Felipe Miguel: “La oposición se comporta con mucha responsabilidad frente a los gestos golpistas de la Vicepresidenta”

El jefe de Gabinete porteño habló con Infobae acerca de la designación de Sergio Massa como superministro, la debilidad de Alberto Fernández y el futuro de Juntos por el Cambio. Qué dijo sobre la interferencia de Mauricio Macri en el proyecto de Rodríguez Larreta

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Qué etapa se abre para el Gobierno con la llegada de Sergio Massa, según Felipe Miguel

En estas épocas inclementes, las “palomas” se convierten en “halcones”, los “halcones” aumentan su fuerza como las “águilas”, hay quienes se definen como “horneros”, como el ex senador Esteban Bullrich, y a veces nadie sabe cuál es su plumaje ni cuán alto puede volar. En ese esquema, del que hace poco se excluyó Mauricio Macri, un “gato” confeso que convive con las aves, Felipe Miguel tiene algo de “paloma” y algo de “halcón”. Puede mostrarse moderado al extremo y también duro como el más intransigente de todos.

En la entrevista con Infobae, al igual que Horacio Rodríguez Larreta, su líder político, el jefe de Gabinete porteño evitó opinar sobre la designación de Sergio Massa como superministro, pero fue implacable al referirse a Alberto Fernández y Cristina Kirchner, responsables de un gobierno que “no tiene un rumbo”. Al Presidente lo acusó de “haber hecho méritos” para que se “erosione” su autoridad y a la Vicepresidenta le atribuyó “gestos golpistas” contra “la capacidad de tomar decisiones” de su compañero de fórmula.

Miguel, pieza clave de la gestión del PRO en la Ciudad y en el armado político del jefe de Gobierno, opinó que una eventual convocatoria del Gobierno a un acuerdo político debe pasar por el Congreso, aunque dudó acerca de la voluntad de buscar consensos: “El kirchnerismo ha dado innumerables muestras de que no es gente de diálogo -dijo-. Ha dado muchas muestras, en general, de que es gente muy autoritaria, gente que cuando uno puede disentir con alguna posición pasa a ser automáticamente un enemigo al que hay que destruir”.

Durante la charla, el funcionario larretista aseguró que si Juntos por el Cambio llega al gobierno “vamos a trabajar a juntos con el campo para que produzca más y con menos impuestos”. Y afirmó: “La Argentina necesita que le saquemos la pata de encima a todos los sectores productivos y que liberemos ese potencial productivo, innovador, creativo y de gran capacidad generadora de riqueza y de trabajo.

Felipe Miguel contesta si los cambios en el gabinete debilitan más a Alberto Fernández

Al referirse a la coalición opositora, elogió a Mauricio Macri y negó que su papel tan activo interfiera en el plan presidencial de Rodríguez Larreta. “Me da mucha tranquilidad verlo con ese nivel de compromiso para que el proyecto siga”, sostuvo. Sin embargo, no quiso hablar sobre ninguna postulación para 2023: “Hoy, el tema de las candidaturas no es materia ni de preocupación ni de discusión ni de trabajo”.

— ¿Cuál es la etapa que se abre en el Gobierno con la designación de Sergio Massa?

— Es muy difícil de decirlo a tan pocas horas de haber ocurrido. Es el tercer ministro de Economía en muy pocos días. Opinar también sobre la ex ministra de Economía hubiera sido muy difícil también. Es bueno y responsable dar algún tiempo, pero es importante destacar algunos de los desafíos relevantes que tiene el gobierno nacional con esta incorporación: hay un problema serio de credibilidad. El Presidente habla y la gente no le cree, los mercados no le creen, los inversores no le creen, el campo no le cree. Por eso es muy importante ver en estas próximas horas si de este cambio logra revertir esa sensación porque eso genera incertidumbre y así no hay forma de que el país tome impulso porque para que los inversores se decidan a invertir, para que los empresarios se decidan a tomar a un nuevo empleado. Tiene que haber reglas claras, previsibilidad, y ese es uno de los grandes impedimentos de hoy en la Argentina. El otro gran desafío que este gobierno viene mostrando hace ya dos años es que no tiene un rumbo, que no sabe hacia dónde va, no le puede decir a los argentinos “nosotros estamos conduciendo a la Argentina hacia tal lugar”, a un lugar de desarrollo, de crecimiento, de educación de calidad, de capacitación de los argentinos para que nos volvamos a destacar en el mundo, para que nuestros productos se puedan exportar y conquistar nuevos mercados, para que los argentinos puedan ver en esa propuesta un camino de desarrollo, de crecimiento. El Gobierno tiene que tener ese rumbo. Si no sabe hacia dónde va es difícil llevar al país hacia algún lugar.

