El Frente de Todos le disputa a Juntos el voto del conurbano norte en la batalla por la Provincia de Buenos Aires

En un contexto de imprevisibilidad por el malestar social, aspiran a conquistar un terreno que les fue adverso en las últimas elecciones legislativas y donde la oposición tiene mayor presencia que en el sur del conurbano

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Alberto Fernández, Victoria Tolosa Paz y Axel Kicillof, en Merlo, en una de sus primeros actos de campaña post-cierre de listas
Alberto Fernández, Victoria Tolosa Paz y Axel Kicillof, en Merlo, en una de sus primeros actos de campaña post-cierre de listas

Se avecina una elección cargada de incertidumbre e imprevisibilidad, diagnostican en el Frente de Todos. Pero hay algunas certezas. Una de ellas se resume en una frase, que se repite sin cesar en los equipos de campaña del Frente de Todos: “Quien gana la Primera, gana la elección”.

Se refieren a la región del norte del Gran Buenos Aires, cuya población creció durante los últimos años -al punto de alcanzar los 4.6 millones de habitantes y equiparar números con la densa tercera sección, que vota al kirchnerismo-; y donde Juntos por el Cambio ganó y retuvo buena parte de la presencia que obtuvo en 2015, a pesar de la derrota de 2019.

Una victoria en los distritos que componen la zona norte del conurbano, proyectan en el oficialismo, será clave para imponerse en las urnas en las PASO de septiembre a nivel nacional. Pero también para mejorar la posición en la Legislatura, donde el gobernador Axel Kicillof sueña con alcanzar la mayoría (la Primera sección es una de las que más bancas aporta: elige 15 diputados provinciales, y 8 senadores provinciales).

Hacia allí están apuntados todos los cañones del oficialismo, con la certeza de que es una región clave por que también la oposición luchará con uñas y dientes. No casualmente la semana pasada Alberto Fernández abrió la campaña en Merlo, una de las localidades propias más importantes en caudal de electores de la Primera, junto a los primeros candidatos de la lista de diputados nacionales, Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollan, con críticas directas a Juntos por el Cambio.

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La mayor parte de los distritos que la integran están en manos del Frente de Todos, a través de sus distintas vertientes. Intendentes del PJ, kirchneristas, e inclusive de los movimientos sociales gobiernan Escobar (Ariel Sujarchuk), José C. Paz (Mario Ishii), Malvinas Argentinas (Leonardo Nardini), San Martín (Fernando Moreira), San Fernando (Luis Andreotti), Pilar (Federico Achával), Tigre (Julio Zamora), Morón (Lucas Ghi), Hurlingham (Juan Zabaleta), Ituzaingó (Alberto Descalzo), Merlo (Gustavo Menéndez), General Las Heras (Javier Osuna), Luján (Leonardo Boto), Marcos Paz (Ricardo Curutchet), Mercedes (Juan Ignacio Ustarroz), Moreno (Mariel Fernández), y General Rodríguez (Mauro García).

Juntos por el Cambio solo tiene un puñado de municipios, pero algunos de ellos tienen los mayores volúmenes de votos, o son clave por su ubicación geográfica. En manos de la oposición están Tres de Febrero (Diego Valenzuela); San Isidro (Gustavo Posse); Vicente López (Jorge Macri), San Miguel (Jaime Menéndez); Campana (Sebastián Abella); Navarro (Facundo Diz), Suipacha (Alejandro Federico). El contraste con la tercera sección es importante: allí, dentro del Gran Buenos Aires, la fuerza -que va dividida con Facundo Manes por el radicalismo y Diego Santilli por el Pro-, sólo hace pie en Lanús, con Néstor Grindetti, y con menos votos domina Brandsen, Lobos y Magdalena.

En el Frente de Todos saben que la oposición también buscará conquistar esta zona, variante en adhesiones, y necesaria por el caudal que votos que aporta a nivel nacional. Así como Cristina Kirchner tiene una base de apoyo relativamente homogénea en el sur del conurbano, en el norte las adhesiones están más divididas, hay mayor presencia opositora y una oscilación en la línea histórica. El kirchnerismo la perdió en sus peores elecciones más recientes, en 2009, en 2013, en 2015 y en 2017.

