Mientras habla, Gustavo Koszel mira al mar y parece transportarse. Saca fotos con su celular, se imagina haciendo kite surf entre el viento que levanta olas de hasta cinco metros. Y hoy podría estar con su traje de neoprene y su tabla, porque está de franco, pero en cambio tiene puesto un mameluco naranja y un casco blanco: es un operario voluntario que trabaja en la cubierta del buque Sophie Siem, el remolcador noruego que necesita acondicionarse para transportar el mini submarino de la armada de Estados Unidos para el operativo de rescate del submarino ARA San Juan.
"Yo trabajo en una empresa de servicios que amarramos buques petroleros en el muelle. A mi empresa la contrataron para hacer unos trabajos en el barco, y yo estaba de franco y le digo a mi jefe 'che, ¿puedo ir a laburar?'. Y fui. Estoy siendo voluntario", aseguró Koszel, marino, buzo táctico y comodorense, en diálogo con Infobae.
Nunca vi un despliegue así, que vengan los aviones gigantes que vinieron no lo vi nunca
Dentro del Sophie Siem se trabaja durante las 24 horas a pesar de las inclemencias del tiempo. "Ayer sacamos cañerías de hidráulica, de combustible. Y ahora están cortando la popa. Es algo increíble. Vine a dar una mano a la gente, porque me interesa, por toda la logística que hay, porque me gusta aprender, por toda la tecnología que hay, porque soy buzo profesional y marinero", asegura.
Solo 6 operarios que trabajan en el Sophie Siem son argentinos
Día 8 de operativo de rescate. Mientras buques y aviones, maquinaria y tecnología de todo el mundo se suman a los trabajos en la zona de rastrillaje, en Puerto Deseado, en el puerto el movimiento es incesante. "Nunca vi un despliegue así. En el aeropuerto nuestro han venido aviones, pero que vengan los gigantes que vinieron no lo vi nunca", explica.
Los rumores sobre el destino de los 44 tripulantes del submarino son contradictorios, confusos, muchas veces potenciados por las redes sociales. Algo que también afecta a los operarios como Gustavo, abocado a los trabajos dentro del buque noruego. "No quiero saber nada, muchos me llaman porque piensan que estoy embarcado en el Skandi Patagonia que zarpó antes de ayer", indica.
Solo 6 operarios que trabajan en el Sophie Siem son argentinos. Y escasean los soldadores. ¿Cómo es la relación con los estadounidenses y con los marines? "Son muy amables. Con el capitán noruego pude hablar y fue muy amable".
"Yo trabajo 10 por 5. Estoy de franco y quería venir. ¿Me voy a quedar en mi casa cuando hay este movimiento? Esto es algo increíble. No puedo ni imaginarme lo que deben pensar los tipos que están abajo". Gustavo Koszel es un reflejo de la solidaridad de la comunidad de Comodoro Rivadavia frente a la incertidumbre, porque todavía no se sabe qué pasa con el Ara San Juan.