— Massa es un dirigente pro-mercado y se supone ese será un rumbo hacia donde irá la economía.

— Veremos, veremos.

— ¿Cómo califica la decisión de haber elegido a Silvina Batakis en el Ministerio de Economía y reemplazarla a los 24 días, horas después de que estuvo haciendo gestiones en el FMI y hablando con inversores en Estados Unidos?

— Sigue sumando a estas señales la sensación de que no hay claridad.

— ¿Por qué la echaron a Batakis y la reemplazaron por Massa?

— No conozco los detalles de las internas de la Casa Rosada, pero por algún motivo no gozó del apoyo político suficiente y necesario para que se sostenga. Pero estas decisiones, una atrás de la otra, como la renuncia de (Gustavo) Béliz, lo que hacen es reforzar esta sensación de que la Argentina está a la deriva. En este momento de tanta angustia de todos los argentinos, hay que esperar para ver si el Gobierno reacciona, define un rumbo claro, pone un plan en marcha y se empiezan a ver algunos signos de que esto tiene algún sentido.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández
Cristina Kirchner y Alberto Fernández

— ¿Estos cambios debilitan más todavía la autoridad de Alberto Fernández?

— El Presidente ha hecho ya suficiente mérito para ir erosionando su autoridad, pero también el respeto sobre la investidura presidencial, la credibilidad. El Presidente es la máxima magistratura de un país y que la gente no le crea masivamente es preocupante, así como el nivel de desaprobación de la gestión. Vuelvo a la responsabilidad como ciudadano y jefe de Gabinete de la Ciudad, como parte de un espacio opositor donde nos venimos comportando con mucha responsabilidad frente a los gestos golpistas de su propio sector.

— ¿Golpistas en qué sentido?

Esta erosión del posicionamiento del Presidente, de su autoridad, de su capacidad de tomar decisiones, viene siendo producida por múltiples razones, fundamentalmente por la Vicepresidenta, y ha gozado, por suerte, de una responsabilidad institucional muy importante de parte de la oposición. Un claro ejemplo fue la discusión sobre el acuerdo con el FMI al borde del abismo, al borde de un default, con lo que eso significa porque lamentablemente Argentina ya transitó esos caminos y fue la oposición la que tuvo que llevar responsabilidad y sensatez a una situación de tanta gravedad para Argentina. Esos desenlaces no son gratuitos, tienen un impacto sobre la vida de la gente, sobre la capacidad de tener un empleo digno, de generar los ingresos necesarios para que las familias vivan dignamente, entonces había que tomarlo con mucha seriedad. Desde la oposición vamos a seguir trabajando con mucha responsabilidad, no sin dejar de marcar aquellas acciones que ponen en riesgo el futuro de los argentinos. El otro día algunos hablaban de los gestos desestabilizadores de la oposición: parece una burla que desde un lugar donde no pueden dialogar entre sí traten de buscar algún conflicto en la oposición.

— Seguramente en esta etapa va a haber una convocatoria por parte del Gobierno a un diálogo para acordar algunos puntos de un nuevo programa. ¿Cuál va a ser la actitud de Juntos por el Cambio ahora que estará Massa en Economía?

Habrá que ver porque cuando se corrían esos rumores a nosotros no nos llegó ninguna convocatoria, ningún llamado al dialogo, pero, además, el kirchnerismo ha dado innumerables muestras de que no es gente de diálogo. Ha dado muchas muestras, en general que es gente muy autoritaria, gente que cuando uno puede disentir con alguna posición pasa a ser automáticamente un enemigo al que hay que destruir. Lo han hecho innumerables veces en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, como en el caso de la coparticipación, la presencialidad en las escuelas o los detenidos que tiene que llevar el Servicio Penitenciario Federal por convenio con la Ciudad, no los están recibiendo y nos sugieren que no detengamos a delincuentes. En innumerables situaciones han demostrado que no son gente de diálogo. Si tuvieran un cambio real, el lugar para el diálogo institucional es claro: el Congreso.

