Alberto Fernández asume que la crisis en Afganistán complica la agenda geopolítica del Gobierno y puede atrasar su reunión con Biden en Washington

Mientras prepara una sucesión de viajes al exterior que hará desde septiembre, el Presidente reconoció en Olivos que la ofensiva talibán afecta su estrategia diplomática en los foros multilaterales

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Alberto Fernández y Joseph Biden durante la cumbre de Cambio Climático organizada por la Casa Blanca
Alberto Fernández y Joseph Biden durante la cumbre de Cambio Climático organizada por la Casa Blanca

Desde hace una semana que Alberto Fernández lee informes, papers y artículos sobre Afganistán, la caída de Kabul y la irrupción de los talibanes en la agenda internacional. Asume que todo ha cambiado en la diplomacia global y que sus expectativas geopolíticas en los foro multilaterales sufrirán un retraso imposible de calibrar. “Otra vez una crisis compleja en Medio Oriente. Y pagamos todos”, comentó el Presidente en la intimidad de Olivos.

-¿Qué te preocupa?-, le preguntaron a Alberto Fernández.

-Israel. Me preocupa mucho Israel. La retirada de Estados Unidos lo deja en una situación muy difícil-, completó el jefe de Estado.

Alberto Fernández considera que las repercusiones políticas y mediáticas de la fiesta en Olivos menguarán con los días y ya dedica muchas horas en la agenda internacional que protagonizará entre mediados de septiembre y principios de noviembre. Si no hay cambios inesperados, el Presidente viajará a Ciudad de México, New York, Roma y Glasgow (Escocia).

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es un foro multilateral que es presidido Pro Tempore por México. Su estructura institucional es endeble y Alberto Fernández negocia en reserva para suceder a Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La elección es por unanimidad, y la crisis política en Nicaragua traba las aspiraciones del jefe de Estado.

Daniel Ortega, el líder autoritario y populista de Nicaragua, propone a Ralph Gonsalves -primer ministro de San Vicente y las Granadinas- como titular de la CELAC. A Gonsalves se lo conoce como “El Camarada Ralph”, y aunque ostenta estudios en Gran Bretaña, considera a José Stalin como un referente histórico.

La propuesta de Ortega complica las aspiraciones de Alberto Fernández en la CELAC, que elige a su presidente por unanimidad. Entonces, si el dictador de Nicaragua no baja a Gonsalves, la Argentina volverá a perder en un foro multilateral. Como sucedió en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en la CAF.

“Hablé con Gonsalves. El viernes. Vamos a ver que pasa. Tenemos miradas diferentes, pero la negociación está abierta”, aseguró Alberto Fernández cuando se le preguntó como era el cuadro de situación en la CELAC.

El jefe de Estado no tiene intenciones de robustecer a la CELAC para atenuar el peso específico de la Organización de Estados Americanos (OEA). Su objetivo es usar a la OEA para tener una vía institucional de contacto con Estados Unidos, y consolidar a la CELAC para tener un foro propio de América Latina.

Estados Unidos no integra la CELAC.

“(Luis) Almagro perdió poder por la agenda de Joseph Biden. Y eso es auspicioso. Pero hay que mantener a la OEA. Puede servir para unir voluntades al margen de la presencia de Almagro como su secretario General”, opinó Alberto Fernández en la quinta presidencial.

El Presidente tiene más votos que Ortega para llegar a la conducción de la CELAC, y si finalmente logra un acuerdo unánime, viajará a Ciudad de México para suceder in situ a López Obrador.

Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador durante una conferencia de prensa realizada en el Palacio Nacional de Ciudad de México
Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador durante una conferencia de prensa realizada en el Palacio Nacional de Ciudad de México

Al margen de la asunción en la CELAC, que podría suceder en principios de septiembre, Alberto Fernández ya decidió concurrir a la Asamblea General de las Naciones Unidas. El jefe de Estado llegaría New York antes que comience el otoño, y aún no sabe si continúa viaje a Washington para un encuentro bilateral con Joseph Biden.

“Todavía no hay nada previsto. La situación en Afganistán cambio la agenda y la dinámica de las relaciones exteriores. Si el presidente Biden me invita, voy a Washington. Obvio.”, dijo Alberto Fernández.

-¿Es posible un encuentro en New York?-, le preguntaron en Olivos.

-No lo sé. Si está, bienvenido. Pero más que una reunión corta y una foto, prefiero un encuentro largo. Con una agenda de Estado, adonde se puede tratar la agenda bilateral y la situación mundial-, replicó el Presidente.

Serían 96 horas en Manhattan, sino hay ampliación de la gira a DC. Alberto Fernández ya empezó a bosquejar su discurso ante la Asamblea de la ONU y no descarta reuniones con Kristalina Georgieva -directora gerente del FMI- e inversores de Wall Street que han perdido una fortuna y el sueño por la situación económica de la Argentina.

Alberto Fernandez y John Kerry, enviado especial para el Cambio Climático de Estados Unidos, durante su encuentro en Roma
Alberto Fernandez y John Kerry, enviado especial para el Cambio Climático de Estados Unidos, durante su encuentro en Roma

Con el resultado puesto en las PASO, Alberto Fernández volará hacia Roma para participar de la Cumbre del G20 que se hará en Roma. Sucederá hacia fines de octubre, y el presidente deberá batallar para obtener un mínimo espacio multilateral destinado a su agenda geopolítica.

“Sé que casi todo girará sobre Afganistán, los talibanes y la nueva situación global. Pero voy a insistir respecto al cambio climático, la ayuda internacional a los países medianos, la negociación de la deuda con el FMI y el mundo que esperamos postpandemia. Es mi compromiso, y pese al poco espacio que habrá, voy a Roma para cumplirlo”, aseguró el jefe de Estado durante una conversación que mantuvo con su staff más cercano.

Argentina no tiene peso en el escenario mundial, y lo único que le importará a sus principales protagonistas es discernir un curso de acción frente a la amenaza de los talibanes en Medio Oriente. La atención de los líderes globales en el G20- desde Biden a Xi jinping, Vladimir Putin o Emmanuel Macron-, estará centrada en Afganistan y en su capacidad para forzar un efecto dominó con alcance global.

La estocada de los talibanes en Medio Oriente no sólo trastoca las expectativas geopolíticas de Alberto Fernández. Biden, Macron, Putin y Xi tenían planes vinculados a la postpandemia y al cambio climático. Y esos planes ya quedaron en suspenso frente a la caída de Kabul y la retirada de Estados Unidos.

Los líderes mundiales se concentrarán en sus propios problemas de estado, y la periferia -América Latina, por ejemplo- quedará a merced de efectos globales que pueden profundizar aún más la crisis económica postpandemia. Argentina tiene poco que ofrecer a un sistema internacional que volverá a crujir.

“Otra vez sopa”, sintetizó Alberto Fernández cuando le preguntaron que veía hacia adelante tras la llegada de los talibanes a Kabul.

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