Uno de los mejores tenores del mundo es fanático de Charly García

Juan Diego Florez, la super estrella peruana de la lírica, viene a ofrecer un concierto en el Teatro Colón

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Juan Diego entra al Salón Dorado del Teatro Colón y canta.  Recuerda su Perú natal, las canciones de Chabuca Granda y canta.  Piensa en todo lo recorrido desde que ingresó al Conservatorio de Lima hasta ser una primera estrella del Metropolitan Opera house, en la Scala de Milán y canta.

No responde al chiché de los grandes artistas de la lírica mundial. Salvo la condición de ser uno de ellos. Juan Diego Florez es afable, cálido, cercano. Es uno de los mejores tenores del mundo, con una agenda cubierta para los próximos años a través de presentaciones en todos los grandes teatros del globo -ahora o espera la Opera de Nueva York en donde interpretará por primera vez  al héroe Alfredo de La Traviata. Vino a dar un concierto en el Colón que, dicen los entendidos, será el evento lírico del año.

"El otro día estuve escuchando los Beatles, los Rolling Stones, Queen, me gusta mucho el rock clásico, Sui Generis me encanta, León Gieco ¿no? Charly García", le dice a Infobae cuando le preguntamos sobre sus gustos musicales y su vínculo con las nuevas tecnologías. "No soy tan bueno para eso. Spotify, sí, eh", agrega.

Impulsa junto con Telefónica el proyecto "Sinfónica digital" que se inició en Perú pero ya se ha extendido a otros país ayudando a 8.000 niños a salir de la exclusión social, de las drogas, la prostitución  a través de la enseñanza coral y de dirección de orquesta.

De este tema, de su pasión por Alfredo Kraus y Luciano Pavarotti, de su admiración por María Callas y de su mirada de Latinoamérica conversamos con el gran Juan Diego Florez. Aquí, la nota:

— ¿Sensación entrando otra vez al Colón?

— Una linda sensación porque yo estuve aquí hace 13 años, hice dos conciertos. Y regresar a este templo de la ópera es siempre una gran emoción. Y ya tuve mi primera experiencia, mi primer sabor del Colón porque ayer hice una master class con cuatro chicos del instituto de aquí y fue muy bonita experiencia estar con los jóvenes también y darles una mano ¿no?

— ¿Qué es enseñar, en esto de las master class, qué significa enseñar, cómo se transmite lo que uno ha aprendido?

— Bueno, en una master class es difícil porque es poco tiempo y hay que ayudar, hay que ver un resultado inmediato. Y ese es un poco el desafío del que da la master class de poder hacer que el público también se dé cuenta que el cantante la segunda vez que lo ha hecho, porque tú le has aconsejado algo, lo ha hecho mejor y la gente haga ah, es verdad.

— Era mejor.

— Exacto. Entonces esa es la… La master class también es un espectáculo ¿no? Y tiene que ser divertida, tiene que ser entretenida, tiene que haber resultados, el público tiene que participar de este espectáculo también.

— Hoy la ópera, bueno, en el caso suyo que ha popularizado, que ha hecho que muchísimos escenarios accedieran a la ópera, hoy en qué estado está la opera. Algunos creyeron que era la crisis, siempre se habló de la crisis de la ópera, de la crisis, sin embargo sobrevive y demás.

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— Sin embargo sigue. Yo creo que va a seguir siempre. El único reto que tenemos ahora es que las generaciones, digamos, más avanzadas, se puede decir las personas con más edad ahora ya no van a la ópera o la ven en su casa, tienen muchas facilidades para ver desde su casa. Yo cuando hago un concierto veo muchas cabecitas blancas ¿no? Y yo sé, y muchísimas, un gran porcentaje, yo sé que esas cabecitas blancas dentro de poco ya no van a ir a la ópera porque estarán cansadas, porque la verán en su casa, porque ya…

— Porque pasó el tiempo.

— Porque es difícil. Entonces quién va a suplir ese porcentaje, digamos, de 70% de cabecitas blancas en esos conciertos ¿no? ¿Habrá la cantidad de gente joven o de mediana edad digamos para suplir esa cantidad de gente? No lo sé.

— Cómo se lleva con las nuevas tecnologías.

— Yo bien. A ver, tengo que reconocer que no soy especialista de todo esto, pero me defiendo, me defiendo.

— Pero digo, Spotify por ejemplo sí o no.

— Ah, Spotify sí.

— Spotify sí.

— Estoy metidísimo ahí, escucho de todo.

— Daría un año de mi vida por saber qué listas tiene.

