“Al chico de 11 años, que me vino a robar con el padre, me gustaría enseñarle mi oficio de peluquero”

Después de más de 4 meses sin poder abrir su local de Olivos, Leandro Casado volvió a levantar la cortina. Al quinto día, padre e hijo lo asaltaron. En una entrevista con Infobae, contó que le gustaría explicarle al menor que la única manera de vivir es trabajando. "Para pagar los sueldos, me puse a vender sushi y mi nena de 5 años me pedía que le enseñara. ¿Cómo un hombre le puede enseñar a robar a su hijo?", se preguntó. "Estoy fundido, pero voy a pagar todas las deudas"

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“Al chico de 11 años, que me vino a robar con el padre, me gustaría enseñarle mi oficio de peluquero”
“Al chico de 11 años, que me vino a robar con el padre, me gustaría enseñarle mi oficio de peluquero”

Hace 20 años que Leandro Casado trabaja como peluquero y, con mucho esfuerzo, hoy tiene dos locales: uno en Martínez y otro en Olivos. Durante más de 4 meses no pudo abrirlos por la cuarentena: tuvo que gastar todos sus ahorros y sacar tres créditos para afrontar los gastos. No solo eso, en el mientras tanto, tuvo que reinventarse y se puso a hacer sushi para poder mantener a su familia.

Cuando el martes pasado pudo reabrir sus peluquerías, recuperó la sonrisa. Pero el sábado, su felicidad se empañó. Uno de sus empleados lo llamó para contarle que un hombre y su hijo de 11 años lo acababan de asaltar en el local de la Avenida Uzal 3899, aunque no lograron llevarse nada y terminaron huyendo. Padre e hijo fueron capturados. El hombre permanece detenido, el niño está en la casa de su madre.

Infobae entrevistó a Leandro Casado, apenas unas horas antes que recibiera en su peluquería al intendente de Vicente López, Jorge Macri, quien se interiorizó sobre su caso y prometió ocuparse de la inseguridad que azota al barrio.

-¿Qué sucedió el sábado pasado en su peluquería de Olivos?

Estuvimos 4 meses esperando para reabrir, aguantando como pudimos y nos viene a pasar esto. Yo estaba en mi otro local, en Martínez, y cuando me llamó mi empleado, Matías, para contarme lo que le acababa de pasar, no lo podía creer.

El robo sucedió a las 16, pero estas dos personas ya habían ido al mediodía para sacar turno. Matías los agendó para la tarde y se fueron. A las 13 volvieron porque dijeron que no podían esperar, que estaban apurados por cortarse el pelo y si podía ser antes de las 16. Finalmente, a las 15.30 el chico de 11 años se sienta y Matías le corta el pelo, siguiendo las indicaciones que el nene le dio, mientras el padre lo esperaba. Mi empleado nunca vio nada raro ni sospechó lo que estaba a punto de pasar. Parecía una situación normal, en la que el padre lleva a su hijo a la peluquería.

Una vez terminado el corte, y al momento de pagar, el chico saca un arma del pantalón y se la da al padre. El niño se dirige a la caja y la intenta abrir, sin éxito. Matías lo agarra, lo corre y ahí lo empiezan a amenazar.

El chico le decía al padre que le dispare a Matías y le pegó una patada, porque no quería entregarle el dinero. Fue una situación muy violenta, pero al final se terminaron yendo y no pudieron robarnos nada. Tanto el padre como el hijo fueron detenidos. El chico salió enseguida y su madre lo pasó a buscar. El padre quedó detenido.

-Se decía que el arma era de juguete, ¿está confirmado?

Hay muchas versiones con ese tema. Matías dice que se animó a enfrentarlos e impedir el robo porque pensó que era un arma de juguete. Como se lo dijo al chico, éste le dijo al padre: “Tirále, así le demostrás que es de verdad”. El arma apareció, pero aún no sabemos si es o no de juguete.

La verdad que mi empleado se la jugó al forcejear por cuidar la plata. Después lo hablamos y le dije que estaba agradecido por su actitud, pero que no lo haga nunca más: si esto vuelve a pasar, quiero que abra la caja y deje que se lleven todo. Entiendo que lo hizo para preservar la recaudación del sábado, ya que acabábamos de abrir el martes, y estamos juntando todo lo que podemos, después de tanto tiempo que estuvimos cerrados.

El momento en que el niño de 11 años saca un arma y se la da a su padre
El momento en que el niño de 11 años saca un arma y se la da a su padre

-¿El hombre tenía antecedentes penales?

Sí, tenía varias causas por robo pero nunca había estado preso y no tenía ninguna condena. Por eso, me explicaron que su caso no se computa como reincidente. La verdad que no entiendo como lo agarran y lo liberan, sólo porque no tiene una condena previa.

