La violó en 2012, le cortó la cara y ahora persigue a su hija de 14 años

Tiene 45 años y sufrió un abuso sexual a dos cuadras de su casa. Durante estos años, el hombre que la atacó la persigue, la llama a su casa y amenaza a sus hijos. El calvario de una mujer a la que le arruinaron la vida

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Liliana tiene 45 años y
Liliana tiene 45 años y fue atacada a dos cuadras de su casa

El 28 de septiembre de 2017 fue a buscar a su hija al colegio. Liliana, a dos cuadras de su casa, escuchó su nombre a pocos metros y automáticamente se dio vuelta. "¿Liliana?", le preguntaron. Solo pudo ver un reflejo: era joven, andaba en moto y llevaba una trincheta en su mano. La misma que le tajeó la cara.

El calvario comenzó hace 5 años. Fue el 25 de octubre de 2012, a las 11 de la mañana. Liliana del Valle Moyano tenía, por ese entonces, 40 años. Volvía de la Clínica Noguera de Padua, lugar al que se había dirigido para realizar algunos trámites de salud. En una esquina, un Renault 12 blanco la interceptó para realizarle una pregunta. Liliana no llegó a escuchar con claridad y se acercó un poco más hacia el automóvil. Fue allí que un hombre, solo, de unos 45 años, golpeó su cara y, tras el desmayo de la víctima, la subió a su auto y abusó de ella.

Liliana apareció en Libertad, partido de Merlo, arañada y golpeada. Entró a un negocio, sin fuerzas, para pedir el teléfono y llamar a su marido. Él fue a buscarla. De allí, a la comisaría, en donde la víctima no se animó a confesar todo. Sintió vergüenza. Quizá por no haberse podido defender o por sentirse culpable delante de su familia, pero no contó todo. Acusó los golpes, la falta de un reloj y un par de aros y atinó a mencionar que el abusador la obligó a "realizarle sexo oral, eyaculándome en la ropa".

El atacante le tajeó la
El atacante le tajeó la cara con una trincheta

Sólo estuvo 40 minutos en ese auto. Para ella fue una eternidad. "Estaba destruida anímicamente y físicamente. Me acuerdo que le faltaba un mechón de pelo. El tipo le pegó fuerte, la trató muy mal", explicó a Infobae Diego (27), su hijo mayor, hermano de Cristian (20) y Camila (14). "Mi mamá no quería salir de casa. Estuvo mucho tiempo con ayuda psicológica y psiquiátrica. Tardó más de 4 años en contarnos toda la verdad", agregó.

En 2013, un año después del ataque, Liliana comenzó a recomponer su vida. "Iba a la verdulería de la vuelta de casa o caminaba hasta lo de mi abuela, unas pocas cuadras, para empezar a olvidar lo vivido", cuenta su hijo. Una mañana cualquiera, el mismo hombre apareció de sorpresa por detrás de ella. La empujó, volvió a golpearla y le robó su cartera. "Después de ese episodio comenzó a llamarnos, a mí y a mis hermanos. Mis papás cambiaron los números, aunque sólo se dedicó a llamar a mi casa constantemente", sostuvo Diego.

La bolsa con sus pertenencias apareció en la casa de sus vecinos. "Confiamos en ellos, los conocemos de toda la vida. Creemos que este hombre es del barrio o, al menos, vive por la zona. Conoce nuestros movimientos". Liliana realizó reiteradas veces la denuncia: lo hizo en la Comisaría de Matera, en la Comisaría primera de Merlo, en la Comisaría de la Mujer y en la fiscalía de Morón. "Caratularon la primera denuncia como 'robo violento'. Cuando mi mamá denunció todo lo sucedido, no contemplaron el abuso sufrido", cuenta Diego.

Liliana junto a su esposo,
Liliana junto a su esposo, Diego, y sus hijos: Diego y Cristian

Infobae accedió a las denuncias efectuada por la familia Toledo. En ellas, Liliana menciona a un hombre de unos 45 años de edad, 1.80 m., corpulento, con pelo negro. No recuerda cómo estaba vestido el día del ataque. "Una tarde, mi hermana estaba con mi mamá en la verdulería y este tipo pasó en bicicleta, chistando. Por eso creemos que vive cerca de casa".

Las amenazas carecen de sentido, ya que la familia asegura desconocer quién es la persona que está detrás de todo esto. No hay broncas ni un pasado que los una con el atacante. Ella es la única que conoce su cara, y no lo identifica como un vecino del barrio. Dejó recortes de revistas en la puerta de la vivienda. En ellos, aparecen títulos con frases como: 'El enemigo oculto', 'En la línea de fuego', 'La muerte de un ser querido'. 

Pensaron en mudarse, aunque sus padres ni siquiera contemplan esa idea. "Mi papá es una persona grande, que tiene su trabajo en la zona y no es dueño de la casa en donde vivimos. Lo agota la idea de pensar en tener que arrancar una vida desde cero. Por eso pedimos que investiguen, lo encuentren y no esté libre molestando a mi mamá", dice Diego.

"Qué hermosa que está tu hija"

Durante un año no apareció. A finales de agosto de 2017 sonó el teléfono de la casa y atendió Liliana: "Qué linda que está tu hija", se escuchó del otro lado. "Era la misma voz", dice Diego. Mi papá comenzó a preguntar por la zona si alguien lo conocía, detallando las características que tenemos por parte de mi mamá y no, nadie sabe quién es".

Los recortes que le dejaron
Los recortes que le dejaron en la puerta de su vivienda

Camila, la menor de la familia, no puede salir de su casa. No va a la plaza, no ve a sus amigas, no sabe lo que es pasar un fin de semana fuera de su habitación. "El martes 14 de este mes le dijeron desde el colegio a mi mamá que una mujer había llamado para preguntar datos de Camila. Tenemos que ir a buscarla a la dirección todos los días, para que no salga sola de la escuela. No se puede vivir así", reclama Diego, quien también sufrió las amenazas del abusador de su mamá.

"Dejate de joder porque vas a aparecer en una zanja", me dijo. También dejó el mensaje en el contestador del teléfono de mi casa y en mi celular. Guardé la nota de voz e hicimos la denuncia. La voz era de una mujer, pero muy rara. No sabemos si tiene una cómplice o si en realidad modifica su propia voz".

Liliana tiene miedo. Vive aterrada. La asusta salir a la calle o caminar sola. También la posibilidad de que alguno de sus hijos sufra el daño de aquel que supo arruinar su vida. Ya no pide entender qué lo mueve. Qué le divierte de todo esto. No le interesa. Quiere recuperar la alegría y poder devolverle a su marido una sonrisa todas las mañanas. Sentir, después de varios años, que su cuerpo le pertenece.

La Línea 144 brinda atención telefónica especializada a mujeres víctimas de violencia de género durante las 24 horas, los 365 días del año. Es anónima, gratuita y nacional.

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