Trabajó en un film ganador del Oscar y tiene una nueva película animada en Netflix, pero ahora suspendió su vuelta al país por la pandemia

Agustín Ross Beraldi nació en Buenos Aires, comenzó su carrera profesional en Metegol de Campanella y hoy es uno de los animadores de Sony Pictures. Aquí habla de la experiencia de ganar premios internacionales y la situación de su rubro en la Argentina: “Para el que quiera estudiar, hay trabajo"

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Agustín Ross Beraldi nació en Buenos Aires, comenzó su carrera profesional en Metegol de Campanella y hoy es uno de los animadores de Sony Pictures. Aquí habla de la experiencia de ganar premios internacionales y la situación de su rubro en la Argentina: “Para el que quiera estudiar, hay trabajo"

Vive en Vancouver, Canadá, desde el 2017, cuando empezó a trabajar para el estudio de animación de Sony Pictures, algo que creía imposible: “Comencé en el cine de animación con un prejuicio claro que era “en Argentina no se hace animación”, pero me encontré con un grupo talentosísimo de profesionales”. Su primer trabajo en el rubro fue en “Metegol”, el film de Juan José Campanella. A partir de ahí, no frenó.

Además de su rol de animador, es guionista y director y tiene tres películas en su filmografía. Pero el minuto de popularidad llegó a la vida de Agustín el año pasado, cuando “Spider-Man: Un Nuevo Universo” se estrenó en las salas de cines y ganó el Oscar a Mejor Película animada. “Fui parte del equipo que ganó el Oscar, sí, pero las pelis de animación tienen esto; no es uno el que termina definiendo y metiendo el gol sino que es todo el equipo que tiene que funcionar en paralelo”, aclaró Agustín en videollamada con Infobae.

Spider-Man: Un nuevo Universo

-¿Te sentís ganador del Oscar?

-Ganamos el Oscar juntos, todos los que trabajamos en Spiderverse (nombre original de Spider-Man: Un Nuevo Universo). En animación tiene que estar funcionando bien todo el equipo sino la película no se termina. En todos los proyectos que trabajé de esta magnitud se labura así. Donde está el problema, todo el resto tiene que ir a resolverlo y sacar adelante la peli, porque sino… No se define con un héroe, sino con todo un grupo de profesionales.

Este año estrenó “Los Amigos del Anillo”, su tercer film junto a Diego Labat, el cual fue realizado íntegramente en cuarentena y se estrenó de manera gratuita en julio. La particularidad es que lo dirigió desde su casa en Canadá donde pasó todo el aislamiento y, debido a la pandemia, tuvo que suspender el viaje a la Argentina que tenía planeado. En ese mismo confinamiento, ultimó detalles de “Más allá de la luna”, película que se estrenó en Netflix este fin de semana y donde participó nuevamente como animador.

Más allá de la luna

-Entiendo que es un trabajo que requiere de mucha coordinación. ¿Surge un problema y es todo una revolución o cada proceso es similar?

-Depende en qué posición estés en ese equipo, como animador en realidad no tanto. Sí sos responsable de tu plano y de la parte de película que te asignaron. Y cualquier problema que surja ahí adentro del área de animación tenés que hacer todo por resolverlo. Y eso puede incluir, aunque tampoco es una revolución, hablar con otros departamentos. Ver cómo hacemos para resolver esto. A veces sucede que terminé mi plano, todo el mundo lo aprobó, pero luego se dan cuenta que en realidad hice algo que técnicamente no funciona en el próximo departamento. Y tengo que ir a volver a resolverlo.

-¿Crees que está evolucionando el cine de animación y la animación en general en Argentina? Sos un ejemplo de que se puede trabajar de esto y estás en una posición inmejorable.

-Creo que sí. Hay un montón de industria en nuestro país y es súper posible hacerlo. Después, el gran problema que veo es la cuestión financiera, pero el talento está. Por otro lado, te das cuenta que la mayoría de las películas live-action que tienen efectos visuales usan el trabajo de animadores así que para el que quiera estudiar animación hay trabajo en el rubro. Incluso te diría, es posible trabajar en Argentina hoy con todas las dificultades que eso obviamente acarrea. Hay lugar para hacerlo.

