Las negociaciones políticas detrás de la decisión de Kicillof de postergar el pago del bono

El gobernador bonaerense ejecutó un plan coordinado con Alberto Fernández que sólo tuvo un traspié táctico causado por una filtración informativa en la Casa Rosada

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Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán
Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán

Educados en la academia económica, con voracidad política, Martín Guzmán y Axel Kicillof en esta instancia de sus vidas no compiten: se complementan. El ministro de Economía tiene una estrategia para resolver la crisis de la deuda externa y el gobernador bonaerense coincide sin dudar. Guzmán y Kicillof hablan, chatean y se leen desde hace mucho tiempo y la decisión de postergar la deuda de la provincia de Buenos Aires no fue abrupta, más bien todo lo contrario.

En términos simples, Guzmán propone postergar el pago del capital adeudado -a bonistas locales, a tenedores bajo legislación extranjera y al FMI- y honrar los intereses en tiempo y forma. Kicillof comparte esa estrategia de negociación y pretende aplicar la misma receta con su deuda bonaerense.

Si el gobierno nacional hubiera salido al rescate de Buenos Aires y pagaba el vencimiento del 26 de enero, la estrategia de Guzmán se hubiera transformado en papel mojado. Alberto Fernández, Guzmán y Kicillof coincidían en esta lectura política, casi un secreto de Estado que fue puesto en jaque por dos ministros que excedieron su capacidad de interpretación financiera y filtraron datos sobre presuntos movimientos del gobierno que finalmente no se concretaron.

Alberto Fernández y Axel Kicillof en Chapadmalal
Alberto Fernández y Axel Kicillof en Chapadmalal

Cuando la versión de que el gobierno nacional auxiliaría al bonaerense para pagar el bono llegó a algunos medios, Guzmán habló con Alberto Fernández para saber si había cambiado la estrategia del Poder Ejecutivo. El presidente le dijo que no, y el ministro de Economía se comunicó con Kicillof para ratificar que el plan seguía acorde a la hoja de ruta avalada por la Casa Rosada. Lo mismo hizo el propio Fernández.

Mientras tanto, el gobernador bonaerense continuaba informando a los bonistas que su intención era pagar y que ese pago se haría sin que implique profundizar el plan de ajuste heredado de las gestiones de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Todo en la misma línea que ya venía conversando con sus interlocutores de la Casa Rosada: postergación del pago de capital y cancelación sin demoras de los intereses.

Kicillof pretende empalmar la negociación de la deuda provincial con la que en secreto está ejecutando Guzmán. El ministro de Economía está de acuerdo y todo se estaba manejando con reserva, pero el vencimiento de los USD 275 millones de capital del BP 21 lo obligó a mostrar sus cartas. Frente al vencimiento del 26 de enero y las versiones imprecisas que empezaron a circular en redes sociales, el gobierno descartó públicamente una eventual asistencia. No había interna ni tensión entre las administraciones. De hecho, a la par que se ejecutaba esta estrategia, Kicillof y Fernández compartían un acto en Mar del Plata.

El gobernador bonaerense frunció el ceño cuando leyó en su celular las declaraciones de Guzmán -no esperaba ese tono-, pero entendió que eran las reglas de juego. Había pasado una tarde distendida con Alberto Fernández -adonde hablaron un tiempo de política y la gestión cotidiana-, y se preparaba para anunciar a sus acreedores que postergaría el pago del vencimiento del 26 de enero.

Solicitada Ministerio de Hacienda y Finanzas anunciando la postergación del pago del bono que vencía el 26 de enero
Solicitada Ministerio de Hacienda y Finanzas anunciando la postergación del pago del bono que vencía el 26 de enero

El texto del decreto bonaerense fue avalado por Alberto Fernández y Guzmán. Y no causó sorpresas a los bonistas de New York ni a los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ya conocían el sentido de sus disposiciones. No era un default, sino la propuesta de iniciar una ajetreada negociación que debería terminar con éxito en las próximas semanas.

Ante la complejidad de la decisión política asumida por Kicillof y avalada por Alberto Fernández, hubo un mínimo detalle que sorprendió al gobernador bonaerense y a su staff: el prospecto del bono emitido en su momento por Daniel Scioli especifica que la vía de comunicación de los actos públicos son dos diarios, sin embargo uno de ellos no estaba inscripto oficialmente en los registros de la provincia de Buenos Aires y Kicillof deseaba cumplir con todas las reglas del juego.

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