En pleno Mundial, la causa Vialidad y el tejido silencioso de CFK dominan la política del oficialismo

La ex presidente coronó su discurso frente a los casos que más la preocupan. Insiste con la teoría del “golpismo” por la vía del “partido judicial”. Y coloca a todo el oficialismo en la línea de su defensa como jefa política. Avanza con su armado en detrimento de Olivos

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Cristina Kirchner, desde su despacho y contra los jueces y fiscales del caso Vialidad
Cristina Kirchner, desde su despacho y contra los jueces y fiscales del caso Vialidad

En pocos minutos, infrecuente en su registro, Cristina Fernández de Kirchner coronó su mensaje frente al caso Vialidad, colocado al tope de las preocupaciones porque está en los umbrales de una sentencia y se proyecta sobre otras causas con eje en acusaciones de corrupción. Redondeó la idea según la cual buena parte de la Justicia actúa como sustituto del golpismo tradicional. Con ese cortinado de fondo -denso, pesado- calificó al tribunal de “pelotón de fusilamiento” y sostuvo que la atacan por su condición de líder del frente gobernante. Ordenó así al oficialismo en el discurso y la jerarquía política.

La reiteración discursiva, esta vez en pleno Mundial, sólo en la superficie convierte la exposición de CFK en un tema pasajero. El kirchnerismo discute cómo enfrentar una posible condena -que deberá recorrer después un largo trámite en los otros escalones judiciales- y lo hace ya en total dominio del frente interno. Quedó como dato menor -en sentido político, no institucional- el también breve pronunciamiento de Alberto Fernández en respaldo de la Vicepresidente. Es decir, la descalificación de un tribunal desde el Ejecutivo.

El Presidente hizo un gesto desde el lugar relegado en que fue colocado por la persistente ofensiva interna del kirchnerismo y su propia gestión. El kirchnerismo duro considera, y le reprocha, que no jugó fuerte en defensa de CFK. El tuit de ayer sonó, y fue interpretado, como un gesto de compromiso en el marco de una relación definitivamente quebrada.

No se trata sólo de palabras. La ex presidente avanza con un tejido silencioso que expresa la decisión de agudizar el deterioro del poder presidencial. De manera reservada y pública -sobre todo, en boca de dirigentes de La Cámpora- le reclamaron a Olivos armar una mesa de conducción para ir resolviendo la gestión -Economía ya exponía juego propio- y el camino electoral. Se respetaba al menos la formalidad de la convocatoria por parte de Olivos.

Alberto Fernández no dio paso alguno en esa dirección. Y desde su reducido circuito, se destacó el rechazo a la anulación de las PASO como un gesto de resistencia y autoridad. Una interpretación del resultado diría otra cosa: el mensaje efectivo representó un movimiento a contramano de la posición de jefes territoriales -gobernadores del PJ tradicional y también intendentes- antes que un freno al kirchnerismo.

La ex presidente hace rato trabaja en el terreno que se suponía más transitable para el “albertismo”. Es un tejido con gobernadores que tiene expresión en el Senado y en varias legislaturas provinciales. En todo caso, el acompañamiento al reclamo interno de anulación de las PASO asomó como un gesto en esa dirección, antes que como una decisión “estratégica” del kirchnerismo, más bien dispuesto a utilizar las primarias para avanzar o negociar en diferentes distritos de peso.

Ginés González García, de vuelta en la Casa Rosada. Un llamativo homenaje
Ginés González García, de vuelta en la Casa Rosada. Un llamativo homenaje

El despacho principal del Senado, y no precisamente para mantener la reserva, viene siendo el centro de reuniones que buscan ampliar ese entramado doméstico, como consecuencia de su propio juego y, también, como reflejo de la pobre o carente construcción de Olivos. Los últimos datos salientes son las conversaciones -¿una tregua?- con el Movimiento Evita y las señales de abandono en el gabinete nacional. Algunos funcionarios estuvieron y se hicieron ver en el acto kirchnerista por el Día de la Militancia.

CFK está pensando en el 2023 y en su propio frente judicial. El discurso final ante el Tribunal Oral federal que lleva el caso Vialidad tuvo, sobre todo, sentido interno. Por el tipo de mensaje a sus propias filas y por la afirmación de su lugar como jefa política.

La ex presidente resumió una línea de exposición que seguramente será repetida y, en algunos casos como ya comenzó a verse, amplificada por las distintas expresiones del kirchnerismo. Sostuvo que el tipo de golpe de Estado militar, del siglo pasado, fue reemplazado en democracia por la formación de un “partido judicial” que actúa como arma de los poderes fácticos, básicamente empresariales. No faltan los medios.

Su referencia al “pelotón de fusilamiento” fue completada de este modo: “Tiene por objeto estigmatizar a un espacio político y a quien tiene el mayor grado de representación de ese espacio”, dijo, en referencia a sí misma. La letra está clara, pero el kirchnerismo define en estas horas la expresión pública, para el día de la sentencia: el martes próximo.

Es curioso el clima interno de estos días en la política. Está extendida, especialmente en el oficialismo, la idea de todo está atado al Mundial. Quizá, más que la posible explotación de un éxito, el fantasma de una frustración futbolera.

Si la apuesta es a generar un mejor clima social, no se entienden algunos pasos de estos días. Último ejemplo, con foto en la Casa Rosada: el acto de “reconocimiento” a Ginés González García. Es más que un recordatorio inesperado del escándalo del Vacunatorio VIP. No hay señales de registro del agotamiento, las heridas y el quiebre que representó en la sociedad la pandemia y la cuarentena sin fin. Son huellas profundas.

El Mundial, entre tanto, sigue su curso, pero no tapa.

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