20/10/2020 Imagen de la película de animación de Netflix Más allá de la Luna
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20/10/2020 Imagen de la película de animación de Netflix Más allá de la Luna CULTURA NETFLIX

“Más allá de la luna” es la nueva película animada de Netflix donde también trabajó Agustín. La misma está inspirada en la mitología china bajo la dirección de Glen Keane (Dear Basketball, 2017), un experimentado en el terreno que hizo carrera en Disney. La historia sigue a Fei Fei, una nena que pierde a su madre y se queda a cargo del negocio familiar junto a su padre en plena pre adolescencia y junto a su mascota, un adorable conejo que servirá las veces de amigo. Pero frente a la decisión de su padre de iniciar una nueva relación amorosa, ella decide iniciar una aventura de la mano de la ciencia y la magia para lidiar con el conflicto.

“Terminé mi trabajo en Más allá de la luna tres días antes de que declararan la pandemia global. Tenía el fin de este proyecto y a los tres días un pasaje de avión para Buenos Aires, pero tuvimos que cancelar porque se cerraron las fronteras, no se volaba más hasta Argentina”, recordó el joven de 31 años. Actualmente continúa su estadía en Vancouver, aunque reconoce que necesita sus vacaciones, pero no será posible hasta que levanten las restricciones.

-¿Qué fue lo que más te gustó de la película?

-Esta es una historia que habla de aceptar, de no tomarse las pérdidas de seres queridos como el fin del mundo sino como tratar de seguir adelante. En ese sentido es una historia súper linda que te lleva de la mano y que te muestra que es posible ese camino. También hay una especie de no conflicto, pero de interacción de la ciencia, la mitología, lo tradicional y lo nuevo, Vivimos en una época medio de transición entre la magia y la ciencia, y trata de aunar esos dos costados de la vida.

Glen Keane, director de “Over the Moon”, el animador argentino Agustín Ross Beraldi y el co-director John Kahrs. (Netflix/Prensa Mazalan)
Glen Keane, director de “Over the Moon”, el animador argentino Agustín Ross Beraldi y el co-director John Kahrs. (Netflix/Prensa Mazalan)

-Hay una base importante en la historia que es la cultura china. ¿Tuviste que prepararte y conocer más de la misma o es la libre interpretación del guión?

-Depende de cada animador. Por suerte teníamos reuniones bastante seguidas donde la producción misma estaba tratando de transmitirnos qué es lo que estábamos queriendo contar, cómo es la cultura. Es una película que se hizo con mucho respeto. No tanto tratando de imponer “bueno esta es la historia que queremos contar y se van a disfrazar así”, pero se trabajó para que todo el equipo esté bastante empapado de las historias y los personajes involucrados. Había charlas, ponele cada dos semanas, donde veíamos cosas que podían ir, desde cómo se hacen las mooncakes, que son una especie de facturas tradicionales chinas, bastante ricas y bastante pesadas. Entonces hubo reuniones de ese estilo con el equipo.

-Y respecto a la humanización de los personajes, ¿cómo es el proceso de creación?

-Siempre se está hablando de eso durante una producción de estas características, qué cuestiones son específicas de lo que queremos transmitir y qué cuestiones son humanas. Y bueno, la respuesta es explorar en el pasado de cada uno, cómo te sentías cuando te pasó algo feo. Entonces cuando al personaje le pasa algo feo tenés ese lugar de donde recuperar cómo te sentías, qué cara pusiste. Por más que no te acuerdes conscientemente, sí lo tenés incorporado físicamente. Entonces te ponés a actuar frente a una cámara para hacer una referencia, hay un montón de esas cosas que salen y los buenos animadores tienen el ojo para transmitir eso, no perderlo y dejárselo para que el personaje lo use.

-Estrenan en Netflix, una ventana a casi 200 millones de usuarios. ¿Te gustaría volver a trabajar para un proyecto así?

-Ojalá Netflix nos dé la ventana para hacer un proyecto 100% argentino de animación. Estaría buenísimo. Lo digo porque tiene esa potencia de 198 millones de hogares y es una sola ventana. Ojalá se dé pronto.

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