10 pasos para arruinar una primera cita

La locutora y escritora Marcela Labarca detalla todo lo que no hay que hacer en la primera salida, cuestiona los mitos amorosos –como el príncipe azul y la media naranja– y explica cómo olvidar un gran amor

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La memoria y el olvido en el amor son las piezas fundamentales de un misterio fascinante. Cuando una historia del pasado sigue lastimando, se hace difícil vivir de una manera libre. Muchas personas permanecen atadas a un duelo que nunca pudieron atravesar porque quedó suspendido por el miedo a afrontar una nueva vida. ¿A dónde se va el amor? ¿Cómo decirle adiós a un recuerdo que lastima? ¿Cómo soportar ser olvidado por la persona que en algún momento se enamoró?

Así como grandes poetas, filósofos y científicos han dedicado cientos de páginas y tomos a un tema tan antiguo como inagotable, Cómo olvidar un gran amor de Editorial Planeta pone la lupa en los engranajes complejos que juegan para que dos personas puedan amarse para siempre o separarse conflictivamente.

Marcela Labarca, autora del libro, se nutre de las neurociencias, el psicoanálisis, la filosofía, la mitología y varios testimonios de quienes, atravesados por el ideal romántico, sufren sin remedio de mal de amores. Labarca es reconocida por su labor en los medios masivos de comunicación y actualmente se desempeña en Radio Mitre donde fue bautizada por Jorge Lanata como Doctora Eros, además de haber estudiado Psicología en la Universidad de Buenos Aires.

Muchos son los que hacen énfasis en este tema, pero la autora pudo, luego de dos años de búsqueda de opiniones de diferentes especialistas, dimensionar el papel que juegan juntos la memoria y el olvido en el amor.

—¿Cómo arruinar una primera cita para que no te quieran volver a ver?

1- Hablar de uno mismo. Desplegar todas las plumas egocéntricas como un pavo real y hablar de tu vida, de tu adolescencia, de tu barrio, de tu maestra, tu señorita del colegio, con lujo de detalles y como si al otro le interesara. Todo el tiempo interrumpir, no dejar hablar.

2- Habilitar una confianza excesiva, por ejemplo: ¿te conté que tengo colon irritable y que no puedo tomar café?

3- Hablar mucho de dinero. Porque tienen mucho o porque les falta mucho o porque tienen una relación un poco tensa con el dinero.

4- Hablar mal del ex, "yo con mi ex me llevo pésimo, le voy a sacar todo, voy a hacer una perimetral, le voy a sacar los chicos, le voy a sacar toda la plata". Vos decís, "después eso me va a terminar pasando a mí, en ese lugar voy a estar yo".

5- Contar proezas sexuales con lujo de detalles.

6- Hombres que hablan mucho de la mamá, y mujeres que hablan mucho de su papá.

7- Comer mucho, hacer de cuenta que estás con la bandeja frente al televisor un sábado a la noche y no te ve nadie.

8- Contar chistes todo el tiempo, ponerte excesivamente gracioso o graciosa.

9- Los olores o desprolijidades, falta de limpieza y el aseo personal, sin entrar en detalles porque es una cosa bastante desagradable.

10- Mostrarte totalmente inflexible con las diferencias. "Esa música es una porquería, yo no la escucho. Yo a la playa no voy, a la arena ni la toco".

—¿Qué relación hay entre la memoria y el amor?

—Es curioso pero para olvidar, primero tenés que recordar. La idea, en el sentido de cómo olvidar un gran amor, es cómo recordarlo de una manera que no duela, que no angustie, que no produzca llanto. Recordarlo desde un buen lugar.  Olvidar es necesario, el pasado solamente es para ir de visita no para vivir en el pasado. Me parece que lo bueno del pasado es ver qué experiencias nos hicieron felices, nos hicieron crecer, avanzar como personas y poder trascenderlas y superarlas.

—¿Hay pasos para olvidar a alguien?

