Fanática de los OVNIS, la gastronomía y defensora de los animales: el joven legado de Masha Kouznetsova

"Siempre lo mismo, uno no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde… Los humanos somos la peor escoria del mundo". Las redes sociales se consolidaron a lo largo de la última década como un manifiesto personal. Cada post, comentario, publicación de una imagen o de un video fueron suficientes como para dejar definido el perfil de una persona. Y cuando la desgracia decide finalizar con la vida de ese individuo, el perfil en internet se transforma en una suerte de legado. Algo así fue lo que sucedió con Masha Kouznetsova, la joven rusa de 27 años que murió a causa de una caída de una escalera en el Faena Art Center y dejó en su cuenta de Facebook la imagen de una futura abogada que en su momento celebró sus días como modelo y que no dudó en reflejar su pasión por la gastronomía, su placer por ver obras de música clásica en el Teatro Colón, su afición profunda por la vida extraterrestre y su defensa de los derechos de los animales.

"Siempre lo mismo, uno no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde… Los humanos somos la peor escoria del mundo", fue uno de los tantos textos que escribió Masha en su cuenta de la red social.

Kouznetsova dejó una vida después de haber encontrado la plenitud en Buenos Aires. Después de haber abandonado junto a su familia la pobreza en Rusia durante sus primeros años de vida y de haber encontrado la cobija primero en el Boston College de Palermo y luego durante el curso de la carrera de derecho en la Facultad de la UBA y su rol de "paralegal" en la prestigiosa firma de abogados Marval.

"Yo soy una persona que siempre fui muy humilde, desde mis orígenes, y les puedo jurar que lo que no me llevó a robar en los momentos de hambre fue la educación que recibí, de mis padres sobre todo y luego del sistema educativo", escribió Masha durante el 2014, luego de criticar con dureza la estigmatización reinante en el país sobre la delincuencia: "Me molesta de sobremanera la limitación de las mentes que consideran la delincuencia como algo nato de una persona, es inconcebible, para eso volvemos a Lombroso (…) con educación y con un pueblo que tenga sus necesidades primarias satisfechas de manera digna concorde a lo que enuncian sobre oídos sordos los derechos humanos que son innatos de las personas, no habrá delincuencia", redactó.

Poco antes, había admitido que votó al Frente de Izquierda en las elecciones para el Centro de Estudiantes de derecho.

Kouznetsova reflejaba simpatía, cercanía a sus seres queridos y especialmente disfrute en las redes sociales. Posiblemente, su mayor pasión radicaba en la confección de comidas. Su hermana Ekaterina la catalogó como "la master chef de la familia". Mientras tanto, ella posteaba habitualmente las fotos de sus platos preparados: desde una pizza vegetariana, hasta una berenjena rellena con puré de batata, tarta verde con envoltura de papa, o un Lemon Pie con banana y galletitas de chocolate.

Otra de sus posturas más radicales estaba destinada a la defensa de los derechos del animal: no dejaba pasar la ocasión para denunciar la "hipocresía" de muchas personas debido a la distancia en los contenidos de sus discursos y sus hechos: "La gente me tiene realmente anonadada, uno no puede decir que está en contra del maltrato animal si consume carnes, leche y sus derivados (…) la lista es realmente interminable. Vos fijate, hipocresía no", afirmó.

Respecto a sus aficiones culturales, Kouznetsova demostró poder colocarse en los extremos más opuestos: llegó a citar frases de la canción "La Perla", de Calle 13 ("Porque yo vengo con apetito de obrero / Pa' comerme a cualquiera que venga a robarme lo mío / Yo soy el Napoleón del caserío") hasta a publicar fotos de su visita al Teatro Colón para presenciar junto a su madre Nadia un espectáculo de la Filarmónica de Dresden en el Teatro Colón.

Incluso llegó a apostar en su momento a las expresiones artísticas sobre el lienzo. Publicó la foto de un cuadro propio en el que intentó emular el estilo Pop Art de uno de sus más grandes referentes, Roy Lichtenstein.

La joven rusa también se destacó por creer y buscar más allá de las convenciones culturales. Aseguró haber tenido un encuentro cercano con seres extraterrestres, un día en el que percibió una luz verde fuerte junto a su ventana: "El hecho de que nunca hayan interrumpido nuestra existencia es porque justamente son seres superiores que están esperando que aprendamos de nuestros errores y evolucionemos… Pero como eso hace siglos que no pasa, no dudo que en cualquier momento vengan a intervenir, capaz cuando estemos de verdad en el límite de matarnos por completo los unos a los otros".

En el estudio Marval, donde trabajaba, fue catalogada como una chica ambiciosa, divertida y con una importante proyección profesional. Mientras tanto, también disfrutaba de posar como modelo para el estudio fotográfico de un amigo.

Su vida, entusiasta y dinámica, se terminó el último domingo de la manera más absurda y, precisamente, mientras festejaba, mientras disfrutaba. En la fiesta de fin de año de su empresa sufrió un tropiezo fatal en una escalera, lo que le provocó un fuerte golpe en la cabeza contra un escalón que la condujo hacia el fallecimiento. La autopsia, revelada hoy, indicó que la joven de 27 años murió a causa de una fractura de cráneo.

El perfil de Facebook precisamente se convirtió en las últimas horas en un memorial online: "Esperamos que los seres queridos de Masha encuentren consuelo visitando su perfil para recordar y conmemorar su vida", rezó la propia red social en el perfil. Por el momento, sólo queda su palabra. Pese a los intentos de Infobae, ninguno de los familiares o amigos más cercanos sintió las fuerzas necesarias para hablar sobre esta joven, que brilló en vida y se fue de manera imprevista e inmediata. Antes de tiempo.

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