Obras públicas, hídricas y vialidad, las tres áreas del nuevo Ministerio de Infraestructura que comandará Gabriel Katopodis

Cambiemos desguazó el megaministerio que manejaba Julio De Vido. Honestidad y transparencia serán claves en el área, estratégica para reactivar la economía en el corto plazo. Después de jurar, anunciará el equipo que lo acompañará

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En el equipo de Alberto Fernández están convencidos de que Gabriel Katopodis se ganó el cargo de ministro de Infraestructura el 16 de julio de este año, cuando Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Guillermo Dietrich inauguraron el tramo del Metrobus sobre la ruta 8 en San Martín. Ese día, el todavía intendente no paró de hacer gestos de disgusto durante los discursos de los funcionarios de Juntos por el Cambio y hasta movió la cabeza varias veces de izquierda a derecha, diciendo “no”, cuando la Gobernadora aseguró “vamos a seguir haciendo obras juntos para no volver al pasado”.

Después se supo que Katopodis estaba especialmente enojado con Dietrich porque habían acordado que entre el Municipio y la Nación se harían cargo de la construcción del túnel de Villa Ballester en partes iguales y finalmente quedó totalmente en manos de San Martín, ya que el Gobierno solo pagó la primera cuota. “Hace años que venimos reclamándoles la obra de la Ruta 8, que esta mañana fue parcialmente habilitada”, dijo en Twitter.

Lo concreto es que este abogado nacido y criado en Belgrano, que se fue a vivir a San Martín recién casado con Nancy, a quien conoció en las tareas solidarias impulsadas por los grupos de curas villeros, transformó su militancia religiosa en otra política, profundizando su vocación territorial. Como cuando era joven, casi adolescente, fue creciendo en el distrito a fuerza de “mate y bizcochitos en casas humildes y recorrido por ferias de barrios lejos del centro”, cuando decidió presentarse por primera como candidato a intendente en el 2007, cuando cayó duramente derrotado. Pero cuatro años después, en el 2011, dio el batacazo, reeligió en el 2015 y volvió a ganar ahora en el 2019, a pesar de que en el 2017 perdió frente a Santiago López Medrano, del PRO.

¿Cómo lo hizo? Con cuidado de lo fiscal, es decir, “un estricto control de ingresos y egresos, capacidad para monitorear la gestión y profundo sentido de la planificación presupuestaria a corto, mediano y largo plazo”, dicen cerca de él.

Por eso cuando el presidente electo le ofreció el Ministerio no dudó en decir que sí y se apuró a preguntar qué áreas caerían bajo su conducción, pero no pudo obtener respuesta. Es que no hay en el Gobierno saliente un Ministerio de Infraestructura, ya que Obras y Servicios Públicos, la cartera que manejó Julio De Vido, fue desguazada entre el Ministerio del Interior, el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Energía (luego transformado en Secretaría) y ahora hay que hacer un nuevo organigrama.

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Lo que sabe fehacientemente es que las obras públicas, las obras hídricas y vialidad caerán bajo su responsabilidad. Se supone que ACUMAR podría caer en su órbita, donde está en ejecución un crédito delBanco Mundial que hace pocos días aprobó un tramo adicional, de 245 millones de dólares, para continuar con las obras de saneamiento en el margen izquierdo del Riachuelo.

Las obras de ACUMAR tienen estrecha relación con las que administra AySA en La Matanza, donde está realizando la Planta Depuradora de Líquidos Cloacales Sudoeste. Sin embargo, se cree que AySA, al frente de Malena Galmarini, quedaría como está ahora en el Ministerio del Interior, bajo la conducción de Eduardo “Wado” De Pedro y con un financiamiento importante del BID.

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El área de Vialidad, que pasaría de Transporte a Infraestructura, ya no tiene el financiamiento que había planificado Dietrich con los contratos Participación Público-Privada (PPP), que preveían la ejecución de un amplio programa de de obras en autopistas y rutas por 6000 millones de dólares, siete corredores viales, que iban a ser financiados por los privados y repagados por el Estado a mediano y largo plazo. Sin acceso al crédito, las empresas tuvieron que suspender sus planes y solo estaría en ejecución un corredor vial, con financiamiento chino.

Lo más probable es que Katopodis, una vez que sepa con qué cuenta, diseñe un borrador de plan integral de ejecución y financiamiento y empiece a escuchar a empresarios y sindicalistas del sector, pero también a gobernadores e intendentes, con quienes irá delimitando prioridades por región, seguramente poniendo foco en el conurbano bonaerense, que en el Frente de Todos necesitan que se ponga “de pie” cuanto antes, con obras y empleo, para reactivar lo más pronto posible la economía.

Realista y soñador a un mismo tiempo, escrupuloso para reconocer límites y persistente buscador de intersticios para salir de los laberintos, Katopodis jurará el martes en el Museo de la Casa Rosada consciente de que Fernández lo eligió para que lo más pronto posible ponga en marcha a la construcción estancada. Pero, más que nada, para que lo haga en un marco de honestidad y transparencia. Porque aunque nadie lo vaya a decir públicamente, su presencia es el mensaje de que no volverán los tiempos de esa ruta del dinero que manejaron De Vido y José López, dos funcionarios de pésima -o nula- relación con Fernández.

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