Tragedia del helicóptero en Nueva York: el arnés especial no estaba aprobado para ese tipo de vuelos

El informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, que investigaba las causas del accidente, también determinó que no hubo falla en el motor de la nave

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Denuncian que los mismos arneses se consiguen por USD 50 en cualquier comercio (Fotos: Reuters)
Denuncian que los mismos arneses se consiguen por USD 50 en cualquier comercio (Fotos: Reuters)

Los cinco pasajeros que murieron ahogados al desplomarse el helicóptero en el que viajaban sobre el East River de Nueva York, entre los que se encontraba la argentina Carla Vallejos, quedaron atrapados por el arnés especial que tenía la aeronave, pero que no contaba con la autorización de la Administración Federal de Aviación (FAA).

Un informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, que investigaba las causas del accidente ocurrido el lunes pasado, enviado a la FAA señala que los pasajeros usaban los cinturones de seguridad del helicóptero pero también unos arneses adicionales que los sujetaban a la nave y que les permitían moverse para tomar fotos con las puertas abiertas.

Los arneses de nylon no fueron instalados por el fabricante y estaban atados con cuerdas al helicóptero, señala el informe, que además recomienda prohibir los vuelos comerciales que usen arneses de los que no sea fácil liberarse en casos de urgencias.

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El momento en que el helicóptero toca el agua
El momento en que el helicóptero toca el agua
 

Asimismo, el informe destaca que a pesar de haberles ofrecido un breve instructivo para remover el arnés usando un instrumento de corte, ninguno pudo escapar mientras el helicóptero se hundía.

Trevor Cardigan y Brian McDaniels, de 26 años, Daniel Thompson, de 34 años, Tristan Hill y la argentina Carla Vallejos, de 28, realizaban un vuelo de 30 minutos el pasado 11 de marzo para tomar fotos de Nueva York con las puertas abiertas del helicóptero cuando ocurrió el accidente.

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Los cinco usaban los arneses especiales, lo que se convirtió en una trampa mortal ya que, según el médico forense, murieron ahogados, y debido a las puertas abiertas la aeronave se llenó de agua rápidamente.

El piloto Richard Vance, de 33 años, y que solo usaba el cinturón de seguridad del fabricante, fue el único sobreviviente del siniestro y logró liberarse mientras el aparato se hundía en las aguas del East River.

Tras el accidente, los reguladores federales ordenaron una suspensión inmediata de todos los vuelos de helicópteros que conectan pasajeros a la cabina con este tipo de arnés.

La investigación oficial sobre los motivos del accidente continúa y los estudios preliminares indican que el motor no presentaba fallas antes de precipitarse al río.