La máxima dirigencia de Juntos por el Cambio espera los resultados de las PASO con una mezcla de sensaciones. Todos quieren ganarle al kirchnerismo y apuntar a una revancha en 2023 que deje atrás el fracaso económico del gobierno de Mauricio Macri. Pero entre algunos de sus referentes se juega el destino de sus proyectos personales para el liderazgo opositor y la futura pelea presidencial, y por eso hay, cruzada con los comicios, una apuesta cargada de intrigas, especulaciones y zancadillas.
Ya se sabe: el gran protagonista de estas primarias en la coalición opositora es Horacio Rodríguez Larreta. Impuso a María Eugenia Vidal y a Diego Santilli como candidatos en los principales distritos y en contra de la opinión de Mauricio Macri, el ex presidente que se resistía a dejar de ser decisivo, pero que esta vez se resignó a un segundo plano para habilitar el plan del jefe de Gobierno.
El fragor de la campaña, aun por las características inusuales que adoptó debido a la pandemia, disimuló una participación formal del ala dura del PRO en las actividades proselitistas de Vidal y Santilli. Como si Macri y Patricia Bullrich hubieran estado presentes con su cuerpo, pero no con su espíritu junto con los postulantes elegidos de manera excluyente por Rodríguez Larreta.
Esa dualidad fue evidente. Macri y Bullrich sintieron que los llamaron a colaborar a último momento en la campaña por la necesidad de frenar la fuga de votos duros en la Ciudad de Buenos Aires hacia otras opciones electorales, Ricardo López Murphy dentro del espacio de JxC y Javier Milei como explosivo emergente de la rebeldía juvenil, libertaria y cargada de ingredientes de la antipolítica.
El ex presidente se mostró al lado de Vidal y Santilli, pero, curiosamente, en una recorrida por Pinamar elogió a Milei, el mismo referente de la nueva derecha que puede opacarle el festejo a la precandidata porteña y que luego llenó de insultos a Rodríguez Larreta. Lo mismo hizo Bullrich, quien tuvo apariciones módicas en la campaña y en cuanto pudo acercó un fósforo a la inflamable tregua en el PRO: “Yo era mejor candidata que Vidal, hubiera sacado más votos”, le dijo a TN.
Más sugestivo aún fue el video que hizo circular anteayer y en el que afirma que “ya hicimos lo más difícil” y llama a votar “para consolidar el cambio”, pero con imágenes de ella en sus visitas de campaña a 17 provincias y apenas unos segundos para mostrar al resto de los referentes de JxC. En el final, aparece la leyenda “La fuerza del cambio” y “Patricia presidenta” junto al logo del PRO. Lo más parecido a un lanzamiento político personal camuflado de mensaje partidario institucional.
Del otro lado, Rodríguez Larreta tomó el camino contrario: trató en todo momento de ponderar a sus rivales internos y de privilegiarlos en las actividades de campaña, aun cuando su motivación fue la evidente necesidad de conseguir y de afianzar los votos duros. Apenas regresó Macri de Europa, a principios de agosto, defendió su participación en los actos proselistas (“No tengo dudas de que Mauricio suma”, afirmó) y el miércoles pasado invitó especialmente al ex presidente a acompañarlo en el escenario del cierre de Vidal sólo para que la gente lo bañara de aplausos.
Gestos similares tuvo el jefe de Gobierno hacia Bullrich. El último fue en el Club Atenas de La Plata, en el cierre de Santilli, cuando destacó “el laburo de Patricia de llevar el PRO a todo el país”. Lo imprevisto había sucedido antes: la tribuna coreó “Se siente/se siente/Horacio Presidente” y el rostro desencajado de Bullrich cuando escuchaba ese estribillo se convirtió en un hecho político relevante.
Por eso cada contendiente en pugna de Juntos por el Cambio también espera el recuento de votos del domingo para mostrar fortaleza interna, o la debilidad de su rival, y pasarle facturas al resto.
La otra gran incógnita de las PASO es cómo resultará el debut electoral de Facundo Manes. El precandidato de la UCR estaba acostumbrado a llenar teatros cuando hablaba sobre neurociencia, pero esa repercusión no garantiza los votos. La política tiene una lógica demasiado distinta a la del mundo académico. Y más cuando se elige un escenario tan áspero como el de la provincia de Buenos Aires. Afrontó una campaña con menos recursos que Santilli, aunque, curiosamente, también con menos propuestas y una extraña fijación: criticó más a Rodríguez Larreta que al Gobierno. Y respondió cada propuesta conciliadora de su rival de Juntos con chicanas dignas de un enemigo y no de un adversario de unas primarias tras las que compartirá la misma lista y el mismo objetivo político.
