"Putito, marica, vení a pelear": una patota de 7 varones atacó a un joven gay en una esquina de Palermo

Ocurrió en la intersección de Córdoba y Mario Bravo, una zona en la que ya hubo otros ataques homofóbicos. Infobae dialogó con la víctima

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Reyvis fue golpeado en un ojo
Reyvis fue golpeado en un ojo

El sábado pasado, hacia las cuatro de la madrugada, Reyvis Henrríquez Tovar (25), nacido en Venezuela, caminaba de la mano de Luis, su pareja, por la avenida Córdoba, en el barrio porteño de Palermo. De un momento a otro, el joven comenzó a notar algo extraño. Un grupo de al menos siete varones, todos encapuchados, comenzó a perseguirlos sin motivo alguno y a lo largo de varias cuadras. El miedo y la tensión fueron creciendo hasta que a la altura de la calle Mario Bravo, Reyvis le dijo a su novio que cambiaran de vereda. En el fondo sabía que corrían riesgo y quería evitar cualquier problema. Lamentablemente no estaba equivocado.

Cuando estaban por cruzar la avenida, el semáforo en rojo les impidió avanzar. Una casualidad que terminaría por sentenciar su suerte: apenas se detuvieron en la esquina y sin mediar ningún tipo de palabra, uno de los integrantes de la patota que los acechaba le pegó a Reyvis una violenta patada en el ojo derecho que lo dejó aturdido. Por muy poco no cayó en el piso.

Luis, también venezolano, apenas atinó a tirar del brazo de su novio, sostenerlo y obligarlo a que huyeran. A toda velocidad, la pareja salió corriendo por Córdoba en sentido al centro, mientras los agresores se reían y los insultaban simplemente por ser homosexuales.

Así le quedó el ojo derecho
Así le quedó el ojo derecho

"Yo sabía que algo andaba mal cuando empezaron a seguirnos. No tenían mal aspecto pero estaban todos con capuchas e iban en fila. Yo le dije a Luis que no me gustaba lo que estaba pasando y le dije que cruzáramos. Cuando paramos en la esquina por el semáforo, apenas me di vuelta recibí una patada en todo el ojo. Mi pareja me agarró y nos fuimos corriendo", relató Reyvis en diálogo con Infobae.

De fondo, apenas escuchaban las carcajadas y las amenazas. "Después de que me pegaron, comenzaron a reírse. Nos insultaban. Me decían 'putito, marica, vení a pelear'. Menos mal nos fuimos de ahí porque quién sabe lo que hubiese pasado. Nos persiguieron y querían seguir agrediéndonos", recordó el venezolano.

Dos cuadras después, la violenta patota desistió de seguirlos y Reyvis y Luis pudieron perderlos de vista. Asustados, llamaron a una amiga que vive en la zona y pasaron la noche allí. De ninguna manera iban a pasar por el mismo lugar. La posibilidad de encontrarlos de vuelta los llenó de angustia. En la esquina había poca gente pero los que vieron el ataque no intervinieron. Apenas algunos autos tocaron bocina, pero no mucho más. La agresión ocurrió en un lapso de menos de un minuto.

Reyvis y Luis
Reyvis y Luis

"No tenían más de 20 años. Eran prácticamente adolescentes que claramente nos atacaron por odio. No se veía que fueran personas en situación de calle, aunque estaban completamente sacados. Eran jóvenes que salieron de sus casas a hacer eso. Incluso no descartamos que sean de la zona y nadie quiso meterse. Como si a nadie le hubiese importado", agregó la víctima.

Ya un poco más tranquilo, pero todavía con mucho dolor, Henrríquez se acercó la tarde de ese día hasta la comisaría vecinal 2B e hizo la denuncia. "Cuando les dije que no podía identificarlos sentí que no me dieron bola. Igual decidí recurrir a la policía porque esto no puede quedar así. Además pedí el video de las cámaras de seguridad para que se pueda hacer algo, pero me dijeron que eso lo tengo que pedir en la fiscalía", aclaró.

Reyvis Henrríquez
Reyvis Henrríquez

En la causa, caratulada como "Lesiones graves",  intervino el fiscal Paulo Gaspani, titular de la Fiscalía Penal Contravencional y de Faltas 14 de la Capital Federal. "Nos dijeron que en estos días podrían facilitarnos los videos. Vamos a estar pendientes para poder identificarlos", dijo la víctima.

Reyvis llegó a la Argentina hace más de tres años. Se vio obligado, como miles de personas, a dejar Venezuela por la crisis económica que atraviesa ese país. Es estudiante de la carrera de Comercio Internacional y trabaja seis horas por día como operador en un call center. "Después de la patada me quedó una zumbido en el oído. Tuve que ausentarme por dos días. Por fortuna sólo me quedó el hematoma alrededor del ojo, pero pudo haber sido peor", remarcó el joven de 25 años.

El ataque se produjo el sábado a la madrugada
El ataque se produjo el sábado a la madrugada

Algo que resaltó Henrríquez es que es la primera vez que sufre una agresión física y tan violenta por el solo hecho de ser gay, aunque aclaró estar acostumbrado a recibir otro tipo de insultos. "Fue un ataque homofóbico y no les importaba nada. Yo nunca fui de los que se ocultan. De hecho, uso un aro e iba de la mano con mi pareja. Siempre sufrí agresiones verbales e insultos, pero no algo así", sentenció el joven.

No es la primera vez que en esa zona se registra un episodio de este tipo. En un local de comidas rápidas de Córdoba y Bulnes, a sólo dos cuadras, un rugbier gay fue violentamente golpeado por otra patota. Le destrozaron la cara y tuvo que ser hospitalizado. En el medio, frases homofóbicas y una consigna de odio contra la comunidad LGBTI que se repite. "Te vamos a matar por puto", fue la frase que le dijeron a la víctima.

En ese caso se hizo algo de justicia. El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 16 condenó a tres años de prisión en suspenso a los siete jóvenes que lo atacaron. Reyvis espera por su parte que, en su caso, la ley se aplique. Por el momento, ninguno de sus agresores fue identificado.

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