A los adultos mayores se les realizan más controles innecesarios de detección de cáncer

Este dato surge de una investigación realizada por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, que, además, advierte que es posible que causen más daño que beneficios

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El término “uso excesivo de exámenes de detección” describe el índice en el que más allá del cual podrían no ofrecer un beneficio claro (Shutterstock)
El término “uso excesivo de exámenes de detección” describe el índice en el que más allá del cual podrían no ofrecer un beneficio claro (Shutterstock)

Según los resultados de un nuevo estudio, muchos adultos mayores se hacen exámenes de detección de cáncer aunque no los necesitan. A partir de una encuesta nacional organizada por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, se determinó que al menos la mitad de los adultos mayores se hicieron como mínimo un examen de detección de cáncer innecesario en los años anteriores.

La Comisión de Servicios Preventivos de los EEUU (USPSTF) recomienda que las personas con riesgo promedio de presentar cáncer se hagan exámenes de detección colorrectal hasta los 75 años, de cáncer de mama hasta los 74 años y de cáncer de cuello uterino hasta los 65 años.

En general, después de esas edades, hay más probabilidad de daño que beneficio por estos exámenes, explicó el doctor Barry Kramer, máster en Salud Pública, de la División de Control de Cáncer y Ciencias Demográficas del NCI, que no participó en el estudio.

El término “uso excesivo de exámenes de detección” describe el índice en el que más allá del cual podrían no ofrecer un beneficio claro.

Las personas no suelen saber los posibles daños que causan los exámenes de detección del cáncer, explicó la doctora Jennifer Moss, de la Universidad Estatal de Pensilvania (PSU), que es la investigadora principal del estudio que se publicó en la revista JAMA Network Open. Estos daños incluyen que las personas reciban resultados positivos falsos en los exámenes que luego llevan a procedimientos de seguimiento innecesarios.

Una mirada holística

“Sin embargo, lo que nos preocupa en especial en los adultos mayores es el daño que causa el examen en sí. Todos estos estudios de detección son procedimientos médicos que tienen efectos secundarios”, indicó la doctora Moss. El mayor riesgo de daño se da por exámenes invasivos, como la colonoscopía.

En los estudios se demostró que en los adultos más jóvenes, los beneficios generales de los exámenes de detección, como la detección del cáncer en estadio inicial que es más fácil de tratar, superan el riesgo de tener daños. Sin embargo, los daños aumentan con la edad. “Mientras más años tenga una persona, menos son las probabilidades de aprovechar esos beneficios”, indicó Moss.

Mediante el uso de los exámenes de detección se suelen identificar los cánceres de crecimiento más lento. “En el caso de algunos exámenes, a veces se tarda 10 a 15 años, o más tiempo, en observar beneficios. Mientras más años tenga una persona, menos son las probabilidades de aprovechar esos beneficios”, comentó el doctor Kramer. A medida que envejecen, es más probable que las personas mueran por otros motivos. Es decir, tal vez mueran antes de que se identifique el cáncer mediante un examen de detección temprana.

Además, agregó que, “sin embargo, los daños de los estudios preventivos son casi inmediatos: a menudo se presentan en el momento del examen o poco tiempo después”. La doctora Moss explicó que “para eso están las recomendaciones, para asegurar que los exámenes de detección beneficien a las personas y tengan el menor riesgo o daño posible”.

Exámenes para todos y todas

En los informes de los hospitales se indica que los exámenes de detección se usan en exceso en muchos adultos mayores (Shutterstock)
En los informes de los hospitales se indica que los exámenes de detección se usan en exceso en muchos adultos mayores (Shutterstock)

En los informes de los hospitales se indica que los exámenes de detección se usan en exceso en muchos adultos mayores. Para tener una mejor idea de estas tendencias en todo el país, la doctora Moss y sus colegas usaron datos de una encuesta nacional de 2018 del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) realizan cada año.

Analizaron las respuestas a la encuesta de más de 175.000 mujeres y hombres mayores, con una edad promedio de 75 años, y anotaron la edad en que los participantes dijeron que se habían hecho los últimos exámenes de detección de cáncer. También tuvieron en cuenta si los participantes vivían en una zona metropolitana, porque el acceso a los exámenes de detección de cáncer varía entre las regiones urbanas y rurales.

Los investigadores incluyeron la información de salud que dieron los participantes de la encuesta para calcular el riesgo de muerte por cualquier causa en los 10 años siguientes. Más del 80 % de los participantes de la encuesta vivían en una zona metropolitana, y casi 3/4 de ellos notificaron tener salud buena, muy buena o excelente.

La mayoría de los participantes dijeron que se hicieron exámenes de detección para uno o más tipos de cáncer “después de superar la edad recomendada para los exámenes de detección de cáncer de rutina”, señaló la doctora Moss. “Descubrimos que el uso excesivo de los exámenes de detección era increíblemente frecuente. En general, del 45% al 75% de los adultos mayores se hacían estos exámenes”.

El 59% de los hombres indicaron que se hicieron un examen de detección de cáncer colorrectal después de la edad para la que se esperan beneficios (Shutterstock)
El 59% de los hombres indicaron que se hicieron un examen de detección de cáncer colorrectal después de la edad para la que se esperan beneficios (Shutterstock)

El 59% de los hombres indicaron que se hicieron un examen de detección de cáncer colorrectal después de la edad para la que se esperan beneficios. La mayoría de las mujeres indicaron que se hicieron más exámenes de detección que los que necesitaban para uno o más tipos de cáncer: 74% para cáncer de seno, 56% para cáncer colonrectal y 46% para cáncer de cuello uterino.