Horacio Rodríguez Larreta, con Felipe Miguel y Soledad Acuña
Horacio Rodríguez Larreta, con Felipe Miguel y Soledad Acuña

— ¿A Rodríguez Larreta lo puede incomodar políticamente la llegada de Massa al gabinete nacional si se considera que siempre los dos admitieron que son amigos?

— No, no veo por qué el rol institucional que tenga Massa pueda incomodar a Horacio. El gobierno kirchnerista se tiene que ocupar de resolver los problemas de los argentinos, y Horacio y todo su equipo tienen una responsabilidad en la Ciudad. Vamos a seguir priorizando eso y también el rol dentro de Juntos por el Cambio en la conformación de una propuesta que le devuelva a los argentinos la esperanza hacia 2023. Es parte de nuestra responsabilidad como oposición construir una alternativa seria, rigurosa, con un plan estudiado que le devuelva a los argentinos esa visión, ese norte que no está presentando el gobierno nacional.

— ¿Qué le pasó al Gobierno? El peronismo ha sido hasta ahora una máquina bastante implacable de ganar elecciones y, sobre todo, de mantener un rumbo, aunque a veces lo hizo con un sesgo liberal y otras, de centroizquierda.

Esta continuidad en el populismo encuentra su límite porque sin recursos se agota.

— Es inédito un peronismo que gobierna sin recursos.

— Pero porque se lo han agotado. Justamente, el populismo es muy sencillo y muy agradable para muchos mientras hay recursos, y en cantidad, pero cuando se agotan esos recursos uno se enfrenta a esta situación.

— Le siguen echando la culpa al gobierno de Macri.

Es un disparate. El peronismo gobernó 25 de los últimos 39 años desde el regreso de la democracia. Es poco serio el planteo y mucho menos en relación con el gobierno de Mauricio Macri. Acá hay un problema que tiene este gobierno y es que no encuentra soluciones de fondo, y no lo hace porque no tiene un rumbo y un camino claro. Tenemos que ordenar la macroeconomía, bajar la inflación, bajar la emisión. Se siguen discutiendo cosas que no se discuten en ningún lugar del mundo, como si la emisión genera inflación o no. Sin claridad de diagnóstico ni un rumbo claro hacia dónde ir es muy difícil salir adelante. Nosotros le vamos a proponer a los argentinos un camino, un norte claro donde el esfuerzo dé sus frutos, donde, por ejemplo, la gente quiera y pueda salir de los planes sociales para conseguir un trabajo. Muchísima gente quiere esa transición, pero tampoco se le está posibilitando porque se está eternizando a las personas dentro de esta dependencia de un Estado benefactor, entre comillas, dentro del paraguas del populismo que se agota cuando no hay recursos. Tenemos que cambiar esta lógica para que le devuelva a los argentinos esa potencia por construir, por crecer.

Sergio Massa y Alberto Fernández
Sergio Massa y Alberto Fernández

— ¿Ve posible algún estallido social? Juan Grabois alertó claramente sobre la posibilidad de saqueos.

— Es muy difícil porque los estallidos sociales son la conjunción de diferentes factores, algunos reales por la pobreza, la falta de empleo, la falta de perspectiva de futuro y la desesperación de mucha gente, pero muchas veces van acompañados de quienes fogonean esa situación, buscan algún redito político y son los que encienden esa chispa que desencadena estallidos sociales. Tenemos que ser muy cuidadosos y si hay gente que está en esa lógica de un oportunismo político, identificarlas para evitar que sucedan esas cuestiones. Me preocupa cuando hay gente que está en esta lógica y forma parte del Gobierno: los vimos en estos días en que íbamos a tener una marcha piquetera en la Sociedad Rural, acompañada de declaraciones del Presidente que también están cargadas de un tono de hostilidad.