— A ver, yo escucho sobre todo en el carro, cuando llevo a mi hijo al colegio, cuando lo recojo. Ópera es lo que menos escucho, ópera escucho para… Por ejemplo ahora estoy pensando en hacer un disco de Verdi entonces estoy escuchando arias de Verdi. Entonces es más una cuestión de estudio ¿no? Pero por ejemplo yo pongo, hace poco estuve escuchando Benny Moré, Benny Moré es un cantante cubano que tiene una voz como tenoril ¿no? Entonces sus guarachas y sus sones ¿no? El otro día estuve escuchando los Beatles, los Rolling Stones, Queen, me gusta mucho el rock clásico, Sui Generis me encanta, León Gieco ¿no? Charly García. Hablando de música argentina por ejemplo.

— Claro. ¿Lo ha podido cruzar alguna vez, ha charlado con Charly García?

— No, me encantaría.

— Me encantaría, me encantaría verlos juntos. Pensaba cuando decía Benny Moré en sus orígenes en la música popular, en Chabuca Granda. Cómo recuerda aquello.

— Bueno, yo empecé con la música, bueno, mi padre cantaba música criolla y era un intérprete ideal de las canciones de Chabuca Granda. Las canciones de Chabuca Granda son dificilísimas de cantar, tienen una extensión increíble. Chabuca Granda tenía un registro de tenor realmente.

— Claro.

— Ella decía que su voz era de un San Bernardo con swing. A ver, pero ella decía las canciones, pero como tenía esa voz baja, como de hombre, llegaba muy alto sin saberlo, sin darse cuenta. Entonces ella componía y la extensión vocal, porque llegaba muy bajo también, era considerable. Entonces las canciones de Chabuca son difíciles porque tienen una extensión considerable. Entonces me queda muy bien. Y de hecho a veces me preguntan en qué tono la cantas, en el de Chabuca (risas), es el mismo tono mi tono.

— Claro, no hay que hacer demasiado arreglo.

— Porque es de tenor, es un tono de tenor. Y entonces yo crecí con esas canciones, con mi papá que las cantaba con la guitarra en casa, que lo acompañaba en sus presentaciones. Y también aprendí esas canciones, también la música latinoamericana se cantaba en casa. Pero sobre todo la música peruana, las marineras, los festejos. Crecí yendo a esos espectáculos de Perú negro ¿no? Entonces absorbí todo eso. También tocaba la guitarra y componía, entonces componía mis baladas, cantaba la nueva trova, me presentaba a los 15, a los 16 años en piano bares, vendía yo mis entradas. Esa era mi vida, la música clásica no estaba presente.

— Y cuándo es el click, cuándo aparece esa música clásica para pensarla como forma de vida.

— Bueno, fue cuando entré al conservatorio, un poquito antes del conservatorio en el último año del colegio el profesor de música que llegó al colegio nos hacía cantar zarzuelas y yo imitaba el canto que él me mostraba. (Canta) Y yo cantaba así, por imitación. Entonces yo pensé que esa era la manera de aprender a cantar mejor pop y tomé lecciones con él. No pudiéndole pagar las lecciones privadas me dijo por qué no vas al conservatorio, es gratis. Y yo click, ¿es gratis? Sí, el conservatorio es gratis. Entonces yo me aprendí un par de arias clásicas, Rigoletto, una de Rigoletto, otra el ave maría de Schubert, ingresé y empecé a estudiar canto y a descubrir la música clásica, no solamente la ópera sino la música coral porque entré al Coro Nacional. Y ese mundo me conquistó y decidí que me quería dedicar a eso, que me iba a dedicar a eso. Y así fue.

— ¿Hubo que audicionar con esas dos arias, con el ave maría y con el Rigoletto?

— Exacto, exacto.

— Y me imagino la sorpresa del que tomó la audición.

— Yo no creo que se haya sorprendido mucho. Para mí que no había tantos buenos participantes (risas), personas que estaban audicionando. Entré, todavía no sabía cantar lírico ¿no? Lo que sí tenía los agudos de naturaleza. Y la coloratura. Después de un tiempo me di cuenta que podía cantar con coloratura fácil. Coloratura es por ejemplo (canta). Esto que está en Rossini por todos lados. Y por eso, por esa naturalidad en cantar esto, la coloratura, me convertí después en un cantante rossiniano, porque Rossini está lleno de estos y de agudos también.

— Mi padre, que era amante de la ópera, alguna vez hablando de usted dijo: "Canta todas las notas", y me pareció una descripción hermosa, porque no deja que ninguna nota se pierda por ahí.

— Se resbale.

— Claro, que se resbale. Y me pareció la descripción, me dijo: "Ojo, canta todas las notas", y ese me parece un elogio muy bonito para hacer.

— Sí, cuando hay muchas notas y las cantas todas es bonito. Yo cuando doy master class y, típico, el barítono que canta Fígaro (Canta), normalmente es (Canta). O sea muchas notas quedan.

