Todo lo que buscamos está en nuestro interior

Compartir
Compartir articulo

Gracias por estar siempre allí con tanta luz, con tanto amor. No hay que ser mezquino con el amor, cuanto más se ama, más amor vuelve multiplicado en nuestra propia vida. Debemos estar siempre con el corazón creciendo en gratitud. Cuando descubrimos que no había que buscar nada afuera de uno mismo, nos damos cuenta que todos los lugares donde queríamos llegar siempre estuvieron dentro nuestro.

Me gusta el ejemplo de Ganesha, el Dios de la india con cabeza de elefante. El padre y la madre lo reúnen a Él y a su hermano y le dicen: el que primero dé la vuelta al mundo, ese es el más sabio. Entonces el hermano sale corriendo para llegar primero y Ganesha da vueltas sobre sí mismo y dice: ya llegué. Los padres lo felicitan y premian. Aquel que se descubre a sí mismo ya recorrió el universo.

Pero seguimos queriendo lograr cosas afuera en lugar de vivir lo que ya tenemos, lo que ya somos, vivir ese estado de luz genuino que es lo que somos de verdad. ¿Por qué no nos atrevemos a brillar con todo nuestro potencial?

Porque todavía nos identificamos tanto con el personaje que creemos que interpretamos, que nos creemos que ese personaje es real, y nos obnubila, nos saca la visión de toda la grandeza que siempre hay en nosotros más allá de los roles en que actuamos en nuestro paso por el planeta a diario.

Una frase divina de Sai Baba dice: -"Cada vez que odies a alguien ahí afuera, ese es el espejo de lo que odias en vos, pero como no logras tener la grandeza, el coraje, ser heroico, tener la humildad de decir: -"tengo esos residuos que tengo que trabajar", en el otro detestamos las cualidades que no podemos terminar de ver en nosotros mismo. Cada vez que amamos a otro, esa es la belleza de nuestro interior, pero cada vez que pedimos que otro nos ame es porque no nos estamos amando con la intensidad, con la grandeza, con la confianza, con la calma, de lo que somos capaces.

Nacimos para ser felices, el problema es que nunca se nos dijo eso y estamos llevando vidas bastante limitadas creyendo que éramos lo que el mundo nos decía, y ahora ya sabemos bien que no somos nunca más lo que el mundo nos ha dicho, sino todo aquello que ni siquiera intuimos todavía que somos.