Fue más probable que las mujeres que vivían en zonas metropolitanas se hicieran exámenes de detección para estos cánceres en exceso que las mujeres en comunidades rurales. Sin embargo, en los hombres fue distinto.

Dado que hay pocos hospitales y centros de atención médica, a menudo es difícil para las personas que viven en zonas rurales hacerse los exámenes de detección. Los autores del estudio explicaron que, aunque esto tal vez disminuya el uso excesivo de exámenes de detección, también impide que las personas se hagan los exámenes cuando los necesitan.

Según parece, el cálculo de esperanza de vida no influyó en que las personas se hicieran o no los exámenes de detección.

“Esperábamos que, dado que el riesgo de muerte era mayor y, por lo tanto, la esperanza de vida era menor, en el caso de que las personas no se hicieran exámenes de detección en exceso”, comentó la doctora Moss. “Sin embargo, no comprobamos esto. Al parecer, la salud general de alguien no influye en esta decisión… esto fue una sorpresa”.

Pruebas más allá de los exámenes

“Hay mucho que aprender de la práctica sobre los exámenes de detección para el cáncer de pulmón y el cáncer de próstata. Estos dos exámenes de detección no se recomiendan a todos los pacientes que entran al consultorio" (Europa Press)
“Hay mucho que aprender de la práctica sobre los exámenes de detección para el cáncer de pulmón y el cáncer de próstata. Estos dos exámenes de detección no se recomiendan a todos los pacientes que entran al consultorio" (Europa Press)

Las recomendaciones de la USPSTF (y de la mayoría de las asociaciones profesionales) son para personas con un riesgo promedio de tener cáncer. En la encuesta no se preguntó si los participantes tenían un riesgo mayor de cáncer. Por ejemplo, a las personas con ciertas mutaciones genéticas hereditarias o con antecedentes familiares de cáncer, se les podría alentar a continuar con los exámenes de detección a una edad mayor.

La doctora Moss destacó que, “si un sujeto tuvo cáncer o resultados anormales en exámenes de detección del anteriores, hay pautas distintas para saber si debe seguir con los exámenes y por cuánto tiempo”. Sin embargo, añadió que, “es probable que haya muy pocas de estas personas en el presente estudio”.

En los datos tampoco se indicó si el examen se había hecho porque alguien había notificado síntomas. “Estos tipos de pruebas diagnósticas aún son esenciales a cualquier edad”, explicó el doctor Kramer.

Añadió que, “incluso durante la pandemia actual, si una persona descubre un bulto o tiene sangrado o algún otro síntoma preocupante, debe ir al médico. Eso no es un examen de detección, es el proceso diagnóstico de un posible problema grave”.

La doctora Moss y el doctor Kramer comentaron que, en general, los resultados del estudio destacan que hay que mejorar la educación, tanto de los médicos como del público, sobre los exámenes de detección de cáncer en los adultos mayores.

“Cuando vemos anuncios de servicio público o a las personas que hablan en general sobre los exámenes de detección de cáncer, no escuchamos mucho sobre la edad en la que deben dejar de hacérselos”, señaló Moss. Además, dijo que tanto entre los médicos como entre el público, “hay muy poca conciencia de cuándo los adultos mayores deben dejar de hacerse los exámenes”.

El doctor Kramer estuvo de acuerdo con que “muchos profesionales médicos no conocen las recomendaciones”. Además, las conversaciones sobre dejar de hacerse los exámenes de detección son difíciles, sobre todo si el médico lleva mucho tiempo viendo a un paciente. “Para un médico acostumbrado a pedir exámenes durante años, es difícil decir al paciente ‘a esta edad tal vez no viva lo suficiente para que valga la pena hacérselos’”, comentó el experto.

Siempre es cuestión de información

También es probable que un subgrupo de adultos mayores con buena salud y una esperanza de vida mayor se beneficie de seguir con los exámenes de detección, “pero todavía no queda bien claro quiénes son esas personas”, señaló Moss y agregó que “se necesita investigar más en esta área”.

Por su parte, el doctor Kramer señaló que, “al calcular el equilibrio entre los beneficios y los daños, suele haber edades límites. Pero esa edad límite no queda fija con el paso de los años”.

Moss comentó que también se necesitan más investigaciones sobre “cuándo y cómo hablar sobre el momento de dejar de hacerse los exámenes de detección”. E indicó que, “hay mucho que aprender de la práctica sobre los exámenes de detección para el cáncer de pulmón y el cáncer de próstata. Estos dos exámenes de detección no se recomiendan a todos los pacientes que entran al consultorio. Debe preguntar al médico si estos exámenes son adecuados para cada persona, cuáles son los riesgos del cáncer y los de hacerse la prueba”.

Para finalizar, explicó que “consultamos grupos de enfoque con adultos mayores para saber cómo les gustaría hablar con el médico sobre dejar de hacerse los exámenes de detección y observamos que muchos de los adultos mayores están muy dispuestos a tener esas conversaciones. Quieren información que sea muy específica para ellos y sus riesgos de salud personales”.

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