En cuanto al chico, no se sabe si también hacía lo mismo habitualmente, o si era su primera vez. La madre dijo que su hijo nunca había robado y que lo hizo bajo influencia del padre, ya que están separados. Según ella, el niño salió con el padre y él lo obligó a robar.

-Ayer lo visitó el intendente de Vicente López, Jorge Macri. ¿Qué le dijo?

Sí, vino a la peluquería. Le conté lo que había pasado con el robo. Le dije que estoy fundido, por no haber podido trabajar durante tantos meses. Me dijo que se están dando subsidios de 20 mil pesos para los comerciantes y me ofreció tramitarlo.

Hablamos sobre la inseguridad del barrio y me contó que, cuando una zona está muy insegura, van desplazando los móviles porque tienen un cupo. Entonces, llevan más policías para un lado, pero el otro sector queda más desprotegido. Se comprometió en ayudarnos también con ese tema.

Jorge Macri en la peluquería de Leandro Casado

-¿Cómo pudo resistir a esta cuarentena tan larga, sin generar ingresos en sus dos locales?

Una semana antes de que empezara la cuarentena casi no había trabajo, porque la gente ya estaba con miedo a contagiarse y no venía. Desde entonces, empezamos a atender con barbijo.

Desde la cuarentena total hasta el martes pasado, no trabajamos nada. Me tuve que dedicar a otra cosa para poder sobrevivir. Saqué el permiso como delivery y me puse a hacer sushi en mi casa. Después, lo iba a repartir. Tuve que sacar todos los créditos que están disponibles como ayuda, tanto el de tasa cero como el de 24%, para poder pagar los sueldos. Se me hizo muy difícil: estoy fundido.

Cuando empezó la cuarentena y dijeron que eran solo 15 días, no me preocupé tanto. Pensé que después íbamos a poder abrir y trabajar el doble. Pero, cuando se empezó a extender, empecé a pensar qué actividad iba a hacer para poder pagar los sueldos, los impuestos, los alquileres, los servicios y todos los gastos de los dos locales. Ya me había gastado todos mis ahorros, así que tuve que sacar los créditos, porque además necesitaba plata para vivir y mantener a mi familia. Siempre pensando que, la segunda vez, realmente iba a ser de sólo 15 días.

Como sé cocinar e hice un curso de sushi, me puse a venderlo y repartirlo. Armé una página en Instagram, así que estos meses viví de eso. Los gastos de la peluquería los fui pagando con los créditos, y los sueldos con el ATP.

Lo fui sosteniendo como pude, pero todos los días pensaba en cerrar y que fuera lo que Dios quisiera. Pensaba en seguir vendiendo comida y, después, ver cómo podía seguir.

-¿Pensó en cerrar definitivamente las peluquerías?

Por supuesto. Al segundo mes, ya estaba muy endeudado y había sacado todos los créditos que ofrecían. Tenía la presión de algunos empleados que querían que les pagara el sueldo entero, porque el banco se había retrasado con el pago del ATP. Pero les explicaba que no tenía el dinero y que había sacado un crédito de 300 mil pesos para poderles pagar el mes anterior.

La tarjeta bancaria que se necesitaba para que cobraran no llegaba y con eso yo pagaba el 50% restante del sueldo. Un empleado se enojó conmigo y hasta me mandó una carta documento, dándose por despedido. Era un problema tras otro: ya no tenía fuerzas para seguirla peleando.

-¿Quién lo ayudó?

Mi padre, mis amigos y el dueño del local de Martínez, que me perdonó dos meses de alquiler... Todo eso me dio fuerzas para aguantar un poco más. Así que, cuando me dijeron que se podía abrir, me puse feliz de la vida. Teníamos casi todos los turnos tomados, aunque con poca gente, porque tenemos que espaciarlos.

Llegó el gran día y pudimos reabrir el martes pasado. Trabajamos toda la semana, así que estaba muy contento... y el sábado nos entraron a robar.

Matías, el empleado que enfrentó a los ladrones, atendiendo a un cliente
Matías, el empleado que enfrentó a los ladrones, atendiendo a un cliente

-¿Qué pasó por su cabeza cuando, después de tantos días con los locales cerrados, pudieron finalmente reabrir y al quinto le día entraron a robar?

Pensaba “¿qué más me tiene que pasar?” Tenía un empleado mandándome cartas documento, me había quedado sin ahorros porque ya venía de una crisis de un año, donde el trabajo había caído mucho. Me había quedado abajo con los precios para poder seguir trabajando, incluso, a pérdida.

Me quedé sin nada y encima me pasa esto. Doy gracias que a mi empleado está bien y que, a pesar de la locura que hizo, le salió bien. Por suerte, no le pasó nada. Pero para mí, esa recaudación del sábado, era muy importante, porque me permitía pagar los gastos de la peluquería. La verdad, no lo podía creer.