— ¿Por qué el Gobierno sigue tomando el campo como el enemigo? Porque parece que en ese sentido no hubiera asimilado la experiencia del gobierno de Cristina Kirchner. ¿Es sólo un juego para la tribuna propia?

— Hay una mezcla de necesidad, de manotazo de ahogado desde el punto de vista económico donde pareciera que el campo va a seguir salvando siempre a toda costa a la Argentina. Y, además, por esta permanente búsqueda de enemigos y de echarle la culpa a otros, con consignas totalmente desactualizadas. Es muy difícil entender, pero lo que está claro es que es todo lo contrario: el campo es uno de los motores productivos de la Argentina, uno de los ejemplos de la cultura del trabajo en todas sus dimensiones, desde la cosecha hasta la innovación. Lo que vamos a hacer a partir de 2023 es todo lo contrario de este gobierno: vamos a trabajar a juntos con el campo para que produzca más y con menos impuestos. La Argentina necesita que le saquemos la pata de encima a todos los sectores productivos y que liberemos ese potencial productivo, innovador, creativo y de gran capacidad generadora de riqueza y de trabajo.

— ¿Cómo está internamente Juntos por el Cambio en un contexto donde, por un lado, ningún dirigente quiere apurar los tiempos, pero la dinámica de la crisis hace que tengan que mostrarse activos y con propuestas?

— Por un lado hay una preocupación importante en Juntos por el Cambio por el rumbo que están tomando los acontecimientos y que preocupan a todos los argentinos. No vemos que el oficialismo tenga propuestas que vayan a sacar al país adelante y entonces hay un foco muy importante en ser responsables mientras dure este gobierno hasta el final de su mandato y en la construcción de propuestas para ofrecerles a los argentinos un camino diferente, claro, que sea fruto del trabajo, del esfuerzo, de las reglas claras, de la previsibilidad para salir adelante. El trabajo que están haciendo las diferentes fundaciones que forman parte de los distintos espacios de Juntos por el Cambio es muy responsable, con equipos muy comprometidos y muy profesionales trabajando en el armado de esos planes.

La Mesa Nacional de Juntos por el Cambio
La Mesa Nacional de Juntos por el Cambio

— ¿Cómo juzga el papel de Mauricio Macri, muy activo, que nunca termina de despejar la incógnita sobre si se va a presentar o no como candidato en 2023. ¿Interfiere en el proyecto político de Rodríguez Larreta?

— No, para nada. Yo lo veo muy bien a Mauricio. Muy comprometido con todo lo que puede aportar desde su enorme experiencia como dirigente, como líder de un espacio que él mismo fundó, que ayudó e impulsó a su crecimiento, y por supuesto por haber sido nada más y nada menos que presidente de la Nación. Me da mucha tranquilidad verlo con ese nivel de compromiso para que el proyecto siga adelante. El tema de las candidaturas a esta altura es bastante secundario. Y celebro también que la mayoría de los dirigentes está mucho más compenetrada en la construcción de esos planes para los argentinos que en las candidaturas.

— Si Macri se presenta como candidato a presidente, ¿peligra la unidad de Juntos por el Cambio porque es muy resistido?

Hoy, el tema de las candidaturas no es materia ni de preocupación ni de discusión ni de trabajo. Ni la de Mauricio ni la de ningún otro de los referentes del espacio. Está en un segundo plano, sobre todo por la situación que atraviesa el país, muy delicada y preocupante.

— Usted no admite que se trabaje por las candidaturas, pero Rodríguez Larreta es jefe de Gobierno porteño y recorre el interior en visitas de connotaciones proselitistas. No están lanzados, pero todos hacen su armado para 2023.

— No es que no se admita. Hay un trabajo de entender la realidad del país, que no es para un candidato en particular sino para poder trabajar sobre qué le vamos a proponer a los argentinos. Es importante escucharlos. Eso sí es parte de la responsabilidad de los principales dirigentes y referentes de Juntos por el Cambio.

— Rodríguez Larreta sostiene que si llega a la Presidencia necesitará del apoyo de un 70% de los angentinos para llevar adelante las reformas que hacen falta, pero ¿buscar ese 70% no implica negociar y ceder con sectores que no quieren transformaciones?