—Me parece que la decisión es importante. A partir de toda separación, hay lo que se llama un duelo y el duelo es un proceso que hay que atravesar y que tiene distintas etapas. La primera etapa es la de la negación: "esto no me puede estar pasando a mí, ¿qué será de mi vida? ¿cómo voy a seguir sin esta persona?". Los duelos no son necesariamente del ser amado que se murió sino las separaciones, las rupturas, los desengaños tienen que ver con eso. El duelo se atraviesa aceptando que es un proceso que tiene etapas. La segunda es la del enojo con la otra persona y con uno, creer que tal vez yo pude haber cambiado algo de mí para salvar esa relación, tal vez si lo hubiese intentado. Después hay otra etapa que es la de la tristeza, que es necesaria, que hay que atravesarla, que no se puede tapar, que hay que meterse en eso porque después va a salir. Yo creo que el tiempo acomoda todo. Ordena las cosas para que, tal vez después, se conviertan en una anécdota o en un lindo recuerdo. El tema es saber esperar.

—¿Cuáles son los mitos más recurrentes en el amor?

—La idea de que 'doy todo por amor' es muy de la cultura cristiana, esa cosa de desaparecer por amor. Es una idea equivocada. Está mal aprendida y hace que uno la pase mal y genera sufrimiento. Si vos lo das todo, desaparecés. Te perdés de vista y no hay rastro tuyo. Yo creo que hay que dar con medida, hay que ser generoso y compartir pero no perderse de vista nunca.

—La idea de que el amor todo lo puede, ¿es irreal?

—Sí. No alcanza. Yo creo que hay muchas parejas que se aman profundamente pero que no pueden vivir juntas, que discuten, que pelean, que tienen crecimientos diferentes. Una pareja está conformada por dos personas que tienen historias personales diferentes y entonces, a veces, no resulta. Conocés personas que se aman profundamente pero sin embargo no pueden estar juntas por los celos, por la posesión, por las propias frustraciones. Yo creo que con el amor no alcanza.

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Cómo olvidar un gran amor. Marcela Labarca

—¿Qué te genera el mito del príncipe azul?

—El príncipe azul es una ilusión netamente femenina e infantil. Tiene su origen en los cuentos infantiles de los hermanos Green en donde aparecía un príncipe azul que salvaba la vida de esas mujeres indefensas, que no tenían recursos para valerse por sí mismas, le mejoraba la vida y a partir de eso, se convertían en princesas y su vida cambiaba. La verdad que buscar ese tipo de protección es bastante infantil porque los niños buscan que sus padres los cuiden de todo daño. Las mujeres deberíamos tener recursos suficientes para no creer en un príncipe azul, en esa ensoñación de un hombre que nos va a salvar la vida. Sin embargo, creo que es un concepto que sigue muy vigente cuando escuchás en las familias que dicen 'enganchá un buen candidato que te salve a vos, y que nos salve a todos, o elegí a alguien que tenga futuro'.

—¿El amor es una decisión o un sentimiento?

—Creo que es un sentimiento que se piensa, el amor romántico nos creó una manera de amar equivocada que reflejaron tanto la literatura, las películas, las novelas, las telenovelas de esos héroes, esos galanes y esas heroínas que lo daban todo por amor hasta que perdían la vida. Creo que nos hizo aproximarnos al amor de una manera equivocada. Es lindo el amor romántico y el romanticismo pero la ilusión romántica no tiene que ver con el amor verdadero, que es el que se construye todos los días, tiene que ver con la fantasía y con la ensoñación de los primeros tiempos pero no con el amor real.

—Cuándo terminaste de escribir el libro, ¿qué aprendiste?

—Empecé el libro, tal vez con otra teoría, y la fui cambiando a medida que fui entrevistando especialistas, médicos, filósofos, psiquiatras y muchos testimonios de personas que habían tenido un dolor que no podían superar, que habían tenido un gran amor por el cual seguían sufriendo y que les impedía seguir avanzando en la vida. Fue un proceso que llevó dos años de sacar conclusiones, de observación. Hay relatos también en el libro que están contados en primera persona y son relatos verdaderos de personas a las que les cambié el nombre por respeto pero son todos verdaderos.