-¿Cómo reaccionó su clientela estos primeros días, después de la reapertura de la peluquería?

Hay personas que vinieron sin ningún problema y a las que yo tenía que pedirles que se pusieran el alcohol en gel, que pisaran la alfombra sanitizante, etc. Y otras, que me preguntaban si teníamos todos los recaudos y si estábamos cumpliendo con los protocolos. Esa era la condición que ponían cuando llamaban para pedir turno. Vino gente sin miedo, otra con mucho miedo y otra que prefiere venir más adelante. Vimos de todo un poco.

Antes de la pandemia tenía 8 empleados y ahora tengo dos menos: el que se dio por despedido y otro que renunció. En breve, una empleada empieza su licencia de embarazo -igual, ya no venía desde el inicio de la cuarentena porque estaba exceptuada- y mi hermano me avisó que también deja de trabajar. Así que, ahora solo me quedaron 4 empleados.

Antes, un sábado podíamos atender a 60 personas (o más) en el sector caballeros y éramos tres trabajando. Ahora, por los metros cuadrados y el distanciamiento, estoy solo y con los turnos no puedo recibir a más de 10 personas.

-¿Qué opina de las medidas económicas que tomó el Gobierno?

Al principio, cuando hablaron del ATP y de todas las ayudas que nos iban a dar, me pareció una locura pero las tomé y las agradezco porque las necesitaba. Pero, así como ahora nos están dejando trabajar con un protocolo muy severo, nos tendrían que haber dejado hacerlo desde el principio. Ahora que viene el pico, habría que haber cerrado por un mes. Ya estoy fundido.

Cuando veo que hay un montón de casos y que la gente no respeta las medidas de prevención, o que sigue saliendo, pienso: ¿realmente valió la pena haber cerrado todo y habernos fundido? Es algo que me lo cuestiono mucho.

Creo que, desde el principio, fue una medida que se tomó de un modo demasiado estricto. Se sabía que esto iba a pasar porque, por más ayuda que se brinde, los gastos van a seguir siendo muy grandes si no hay ingresos.

Saqué dos créditos: uno de 300 mil pesos con una tasa del 24%, ese fue el que me llevó a pasar el primer mes, y pude pagar el alquiler y los sueldos. Después, mi mujer sacó el otro crédito de 80 mil pesos a tasa cero, pero el dinero se acreditaba en la tarjeta de crédito. Así no le podía pagar a la gente, entonces, les ofrecía ir a hacerles las compras de la comida que necesitaban. Les ofrecía acompañarlos al supermercado y pagarles con mi tarjeta, porque no había otra manera de hacerlo. Finalmente, saqué otro crédito más a tasa cero por 150 mil pesos. Ahora tengo muchos gastos que pagar.

Sería muy beneficioso que el ATP siga por más tiempo, como asimismo, que se instauren reducciones en los impuestos: que pongan medidas que nos ayuden a poder salir porque sino, nos vamos a fundir y esto no es ganancia para nadie.

Darnos más ayuda sería una inversión, para que las empresas puedan continuar trabajando y seguir manteniendo a los empleados. De lo contrario y aunque no pueda hacerse, va a haber despidos porque no hay manera de pensar que una PYME -con 3 o 4 empleados- pueda seguir adelante sin ingresos.

Ahora que pude abrir, después de tantos meses sin trabajar, estoy a un 20% de la facturación que tenía antes. Ya me venía yendo muy mal, desde antes de la cuarentena.

La peluquería en Olivos
La peluquería en Olivos

-¿Qué le diría al presidente, Alberto Fernández, con respecto a las medidas económicas que se tomaron y, también, con respecto a la inseguridad?

Le diría que muchas PYMES y comerciantes se fundieron. Le diría que -si realmente valió la pena ese sacrificio por salvar vidas- está bien. Pero mucha gente podría haber estado trabajando en la cuarentena con todos los protocolos, y así podríamos haber llegado a la misma cantidad de infectados.

Con respecto a la inseguridad, le pediría que ponga mucho énfasis, porque la gente está muy desesperada. Desde chico, mi padre me enseñó la cultura del trabajo y por eso, en el momento en el que estaba tan desesperado con las deudas, salí a buscar otro ingreso.

Pero vuelvo al caso del chico de 11 años que vino al negocio: su padre le enseña a robar y ahora hay mucha gente que está en esa situación, porque se quedó sin nada y sale a delinquir. Seguramente, muchos son víctimas de esto que está pasando.

La zona donde está el local antes era peligrosa, después se calmó y ahora vemos que hay un rebrote de inseguridad. Los vecinos cuentan que le robaron al de la esquina, al de mitad de cuadra, ahora a mí... Está habiendo un rebrote de delincuencia.

