadana, la Policía de la Ciudad y Bomberos. “Estuvimos desde las 2 hasta las 6 de la mañana recorriendo las calles donde se habían caído árboles, empalizadas de obra y techos. Se cayeron no menos de 8 antenas, se generaron daños estructurales en algunas viviendas y tuvimos que demoler 3 balcones”, detalla.

Mariano suele explicar que su trabajo es como el de SAME pero de los edificios
Mariano suele explicar que su trabajo es como el de SAME pero de los edificios

Mariano se siente orgulloso de sus compañeros de la Guardia de Auxilio y Emergencias, a quienes considera capaces y experimentados: “yo siempre digo que nosotros no tenemos problemas. Afortunadamente, los problemas nos tienen a nosotros”.

La mujer que lava las veredas por las noches

El trabajo de Marta Itatí Valerio (44) también es muy necesario en una ciudad. Y ella lo sabe. Desde hace unos años cuando enviudó y quedó a cargo de sus hijas, dejó de ser una ama de casa para ocuparse de la limpieza, reposición de cestos papeleros y del lavado de veredas y contenedores con hidrolavadora, en la empresa que presta el Servicio Público de Higiene Urbana en la Comuna 1. Ella es la primera mujer en trabajar en el turno noche. “Acá soy la única que trabaja en esa franja horaria”, expresa orgullosa y agrega: “Siempre fueron todos muy amables y la verdad es que me tratan muy bien. Estoy muy feliz por eso, ya que me aceptaron desde el primer día”.

Marta sale de su casa para entrar a las 21 horas para reponer cestos, limpiar veredas y contenedores con hidrolavadora; es la primera mujer del turno noche
Marta sale de su casa para entrar a las 21 horas para reponer cestos, limpiar veredas y contenedores con hidrolavadora; es la primera mujer del turno noche

Marta es madre de hijas de 21, 12 y 4 años. Hace tres años que falleció su marido y consiguió este trabajo en Aesa. “Por suerte pude conseguir este trabajo. No me imaginé estar acá, ya que era el lugar de trabajo de mi pareja, quien se desempeñaba como chofer de camiones”, explica. Dice que todos los días se levanta con muchas ganas de salir a trabajar por los barrios. “Muchas veces me cruzo con los vecinos mientras estoy limpiando las veredas y me agradecen por lo que hacemos, por mantener limpio el barrio. En definitiva, por estar”. Y agrega: “Esos gestos le dan ganas a una de seguir trabajando y me va llenando el alma todas las noches”.

Marta es correntina y vive en Sarandí. Todas las noches sale de su casa para empezar a trabajar a partir de las 21 horas en una de las bases que tienen la ciudad en Parque Patricios. Ahí se encuentra con sus compañeros y juntos comienzan su recorrido para limpiar la Comuna 1, integrada por los barrios porteños de Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, Monserrat, San Telmo y Constitución.

Para esta trabajadora el 1° de mayo es un día especial. “Hoy estoy feliz por el trabajo que tengo, un trabajo digno, que me sirve para poder seguir alimentando a mi familia y darle una educación a mis hijas”. Y no pierde oportunidad para agradecer a todos los que la ayudaron y lo siguen haciendo en Aesa: compañeros, supervisores, delegados, jefes. “Fueron ellos los que siempre estuvieron cuando sucedió lo de mi esposo. También quiero recordar a mi marido”. Y concluye: “como todos dicen, el trabajo dignifica y yo tengo la suerte de que me siento muy feliz realizándolo”.

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