— Claro, pasemos rápido.

— Entonces sí, es verdad, en Rossini hay que cantar todas las notas.

— ¿Cómo se lleva con esta discusión de la canción clásica y la popular, viniendo desde lo popular y pudiendo haber hecho todo? ¿Hay antinomia? ¿El cantante verdaderamente lírico es el que solo hace ópera o no?

— Muchos sí, la mayoría sí. Pero yo creo que en nuestros países latinos, llámese Perú, la Argentina, Italia, España, la tradición es muy mezclada ¿no? Yo creo que ahora hay mucha más rigidez de la que había en los años 30, 40, 50. La música popular y la música lírica eran prácticamente una, de hecho el otro día estaba escuchando tangos cantados por Tito Schipa ¿no? (Canta). Era muy normal cantar música popular y cantar ópera, el cantante de ópera cantaba las dos cosas, Caruso el famoso concierto en la plaza de toros de México donde él cantaba música popular también ¿no? Y los cantantes de la época, llámese Libertad Lamarque, Carlos Gardel, usaban una técnica educada de impostación vocal lírica.

— Sí claro.

— Entonces los dos géneros musicales estaban unidos. Y de hecho si nos remontamos a la época de Verdi, y mucho antes también, la ópera nacía de la música popular, las melodías salían de la música popular, La donna e mobile nace de una música popular, de una canción popular.

— Claramente. Hablemos un poco de los referentes suyos, de los próceres como decimos en Latinoamérica, de los padres fundadores. Para usted quiénes son los padres fundadores del canto lírico.

— Los que a mí más me influenciaron fueron Kraus y Pavarotti. Esas voces brillantes, comunicativas, sobre todo la de Pavarotti. A mí cuando era estudiante del conservatorio me fulminaron ¿no? Y yo me imaginaba escuchando los casetes de ser yo quien tenía esa voz y me imaginaba en La Scala cantando. Hacía la mímica. Incluso cuando esperaba el colectivo, el micro, yo iba con los audífonos, con los headphones, y yo era Pavarotti o era Kraus. Y luego, yo estudié tres años en el conservatorio en Perú y luego fui a Filadelfia tres años más, y yo tenía una audición que me había concertado otro tenor peruano, Ernesto Palacios, en Nueva York con Kraus. Y yo ya estaba listo para salir, ya tenía mi ticket de tren para ir de Filadelfia a Nueva York y se enferma Kraus y no lo pude conocer. Conocí a Pavarotti pero no a Kraus.

— Es un dignísimo heredero de Kraus en el color de su voz, uno lo escucha a usted y siente que hay algo que tiene que ver con Alfredo Kraus. ¿Comparte con Zeffirelli que desde el lado de las sopranos la lírica se divide en antes y después de Callas? Él dice que es "AC y DC, antes y después de Callas".

— No lo he pensado pero comparto, porque Callas trajo algo al canto que era en esa época algo novedoso que era cantar con el alma, cantar con el corazón en la mano. No importaba mucho la voz, que era bonita, pero no importaba en ciertos momentos olvidarse de la voz y usar la voz al servicio del drama ¿no? Y eso es algo que nos ha enseñado, nos ha enseñado a todos.

— No era la belleza de voz de Tebaldi pero era un alma irrepetible.

— Era un alma irrepetible que daba todo en el escenario. Yo creo que al final nosotros somos artistas que cuentan historias, y a veces nos olvidamos porque somos cantantes de ópera y vivimos del cliché también, cuando estamos en el escenario pues nos ponemos muy duros ¿no? Muy, cómo se puede decir.

— Muy almidonados.

— Sí, muy almidonados, gesticulamos de una cierta manera. Cómo se puede decir, interpretamos el rol de cantantes de ópera.

— Claro.

— Y yo creo que ahora hay muchos cantantes que están rompiendo ese cliché.

— Totalmente. Cuéntenos qué va a escuchar la gente aquí en el Colón en horas.

— Bueno, voy a empezar con Mozart, después paso por Donizetti, termino con Verdi la primera parte. En la segunda parte empiezo con arias, todas son arias, empiezo con arias francesas románticas, uno me parece que está en E, y termino con Puccini. Y después bises, porque hace poco, hace cuatro días o tres días ha salido mi nuevo disco Bésame mucho y entonces también esta visita a la Argentina sirve para promocionar ese disco.

— Claro.

— Y entonces los bises sacaré la guitarra, que ya es una tradición, y cantaré algunos temas del disco.

— Que lindo. Y aparte está en un proyecto en asociación con Telefónica que es "Sinfonía digital" que me gustaría que nos contara.