-¿Cómo habló de esto con su hija de 5 años, cuando un chico 6 años mayor que ella entró a robarle con un arma y acompañado por su padre?

Mi hija se llama Antonia. En estos meses que no podía trabajar en la peluquería y me puse a hacer sushi, se sentaba conmigo y me observaba. Le enseñé a hacer varias cosas, como preparar el arroz o empanar los langostinos. Ella me miraba y me decía que quería aprender.

Por dentro, pensaba: ¿Cómo a ese hombre se le puede pasar por la cabeza enseñarle a robar a un hijo? Porque es enseñarle a robar y, además, poner en riesgo su vida porque el chico estaba con un arma. ¿Y si se encontraba con un adulto armado? Ese hombre no sólo arriesga a su hijo enseñándole a delinquir, sino que no le importa para nada la vida del chico.

Leandro Casado
Leandro Casado

-Si pudiera hablar con ese chico de 11 años, ¿qué le diría?

Escuché que la madre quería que su hijo me viniera a pedir disculpas. Me gustaría muchísimo recibirlo, hablar con él y le diría lo que me enseñó mi papá: “Se crece trabajando con esfuerzo”.

Le diría que uno puede triunfar, que a uno le puede ir bien y que hay esperanza. Le enseñaría el oficio de peluquero, porque la verdad es que ese nene me da muchísima pena. Si sigue con la influencia del padre, va a estar perdido y no va a terminar bien.

Realmente, me encantaría hablarle y decirle que la manera de vivir es trabajando y esforzándose: que es así como se sale adelante. A lo largo de estos 20 años como peluquero, le di trabajo a muchas personas que necesitaban un ingreso y que jamás habían tocado una tijera. Pero los ayudé siempre.

Una vez, un animador de fiestas me pidió trabajo, así que lo hice venir todos los lunes y le enseñé el oficio. Pudo juntar el dinero que necesitaba y terminó trabajando muy bien. Y eso lo hice con muchas personas, porque me gusta que la gente aprenda y tenga un trabajo.

-¿Qué opina de la liberación de presos, para evitar el contagio del COVID-19 en la cárcel?

Me parece una locura, porque al final, somos nosotros los que estamos presos y no ellos. Estamos haciendo un sacrificio enorme y corremos riesgos todo el tiempo. Me va como me va, por querer tener siempre todo en regla y porque no me gusta deberle nada a nadie. Estoy fundido pero voy a pagar todo... Tuve que estar encerrado en mi casa... fundiéndome.

No le deseo la muerte a nadie y creo que se podrían haber liberado a esas personas por el tema de los contagios, pero deberían estar en sus casas y con mucha vigilancia. Si hay que cuidarlos del COVID-19, lo hacemos, pero con muchísima seguridad. No puede ser que salgan y cometan más delitos. Apoyo a la vida y los derechos humanos, pero esto me parece ridículo.

-¿Le da miedo un posible aumento de casos y que la cuarentena vuelva a ser más estricta?

Sí. Solo llevaba dos días trabajando, empecé a escuchar sobre el aumento de los casos y me aterroricé. Me preocupé mucho, hasta que después dijeron que van a seguir avanzando con las reaperturas, pero que no van a retroceder.

Tengo la esperanza de que todo vaya bien. Ya no me entran más balas, ahora solo me queda ver cómo me voy a levantar de todo esto. Tengo fe que, de a poco, voy a poder salir adelante.

-¿Qué enseñanza le dejaron estos meses de inactividad en la peluquería y qué le diría a aquellos comerciantes que aún no pueden abrir?

Lo fundamental es que busquen otra actividad lucrativa: lo que sea, hacer barbijos, comida... no solo por el dinero, sino para tener la mente ocupada. Porque hay gente que puede tener un resto de dinero y ahorros, pero cuando estás atado de pies y manos, la cabeza es terrible. Me ayudó poder entender que la cuarentena era un problema que yo no podía resolver y, si no buscaba otra salida, lo único que iba a conseguir era estar peor.

Hay que buscar algo para hacer, sea o no lucrativo, para tener la cabeza trabajando en algo. Hay que tener esperanza, porque todos tenemos un segundo oficio en el corazón o alguna pasión guardada.

Por ejemplo, a mí me gustaba hacer sushi pero lo tenía archivado, porque ya estaba con los dos locales de peluquería. Con esto, se me abrieron las puertas que se me cerraron con los locales durante la cuarentena, y me terminó haciendo muy bien.

No solo pude comer gracias a esa nueva actividad, sino que estuve ocupado y encontré mucha contención en mi mujer. Yo cocinaba, ella armaba los pedidos, yo los repartía... Gracias a esa idea del sushi pudimos salir adelante hasta que, finalmente, pude reabrir las dos peluquerías.