— Hay muchísimas cuestiones sobre las cuales un porcentaje muy importante de los argentinos y de la dirigencia nos podemos poner de acuerdo, y probablemente sobre otras cuestiones tengamos divergencias. Pero el hecho de tener divergencias en un aspecto no quiere decir que no nos podamos poner de acuerdo en otro. Pareciera que si estamos en un lugar es muy difícil construir acuerdos en otros espacios, pero la Argentina va a necesitar un conjunto de transformaciones muy esenciales, muy troncales, para empezar a salir adelante. Y para eso van a ser necesarios acuerdos que impliquen incluso sostener en el tiempo esas decisiones. Entonces es importante que para esos acuerdos tengamos un grado de consenso amplio. ¿Eso quiere decir que tenemos que tener un acuerdo sobre el 100% de las cosas que pasen en la Argentina? No. Pero tampoco es tan importante eso.

Mauricio Macri, con Horacio Rodríguez Larreta, Jorge Macri, Felipe Miguel y Soledad Acuña
Mauricio Macri, con Horacio Rodríguez Larreta, Jorge Macri, Felipe Miguel y Soledad Acuña

— ¿Ese modelo lo aplicaron en la Ciudad?

— En la Ciudad de Buenos Aires también trabajamos con consensos con los diferentes espacios políticos y es un muy buen ejemplo de cómo se puede trabajar en esa construcción de acuerdos. Trabajamos con los espacios que fueron sumándose y que incluyen al socialismo o a Republicanos Unidos, y con todos se pueden construir acuerdos y consensos. Incluso también hemos llegado a acuerdos respecto de ciertas leyes que ha apoyado la oposición. Eso es parte del ejercicio de la democracia. Entonces, lo más importante es que se entienda que esos consensos tienen que alcanzarse entre aquellos que creemos que la Argentina sale adelante con reglas claras, en base al trabajo, una visión de futuro, educación para todos, el mérito, el esfuerzo, la honestidad y la transparencia. Con quienes no piensan eso y que no comparten estos valores, no va a haber diálogo posible ni van a formar parte de estos acuerdos. Me refiero al kirchnerismo.

— ¿El kirchnerismo y Massa también?

Me refiero al kirchnerismo y a todos los que son parte del kirchnerismo. Porque no creen en estos valores que para nosotros son tan importantes y que son la base de una sociedad que crece y se desarrolla.

— ¿Ya está decido que Jorge Macri sea el candidato a jefe de Gobierno porteño del PRO?

— No, no está decidido.

— Pero hace poco, en un acto, Larreta lo miró fijo a Jorge Macri y le dijo: “Ojalá que siga gobernando la Ciudad”.

— Es una persona con muchísimo potencial para poder ser un candidato en la Ciudad de Buenos Aires. Fue varias veces intendente también de Vicente López, lo ha hecho muy bien. Tiene muchísimas aptitudes. Está trabajando excelentemente en la Ciudad como ministro de gobierno. Pero no estamos discutiendo la definición de candidaturas en este momento.

— ¿Otro candidato podría ser Fernán Quirós?

— Fernán tiene un valor fenomenal. Me alegra que en el gobierno del que formo parte haya tanta gente tan capacitada y que pueda continuar esta visión sobre la Ciudad, de seguir transformando para que la gente viva cada vez mejor.

Felipe Miguel, en la entrevista con Infobae
Felipe Miguel, en la entrevista con Infobae

— ¿Y usted no quiere ser jefe de Gobierno?

— Yo estoy muy enfocado en ser parte de un equipo que pueda trabajar para resolver los problemas de la Argentina.

— Eso contestan los que no quieren decir nada.

— No, de verdad. Estoy con muchas ganas de formar parte de un equipo nacional.

— ¿Con un Larreta Presidente?

— Sí, para trabajar en sacar a la Argentina adelante. Estos años trabajando en la Ciudad de Buenos Aires como jefe de Gabinete han sido una experiencia muy importante, de muchas transformaciones, de haber atravesado una crisis como la pandemia. Tuvimos unos primeros cuatro años de una transformación fenomenal de la Ciudad de Buenos Aires. Los vecinos la valoraron, lo reconocieron. Se hicieron obras emblemáticas como el Paseo del Bajo, los viaductos, metrobuses, escuelas, ministerios como el de Educación en el Barrio 31 o el de Desarrollo Humano en el Barrio 15. Después hicimos frente a una pandemia, equilibrando las restricciones por la situación sin perder de vista las cosas importantes para la gente como la educación, donde dimos la pelea para que los chicos volvieran a clase.