— Sí. "Sinfonía digital" es una parte de Sinfonía por Perú. Sinfonía por Perú es la fundación que llevo a cabo en Perú hace 7 años. Son cerca de 8.000 niños pobres que se dedican a la música, más concretamente la práctica orquestal y coral ¿no? Y haciendo eso, haciendo música, pues se alejan de todo lo que es la droga, la prostitución, el crimen, el trabajo infantil, la violencia. Y ha dado grandísimos resultados. Y bueno, "Sinfonía digital" usa la tecnología para éste fin, para que aprendan música, para reforzar el aprendizaje de la música mediante clases maestras incluso con Europa ¿no? Por la tecnología de internet. Y también la comunicación con los diferentes núcleos que son los centros de Sinfonía por Perú. El aprendizaje por medio de tablets, por medio de aplicaciones que hemos creado junto a Telefónica para que los niños aprendan. Lo gracioso es que han hecho, o sea todas las aplicaciones las narra un muñequito que soy yo, o sea me han hecho una caricatura…

— ¿Y se gusta?

— Eh, sí, sí, ya me cae simpático, ya me caigo simpático. Entonces yo presento y voy conduciendo la clase en la misma aplicación. Es muy interesante.

— Que bueno, que bueno. Qué se siente cuando en el tercer acto llega Alfredo a verla a Violeta ya sabiendo que es el final, después de que ella leyó esa carta que le ha mandado. ¿Qué se siente hacer eso cada vez en un teatro aquí, en La Scala, en el MET, a donde sea?

— Bueno, fijate que Alfredo es un rol que podría haber hecho antes pero nunca lo he hecho y estoy por hacerlo en el MET.

— Lo vi, lo vi en el programa.

— Y bueno, qué se siente, son emociones muy grandes ¿no? La ópera comienza como una exhibición vocal, con los barrocos y después viene Rossini, también Mozart, y comienza a ser más teatro puro con Donizetti, Verdi, Puccini, y ya Verdi es un teatro mucho más veraz y Traviata pues te coge, coge al público y coge al intérprete.

— Claro, obviamente. ¿Mira la política latinoamericana o no?

— Sí, leo los periódicos siempre digitalmente.

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— Qué momento cree que se está viviendo en Latinoamérica con tantos cambios

— Yo creo que en general un momento positivo ¿no? En mi país hay un rechazo a la corrupción y acabamos de aprobar toda una reforma grande para reformar el Poder Judicial que acaba de ser aprobada, y la aplaudo. Yo creo que ese asco a la corrupción ya está muy dentro de la gente y de algunos dirigentes también. Y ojalá pues que sigamos por ese rumbo, porque como sabemos hay altos y después bajos, después altos y bajos.

— Llega a la Argentina, tiene horas en la Argentina, y cómo la ve. Estamos en un momento, bueno, en la Argentina estamos siempre en un momento especial pero digo, es como una tradición, qué ve, qué percibe.

— Bueno, a mí me encanta estar aquí, la gente es muy simpática, eso se ve ¿no? Es un poco como estar en Italia, porque claro, hay muchos italianos, mucha descendencia de italianos, y esa simpatía se nota. Y cuando estoy aquí me divierto muchísimo, me divierto muchísimo, la gente es muy alegre, muy abierta. Y para nosotros cantantes de ópera tener un teatro como el Colón en una ciudad latinoamericana es un orgullo también porque nos sentimos parte de, somos parte de esta grande tierra que es Latinoamérica ¿no? Entonces no siendo argentino puedo presumir de tener un teatro como el teatro Colón.

— Está muy bien. Lo despido con esto: me imagino cantando, acompañando a su papá o viendo a su papá haciendo alguna marinera, alguna canción tradicional peruana y pensándose a usted dentro de un rato aquí en el Colón o en el MET haciendo Traviata. Qué ve éste hombre viendo al niño aquel.

— Yo creo que orgullo seguramente ¿no? Él nunca pensó, ni yo pensé, porque claro, él cantaba con una voz bonita, yo cuando tenía 15, 16 años, no tenía una voz bonita, era una voz, yo era más compositor, me gustaba hacer mis canciones y cantarlas. Y empecé después ya a los 16, 17 años imitándolo un poquito pero él no daba nada (risas). Y después cuando llegan las noticias "Debuta en La Scala" y todo eso yo creo que se sentía muy orgulloso.

— ¿Qué cantaba papá?

— Pues él cantaba "José Antonio" por ejemplo, era una de sus canciones. (Canta). O por ejemplo "La flor de la canela" era un hit.

— Claro, totalmente.

— Y después canciones bastante líricas como "El plebeyo", "El huerto de mi amada" de Felipe Pinglo. Muy comparable a los tangos ¿no? Desgarradores, pero en ritmo de vals.

La entrevista completa: