El Gobierno está a pocas semanas de concluir con éxito su ofensiva política para colonizar la Cámara Federal porteña que revisa todos los fallos de primera instancia de Comodoro Py. Esa ofensiva tenía como etapa inicial el desplazamiento de los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, que están en la mira de Cristina Fernández de Kirchner por haber ratificado su procesamiento y prisión preventiva en una derivación de la Causa Cuadernos.
A mediados de julio, la Casa Rosada impugnó la permanencia de Bruglia y Bertuzzi en la Cámara Federal, y puso a disposición del Senado sus pliegos como magistrados. Alegó el Gobierno que sus cargos son ilegales, ya que habrían violado la Constitución Nacional (artículo 99, inciso 4), por haber llegado a la Cámara a través de una designación horizontal desde el Tribunal Oral Federal 4 (TOF4).
El kirchnerismo es mayoría en el Senado, y Bruglia y Bertuzzi no tiene una sola posibilidad de sobrevivir en la Cámara Federal si se prestan al juego de participar de las audiencias protocolares convocadas para analizar su trayectorias y su méritos como magistrados. Cuando concluyan las audiencias en la Cámara Alta, el bloque que responde a las órdenes de Cristina decidirá por unanimidad que Bruglia y Bertuzzi regresen al TOF4.
Los camaristas apuntados saben que su suerte esta echada en el Senado y se presentaron ante los tribunales para solicitar un recurso de amparo destinado a frenar la revisión de sus designaciones en la Cámara Federal. Bruglia y Bertuzzi fracasaron en la primera instancia del fuero Administrativo y decidieron la vía del Per Saltum a la Corte cómo último recurso antes de juntar los papeles de sus despachos.
El recurso de amparo vía Per Saltum es recibido por la Secretaría de Juicios Administrativos de la Corte Suprema, y desde allí llega sin escalas al despacho de Carlos Rosenkrantz, presidente de la Corte Suprema. Hoy habrá reunión de Acuerdos y los amparos de los camaristas federales no aparecen en el orden del día.
Como el per saltum de Bruglia y Bertuzzi no está en Acuerdos, la situación de los camaristas sería casi terminal. La audiencia del Senado para tratar sus pliegos impugnados esta convocada para el próximo viernes, y sin la apertura en la Corte de los amparos que pueden proteger su estabilidad institucional, la bancada kirchnerista tendrá dos puestos asegurados para colonizar a la Cámara Federal porteña.
Bruglia y Bertuzzi comparten la Cámara Federal con sus colegas Martín Irurzun y Mariano Llorens. Irurzun también es apuntado por el kirchnerismo, que ya presentó un pedido de juicio político en su contra alegando su presunta parcialidad en causas vinculadas con empresarios cercanos a la vicepresidente.
La Cámara Federal tiene seis miembros divididos en dos salas. Si finalmente caen Bruglia y Bertuzzi, Balcarce 50 podrá nombrar a tres nuevos jueces y regresar a Eduardo Farah, un magistrado todo terreno que ya estuvo en ese tribunal.
Es decir: sobre seis magistrados, el Gobierno podría influir en al menos cuatro integrantes de Cámara Federal. Un número suficiente para que CFK no sufra los inconvenientes que padeció con los pronunciamientos ajustados a derecho de Irurzun, Bruglia y Bertuzzi.
Oscar Parrilli, senador nacional y vocero de Cristina en la Cámara Alta, lidera la ofensiva contra Bruglia y Bertuzzi. Parrilli jamás lo reconocerá en público, pero hace lobby en favor de Roberto José Boico, que tiene todo a favor para llegar a la Cámara Federal porteña.
Boico fue abogado defensor de Cristina Fernández de Kirchner en la causa abierta por el Memorándum con Irán. Y comenta a sus amigos que será camarista antes que concluya 2020.
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