El conmovedor mensaje de una pediatra argentina que siempre se dedicó a los demás en misiones humanitarias y ahora se contagió de coronavirus

“Tengo que aprender que yo también soy vulnerable”, expresó Magdalena Goyheneix, quien durante varios años llevó a cabo trabajos de campo en África y Asia, como miembro de Médicos sin Fronteras. "Somos todos seres humanos, igual de vulnerables y de finitos que cualquier otro”, agregó, mientras trata de recuperarse al cuidado de un amigo en algún rincón del mundo

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Magdalena Goyheneix es una pediatra argentina, recibida con Diploma de Honor en la UBA. También es una de esas personas que dedica su vida a los demás. Su trabajo de terreno en varias misiones en el continente africano, como miembro de Médicos sin Fronteras, y su voluntariado en Calcuta, India, así lo evidencian. Sin embargo, el destino le cambió los planes y ahora es ella quien está al cuidado de otro, debido a que se contagió de coronavirus. “Hoy soy yo misma la que tiene que aprender que también yo soy vulnerable y una más de lo que pasa en el Mundo, que nos toca a todos”, expresó Male, como la conocen todos, en una serie de publicaciones que difundió un grupo de ex alumnas de su colegio.

“Las dos últimas semanas, tuve el privilegio de estar trabajando para Fundación ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) Argentina. Estuvimos en Grecia y en Jordania, documentando las vivencias de varias personas y familias refugiadas, provenientes de Siria, Irak, Sudán del Sur, Afganistán y otros tantos rincones del planeta, y visitando varios proyectos de ACNUR que buscan dar protección y asistencia a cada una de esas personas, tan valiosas y a la vez vulnerables. Como yo… Como vos”, comenzó el relato.

Cada día fue especial, cada relato fue único. Desde Alí, que nos contaba con tan solo 16 años lo duro que fue haber tenido que llegar solo a Europa para salvar su vida y poder, tal vez, desde ese nuevo y extraño lugar para él ayudar al resto de su familia que quedo atrás. Hasta Mohamed, que nos compartió cómo, a pesar de haberlo perdido todo en Afganistán y estar a cargo de su familia en un lugar donde apenas está empezando a manejar el idioma, sueña con volver a trabajar y tener un emprendimiento agroecológico para poder seguir adelante con su vida y espera que le concedan el estatus de refugiado”, continuó contando sus vivencias.

Y sí, como cada uno de sus viajes, él último también estuvo plagado de experiencias, de encuentros, de indignación y de alegría. De dar y recibir. “No hubo una sola madre que al preguntarle cuál era su deseo no nos contestase que era un futuro mejor para sus hijos, educación, oportunidades, que puedan salir adelante por ellos mismos y ser felices, sin tener que estar restringidos por la guerra, la discriminación, la violencia o el sin sentido de una humanidad que mata. Aprendí que ellos se vieron obligados a dejarlo todo atrás… Menos sus sueños y esperanzas”, confió Male, que hace unos años protagonizó una charla Ted para compartir algo de lo mucho que le tocó vivir.

“Particularmente me tocó de cerca el relato de Zahra. Ella dijo ‘nunca pensé que esto iba a pasarnos a nosotros’”. Se refería al inicio de la guerra en el norte de Siria, el sitio que tuvieron que abandonar entre bombas y estruendos en busca de un refugio más seguro. No obstante, hoy el mundo afronta una guerra contra un enemigo invisible, como dijeron muchos para graficar el avance del coronavirus. Y nadie está afuera de esa lucha.

Durante muchos años, Male llevó a cabo trabajos de terreno en distinas misiones de Médicos sin Fronteras, especialmente en África.
Durante muchos años, Male llevó a cabo trabajos de terreno en distinas misiones de Médicos sin Fronteras, especialmente en África.

“Tuvimos que dejar Jordania antes de tiempo, porque hoy la humanidad entera está viviendo lo que tal vez pensamos que nunca nos iba a suceder. Quizás por un instinto de supervivencia, podemos pensar a veces que los problemas más importantes del mundo son ajenos a nosotros, que lo que pasa en otro punto del planeta no tiene nada que ver conmigo y que mientras yo y los míos estemos bien eso es suficiente para no hacernos cargo de nada de lo que a mí no me toque”, señaló Male, llena de sensatez.

“Pero esta nueva epidemia de Covid-19 cruzó todas las fronteras, especialmente la de la indiferencia. Nos toca a todos y nos muestra que abajo de esa piel, sea del color que sea, debajo de esa vestimenta, sea lo que sea que portemos, hablemos el idioma que hablemos y creamos lo que creamos, somos todos seres humanos. Igual de vulnerables e igual de finitos que cualquier otro”, remarcó.

Hoy escribo esto siendo yo misma la que tiene que aprender que también soy vulnerable y una más de lo que pasa en el mundo. Agradecida ante todo, que cursando la infección por el SARS Covid-19 y viéndome impedida de regresar a mi país, varada en este rincón del mundo, mi amigo del alma me recibió en su casa, a pesar del riesgo de que lo contagie", dijo la pediatra, blanqueando su contagio y agradeciendo el hecho de ser cuidada, aunque no especificó el nombre del amigo ni en qué ciudad se encuentra.

“A pesar de no contar con todas las facilidades y servicios y a pesar de que la lógica del ‘sálvese quien pueda’ hubiera sido mandarme a un hotel sola, para así él no correr ningún riesgo. Todo lo contrario. Cuando le conté la situación, me esperó en su casa con dos ramos de flores, me preparó un lugar en su living y desde que llegué no paro de comer cosas ricas (porque además de ser el mejor médico del mundo que conozco es un gran chef)”, agregó Goyheneix.

Y luego sí, regaló su mensaje más potente: "La mejor medicina… el Amor Sin Fronteras. La vida es bella por donde se la mire, pero a veces mareados y aturdidos por tantas cosas superficiales, nos perdemos de disfrutar y valorar lo esencial... Ya no hay más tiempo que perder, a vivir como nos merecemos todos los seres humanos, nos toque lo que nos toque, plenamente. Y en cada pequeño gran segundo, que viva la vida”.

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