Muchas veces, la alimentación de las mujeres es escasa: se toman poco tiempo para desayunar y almorzar, y, en general, apuestan a una cena familiar. Este descuido impacta en la menor ingesta de calcio y otros nutrientes y repercute sobre los aportes esenciales que necesita el hueso.
La actividad física, generalmente, está sustituida por el trajín del trabajo y las obligaciones. La falta de regularidad de, al menos, una caminata diaria al aire libre implica menor impacto mecánico sobre los músculos y huesos, menor exposición al sol y, por ende, deficitaria síntesis de vitamina D en la piel.
"La adolescencia es la etapa ideal para prevenir la osteoporosis ya que la masa ósea que no se obtiene durante esa época, no se recupera. Por lo tanto, hay que hace hincapié en una buena ingesta que aporte calcio y en la actividad física". Así lo explicó la médica osteóloga Alicia Bagur (MN 63832).
La adolescencia es la etapa ideal para prevenir la osteoporosis ya que la masa ósea que no se obtiene durante esa época, no se recupera
Según un trabajo realizado en el centro Mautalen Salud e Investigación, que ella dirige, se estableció que sólo el 2% de las mujeres jóvenes consulta para evaluar su masa ósea y para descartar la presencia de osteopenia y osteoporosis.
"A partir de los 50 años, la situación cambia en las mujeres, comienza un descenso de la masa ósea, producto de la disminución de estrógenos en la menopausia -explicó-. Algo similar ocurre en el sistema muscular, en donde el menor consumo de proteínas, la menor actividad física, niveles inadecuados de vitamina D y alteraciones hormonales son algunas de las causas del deterioro muscular que acompaña al cuadro anterior".
La mitad de las mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica (muñeca, cadera y/o columna) durante su vida.
"Adaptándonos a los tiempos modernos y simplificando las indicaciones, sería recomendable que las mujeres jóvenes sigan algunas pautas simples para prevenir consecuencias a futuro", indicó la especialista. Y enumeró:
– Alimentación: cumplir con las comidas básicas, incorporar alimentos que aporten calcio y proteínas para que tanto el músculo como los huesos continúen saludables. A modo de ejemplo, pueden ser preparaciones que contengan queso, leche, yogurt, espinaca, acelga, jamón cocido, clara de huevo, carnes rojas, pollo, pescado y lentejas, entre otros.
– Actividad física: si el tiempo disponible no alcanza para ir varias veces por semana a una clase de gimnasia, al menos concurrir una o dos veces e incorporar caminatas. Lo ideal es una rutina de caminatas diarias de una hora por lo menos. Esto permitirá mejorar el tono muscular y el equilibrio.
– Vitamina D: si no hay enfermedades de la piel que contraindiquen la exposición al sol, es aconsejable realizar las caminatas por la vereda del sol, en horarios seguros (primeras horas de la mañana o últimas de la tarde). Esto permitirá mantener buenos niveles de vitamina D, esencial para un hueso saludable.
Una alimentación equilibrada y la actividad física son la clave de un peso adecuado en relación con la talla. El bajo peso repercute negativamente sobre la calidad ósea. Estas simples pautas permiten corregir hábitos descuidados en las mujeres jóvenes y así cuidar los huesos y prevenir la osteoporosis.
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