Es argentino, emigró a China para abrir una heladería artesanal, y hoy su vida quedó "en pausa” por el coronavirus

Joaquín Beserra (30) llegó a Shanghai en 2018 con el sueño de inaugurar su empredimiento de helados, para lo que recibió un aporte de unos 6 millones de dólares de inversores locales. La epidemia que paralizó China no lo detiene. Y espera cumplir su meta de empezar con “Cucurucho” -tal el nombre que tendrá su local- antes que termine el 2020.

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Joaquín Beserra, el sueño de la heladería en China.
Joaquín Beserra, el sueño de la heladería en China.

Shanghai es la ciudad más poblada de China: tiene 24 millones de habitantes. Hoy la escena es otra. En la megalópolis no se registra casi movimiento por sus calles. Primero por el Año Nuevo Chino -que se celebra entre 25 de enero y primeros días de febrero- y después por el avance acelerado del misterioso Coronavirus, que ya cobró más de 500 vidas e infectó a por lo menos a 28 mil.

Joaquín Beserra (“así, con 's'”, pide), porteño, se mudó allí en el 2018. Y le cuenta a Infobae, con estupor, una situación que jamás imaginó: “Extendieron las vacaciones hasta el 10 de febrero. Es habitual que para el festejo del Año Nuevo los chinos paren de trabajar por unos días, pero nunca de esta manera. Es impactante ver la ciudad así, paralizada. No hay gente en las calles, en los subtes, la mayoría de los locales están cerrados, el turismo es nulo. El gobierno alienta a la gente que se quede en sus casas. Imaginate esta postal: el Starbucks más importante del mundo, que está situado en la zona más transitada del país, hoy está vacío”.

Una mujer con barbijo camina en soledad por Shanghai.
Una mujer con barbijo camina en soledad por Shanghai.

Los controles sanitarios son constantes, se toma la temperatura en las calles. El uso de las mascarillas ante un posible contagio es obligatorio. “Hay una gran desesperación de los residentes por conseguir barbijos. En muchos lugares ya no hay, y cuando los reponen desaparecen a los pocos minutos”.

-¿Cambiaste tu rutina de manera preventiva?

-Desde hace algunas semanas que no tengo rutina. Esta todo cerrado. Lo que hago, lo hago desde la computadora. No mucho más.

El brote del Coronavirus, además, no sólo es una problemática sanitaria sino también afecta a los mercados locales e internacionales. “Dos tercios de la producción china impactan en la economía global. Aquí ya inyectaron 175.000 millones de dólares para activar el sistema financiero. China tiene que volver andar pronto”.

El centro financiero de Shanghai, un desierto. REUTERS/Aly Song/File Photo
El centro financiero de Shanghai, un desierto. REUTERS/Aly Song/File Photo

Beserra, que está instalado en Shanghai desde hace un año y medio, divide su tiempo entre su cargo como como manager de ventas de Pacific Prime, un broker de seguros médicos, y el emprendimiento personal al que, pese al parate momentáneo, aún le pone todas sus fichas: “Dejé mi familia, amigos y renuncié a mi trabajo con una meta clara, abrir la primera heladería artesanal argentina en China”.

Joaquín siempre tuvo un pie en Palermo, lugar donde se crió, y otro en el gigante asiático. Además de economista “autodidacta”, estudió para ser intérprete de chino. “Mi padre es médico nuclear, mi madre ama de casa. Mi interés por la cultura oriental se fue dando. Primero el acercamiento al idioma, después tuve una estadía de un año en Pekín, a los 19. Distintas decisiones me motivaron a investigar el mercado asiático”.

Tras ese primer paso, regresó. "Volví a los 24 después de haberme ganado un beca otorgada por el gobierno local, y en ese breve período vi los avances, el potencial de su economía. Siempre supe que China es el futuro. Muchos hablan del american dream (el sueño americano), para mí es el China dream... es el trampolín al mundo”.

Convencido de que en el país asiático encontraría su camino laboral, se animó a dar el gran salto. Pero nada es sencillo. Joaquín debió dejar atrás a los afectos: “Estoy más solo que un hongo en Shanghai. La ciudad es bastante más amigable que Pekín, pero no es fácil vivir acá . Extraño un montón, soy muy amiguero, pero cuando uno está determinado en llegar a una meta, vale el sacrificio".

Joaquin viajó por primera vez a China a los 19, después volvió a los 24 tras ganar una beca para estudiar y finalmente emigró a sus 28 con un proyecto personal de ADN argentino
Joaquin viajó por primera vez a China a los 19, después volvió a los 24 tras ganar una beca para estudiar y finalmente emigró a sus 28 con un proyecto personal de ADN argentino

Con respecto a su propuesta culinaria, dice que a pesar de una fuerte cultura donde mandan los sabores locales, la ciudad tiene una incipiente influencia occidental. Pero, en esa baraja de opciones, no había ninguna heladería argentina. “Al mudarme, me daban ganas de tomar helado, y no encontré. Además de la necesidad personal, somos reconocidos mundialmente por nuestra tradición heladera”.

A su vez, el consumo de ese postre se duplicó en los últimos diez años. “Es un mercado en plena expansión: de 2015 a 2017 se registró un crecimiento del 400%. anual. No me podía quedar afuera”, cuenta Beserra, que para montar su negocio necesitó el apoyo de inversores locales, que aportaron alrededor de seis millones de dólares.

Un hombre con barbijo en la soledad del distrito financiero de Shanghai. REUTERS/Aly Song/File Photo
Un hombre con barbijo en la soledad del distrito financiero de Shanghai. REUTERS/Aly Song/File Photo

Su emprendimiento tendrá un nombre bien criollo: “Cucurucho”. La traducción al chino es complicada: se dice, afirma, kukurutisntong. “La costumbre de servirlo en forma cónica, es bien de la Argentina. Me parece que ese va ser el toque distintivo de nuestra marca”. En cuánto al precio, costará entre cinco y seis dólares. “No es tan caro como el helado alemán Haagen Daz que ronda los siete dólares, pero será un producto considerado premium”.

Otro valor agregado de “Cucurucho” es que sus productos serán exclusivamente veganos. Es decir, no usarán leche animal para su elaboración. Adaptados al paladar local también ofrecerá un abanico de exquisiteces: alfajores helados, chupetines, paletas, los populares toppings y el infaltable toque criollo: dulce de leche.

Por ahora, y siempre dependiendo del final de la epidemia de coronavirus, la inauguración está prevista antes que termine el 2020. El sueño de Joaquín es convertir a su heladería en una cadena internacional.

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