Lo que suceda hoy en las urnas pondrá en evidencia si podrá justificar o no el entusiasmo de la dirigencia radical, que lo considera el próximo candidato presidencial de JxC. La UCR quiere dejar de ser el furgón de cola del PRO: ¿será Manes la figura que necesita para recobrar la mística de Raúl Alfonsín? Si consigue muchos votos en las PASO será el primer paso. Si no, corre el riesgo de convertirse en un diputado más de una Cámara baja que estará llena de opositores de peso.
Rodríguez Larreta, mientras, descuenta que podrá exhibir un buen resultado electoral en Capital y por lo menos una “derrota digna” en Provincia. Curiosamente, algunos operadores del oficialismo porteño confían más en que Santilli supere las expectativas de votos en la Provincia que en una elección de Vidal que supere el 50,9% que obtuvo Elisa Carrió en las elecciones legislativas de 2017 y que, sumado al 12% de Martín Lousteau, permitieron tener 10 bancas de diputado por Capital.
Para retener esos escaños en juego, Juntos Podemos Más debería lograr la misma cantidad de votos que en los comicios de 2017, es decir, un 60%. Y con el mismo porcentaje que le permitió la reelección al jefe de Gobierno en 2019, 55,9%, JxC perdería dos diputados. Más complejo es el panorama en la Legislatura porteña, donde arriesga 21 de las 30 bancas que se renuevan.
Según las últimas encuestas que se manejan en la calle Uspallata, la suma de votos de Vidal, López Murphy y Rubinstein rondaría el 50%, pero no descartan mejorar esa cifra porque la precandidata endureció su perfil opositor en las últimas semanas y sintonizó mejor con el electorado del distrito, incluso con el aporte aguerrido del radical Martín Tetaz, una de las sorpresas de la campaña.
En el territorio bonaerense, el larretismo mantiene la esperanza en que haya apenas una pequeña diferencia de votos entre Santilli y su rival kirchnerista, Victoria Tolosa Paz. Hasta en el Frente de Todos admiten que estarán lejos de los 18 puntos de diferencia que Axel Kicillof le sacó a Vidal en las PASO de 2019 e incluso de los 12 puntos que separaron a ambos en las elecciones generales.
Si los resultados son alentadores en la provincia de Buenos Aires, Rodríguez Larreta habrá conseguido mucho más que una buena cantidad de votos. El jefe de Gobierno se mostró con su precandidato en el conurbano y en el interior bonaerense en busca de transferirle su imagen positiva, pero la campaña le sirvió también como laboratorio de ensayo de su plan presidencial: en el comando larretista están entusiasmados porque fue bien recibido en barrios donde el peronismo es equivalente a una religión.
El lunes 13 comenzará otra campaña, aseguran cerca del alcalde porteño. Se supone que no existirán las tensiones que provocaron las PASO en Juntos por el Cambio y que estarán todos unidos con el único objetivo de ganarle al kirchnerismo las elecciones generales del 14 de noviembre. Sin embargo, también pueden estallar las diferencias por los distintos proyectos personales. Sólo dentro del PRO ya están virtualmente lanzados dos candidatos presidenciales, Rodríguez Larreta y Bullrich, que jugarán a quedarse con el rédito de la batalla sin cuartel contra el antirrepublicanismo de Cristina Kirchner.
Por eso a algunos no les pareció casual lo que dijo la presidenta del PRO en los cierres de campaña porteño y bonaerense: planteó el objetivo de “sacarle el quórum en el Senado” a la Vicepresidenta. Para eso habría que conseguir cinco senadores más, advirtió. ¿Quién le sacará el derecho a Bullrich de atribuirse el mérito de un logro semejante cuando ella, como jefa partidaria, hace largas semanas que viene recorriendo el interior? Por algo su flamante video de campaña destaca en particular sus visitas a 17 provincias. La pelea de 2023 amaga con explotar primero en la oposición.
Desde el 10 de diciembre, a la disputa de los presidenciables en el PRO se sumará Vidal. Ya anticipó que se propone ese desafío y que con su amigo Rodríguez Larreta definirán civilizadamente quién será el postulante a suceder a Alberto Fernández a partir de lo que digan las encuestas. La precandidata porteña tuvo ese plan en mente cuando en las últimas semanas volvió a rodearse de antiguos y experimentados colaboradores como Federico Salvai, Hernán Lacunza y Gustavo Ferrari, aunque en principio fueron convocados para ayudar a darle más potencia a la campaña.
Hay otra decisión estratégica que tomó para el proyecto “Mariu 2023″: trabajará desde su banca de diputada nacional y tres días por semana quiere dedicarse a recorrer el país. Como viene haciendo Bullrich. Y como también tiene previsto hacer el jefe de Gobierno si en las PASO y en las elecciones de noviembre demuestra que su audaz apuesta electoral fue un acierto.
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