Felipe Miguel, en una recorrida del operativo contra el dengue
Felipe Miguel, en una recorrida del operativo contra el dengue

— ¿Esas restricciones, incluso con el recorte de la coparticipación, no alteraron los planes de la Ciudad?

A pesar de las dificultades económicas que nos dejó la pandemia, más la crisis del desgobierno nacional que tenemos y el impacto de la quita de la coparticipación que muy ladinamente nos hicieron, estoy satisfecho porque la Ciudad está sana, con sus cuentas ordenadas y pudiendo llevar adelante un plan de gobierno que le sigue mejorando la vida a los porteños y a quienes nos visitan. Tenemos todavía muchos proyectos de transformación en la Ciudad que la van a seguir haciendo más vivible, más disfrutable. Proyectos en toda la costa del Río de la Plata para que los porteños y todos los argentinos podamos disfrutar más, incluso con la primera playa de arena en la Ciudad de Buenos Aires. Toda la puesta en valor del casco histórico con sus calles nuevas, su alumbrado público, la recuperación de algunas de las calles con adoquinado, las fachadas de los edificios más antiguos. Recuperar el microcentro, que, como le pasó a muchas ciudades del mundo tras la pandemia, las zonas de oficinas quedaron muy abandonadas: las estamos transformando en un lugar también con viviendas y residencias universitarias. Y vamos a terminar la segunda etapa del Metrobús del Bajo, que va a llegar hasta La Boca, y vamos a hacer un nuevo Metrobús en Alberdi y Directorio. Estamos haciendo calles verdes que reflejan nuestro compromiso con la sustentabilidad.

— ¿Por qué el kirchnerismo está obsesionado con la Ciudad de Buenos Aires y siempre lo pone en la mira para recortarle fondos y quejarse de la riqueza que tiene frente al resto del país?

— No hay dudas de que hay una obsesión. Creo que responde sobre todo a que la Ciudad de Buenos Aires los confronta con la incompetencia. Cuando en la Ciudad de Buenos Aires nos pasaron la Policía Federal y nos pusimos a trabajar no mejoró la seguridad de un día para el otro: ¿qué hicimos? Nos planteamos una estrategia, vimos e investigamos lo que habían hecho otras policías en el mundo para bajar las tasas de los delitos y creamos un instituto para capacitar a los nuevos cadetes, para que salieran con determinada calidad en su preparación. Tuvimos un plan muy claro y lo venimos llevando desde el 2016 en que nos pasaron la Policía Federal y durante seis años fuimos trabajando con mejor equipamiento, con incorporación de tecnología, con todas las cámaras de seguridad que hay en la Ciudad de Buenos Aires, donde había 2.000 y hoy tenemos 15.000. Con otra calidad de tecnología y con monitoreadores en sus puestos que interactúan con la policía para prevenir y para actuar una vez que se detecta la comisión de un delito. Los motochorros fue uno de los delitos que más nos costó, pero bajó el 49%. Tenemos el mapa del delito, con el que buscamos entender qué pasa en cada barrio, en cada esquina de la Ciudad, para poder atacar de la manera más efectiva esas diferentes modalidades delictivas. El otro día anunciamos la posibilidad de hacer denuncias por teléfono. Hasta hace un tiempo si vos tenías la mala suerte de sufrir un delito e ibas a hacer la denuncia, en la comisaría te preguntaban en qué domicilio había sido y quizá te decían que fueras a otra dependencia policial. Nosotros hicimos todo lo contrario: nos propusimos que a las personas que sufrieron un delito le teníamos que facilitar la vida, sacándole de encima la burocracia. No queremos ocultar los datos, nosotros queremos trabajar con la verdad. Necesitamos recuperar esa confianza con los ciudadanos, hablarnos con la verdad, poner los datos sobre la mesa. Eso es lo que tenemos que hacer en la Argentina.

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