Con Vicente López y San Isidro como las zonas difíciles de conquistar, donde aspirarán a resultados moderados con la probabilidad de sendas derrotas, el Frente de Todos pondrá buena parte de sus esfuerzos territoriales en la Provincia en mejorar la performance de 2017 en distritos propios, y en avanzar sobre terruños que les fueron arrebatados más recientemente, como Tres de Febrero y San Miguel, con la mira en recuperarlos en 2023.

Sobre la primera sección se posan los ojos de los jefes comunales, los concejales, diputados provinciales y los aspirantes locales a ocupar los sillones de mando municipales en los distritos adversos del área, que conocen de memoria los recovecos del poder. Pero sobre todo la miran atentos, y enfocan sus empeños en sus territorios, las máximas autoridades nacionales provinciales y nacionales.

El gobernador Axel Kicillof, el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, inciden en los armados locales. Se juegan la performance nacional en ese territorio en un contexto de fuerte malestar por la alta inflación, el desempleo, las consecuencias de la pandemia para la vida diaria, el cierre de escuelas, entre otros motivos de descontento que les muestran las encuestas. La preocupación responde, al mismo tiempo, a ciertas proyecciones que indican que un margen alto en la históricamente afín Tercera sección no estaría asegurado.

Axel Kicillof, Tolosa Paz y Kreplak
Axel Kicillof, Tolosa Paz y Kreplak

La estrategia para la zona -que en la práctica se verá desordenada, adelantan los armadores- estará centrada en “bajadas” de los líderes nacionales a los distritos propios, en general en conjunto, a través de actos de envergadura, que serán preparados en conjunto con los intendentes. Mientras que en los bastiones opositores harán incursiones de manera más discreta, con uno o dos referentes nacionales acompañando a los actores locales que pertenecen a sus bandos, con ayuda de los dirigentes municipales vecinos afines. Mientras tanto, los jefes municipales harán incansables inauguraciones de obra pública.

En el oficialismo señalan que uno de los actores nacionales en particular tendrá mayor preponderancia en el armado y el despliegue del discurso en la Primera. “Ahí pisa Massa”, deslizan en las esferas de comando nacionales. El líder del Frente Renovador tiene su base fuerte en la Primera, donde construyó su fuerza en los últimos diez años y donde reside buena parte del electorado que aporta el actual presidente de la Cámara de Diputados al Frente de Todos.

Massa buscó especializarse en hablarle a la clase media y media-baja, un grupo económico social predominante en la zona. Y el resto de los socios, más allá de los rencores por la ruptura de 2013, lo reconocen. O más bien, lo necesitan. “La diferencia entre 2015 y 2017, y 2019, fue la presencia de Massa y el triunfo en la primera”, resumió un intendente del PJ sobre las derrotas en las presidenciales, donde se impuso por primera vez a nivel nacional Cambiemos; las legislativas donde el peronismo fue dividido a la contienda y también perdió; y el triunfo de “la unidad” hace un año y medio.

Ya fue consensuado que el ex intendente de Tigre le pondrá especial énfasis a la campaña local, montado, junto a sus candidatos, sobre el caballito de batalla del alivio fiscal, con los cambios en el monotributo y en Ganancias como botones de muestra. El rol que se le asignó será central también por otro motivo: en esa zona, el tema de la inseguridad, otro de los ejes sobre los que suele apoyar su discurso Massa -y sobre el que se paró en 2013, cuando se alejó de Cristina Kirchner-, aparece en un lugar de mayor importancia, según los estudios de opinión pública que encargó el Frente de Todos específicamente sobre la primera. La gestión de cámaras de seguridad en el distrito de Tigre calza con lo que, creen, los vecinos de esas localidades quieren escuchar.

La batalla nacional es en la provincia de Buenos Aires, que aporta el 40 por ciento de los votos a nivel nacional y la mayor cantidad de diputados en el Congreso Nacional. Y, al interior del territorio bonaerense, la pelea más importante será en el conurbano, donde la Primera sección toma mayor relevancia con cada elección por el crecimiento de su población. Este año, en un contexto adverso, el oficialismo hará lo posible por imponerse en el oscilante en el norte del Gran Buenos Aires, una zona de voluntades inciertas de la que, creen, terminará dependiendo el resultado global de la elección.

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