Macri y Cristina se cruzarán en el conurbano cuando Vidal y Kicillof cierren sus campañas

A la tarde, en territorio bonaerense, el presidente y su antecesora cruzarán discursos a la distancia

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Macri, Vidal y Kicillof; tres protagonistas clave de las elecciones del próximo domingo
Macri, Vidal y Kicillof; tres protagonistas clave de las elecciones del próximo domingo

Mauricio Macri cerrará  su campaña presidencial en Vicente López junto a María Eugenia Vidal y Cristina Fernández de Kirchner será telonera de Axel Kicillof en Merlo (si no hay cambio de planes). Macri necesita los votos de Vidal para aspirar a la reelección y Fernández de Kirchner que Kicillof triunfe para tener un delfín político en 2023. El Presidente y la expresidente batallan por el poder en territorio bonaerense: la historia de la Argentina desde la Revolución de Mayo. 

Voto fugaz

Vidal pretende la reelección, pero es leal a Macri. Y no hará nada que raspe o abolle su sueño de poder. La gobernadora exigió atajos electorales y diseñó artilugios de campaña para evitar que la crisis económica y la frustración social ahogue sus propias ambiciones. 

Sin embargo, Vidal paralizó su ofensiva interna sobre el poder pragmático de Balcarce 50 cuando asumió que Macri no estaba de acuerdo. Sólo en ese instante frenó su pulseada personal con Marcos Peña y exhumó la icónica letanía que Nelson Mandela repetía durante su cautiverio: "Yo soy el amo de mi destino, yo soy el capitán de mi alma" (Invictus), recuerda Vidal cada vez que la duda asalta sus pensamientos.

No hay un sólo referente de Cambiemos que apueste a favor de Vidal en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Hay abrazos compartidos, sonrisas cariñosas, lecturas voluntaristas de las encuestas y múltiples punteros jugando a la martingala para sostener a la gobernadora. 

Pero la realpolitik ya ha vencido a la remota esperanza y la estrategia de Vidal consistirá en usar primero a las PASO como una plataforma electoral. Después transitará la provincia -como ya hizo desde la campaña de 2015- para consolidar el voto propio, recuperar al frustrado por Macri y seducir al opositor bonaerense que apoyó a Roberto Lavagna y José Luis Espert y no quieren que el tándem Cristina-Kicillof gobiernen a la Provincia  de Buenos Aires.

Si fuera por los contrastes en el conurbano, Vidal no debería tener problemas en obtener la reelección: la gobernadora no tiene casos de corrupción, avanzó sobre la "maldita policía" y no cree que los cargos públicos sean para siempre. A contrario sensu, Kicillof es apoyado por decenas de intendentes que hace años que controlan sus municipios y se resisten a cumplir las normas que ya fijaron el límite de una sola reelección seguida.

Esta ventaja política de Vidal se anula con la imagen presidencial en el primer y segundo cordón de la provincia de Buenos Aires. Macri mide muy poco y la diferencia con CFK implica que Kicillof puede derrotar sin problemas a la actual gobernadora en las PASO. 

Vidal hace actos todos los días, muestra su gestión en redes sociales y medios tradicionales, enfrenta a periodistas y sabe de memoria las necesidades básicas que aún no pudo satisfacer en los rincones más pobres de la Provincia de Buenos Aires. La gobernadora es respetada por el votante peronista, pero el odio y el resentimiento a Macri es más fuerte.

En este contexto, la táctica de Vidal es sumar los votos de Lavagna y Espert en territorio bonaerense. Tras los resultados formales en las PASO, Vidal cree que habrá una juego de polarización que implosionará la adhesión electoral de los dos economistas que pretender construir una alternativa política ante las propuestas de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos.

La gobernadora apuntala sus sueños políticos sobre tres premisas verosímiles: un mejoramiento de la economía, la polarización construida sobre el voto miedo a CFK-AK y un incremento paulatino de la imagen presidencias. Si no se conjugan estas tres variables, Kicillof asumirá el próximo 10 de diciembre.

Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof cuando estaban en el gobierno.
Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof cuando estaban en el gobierno.

Voto delfín

Aunque parezca una extraña paradoja, Cristina comparte por Kicillof idénticas circunstancias que Macri con Vidal. La expresidente necesita que su exministro de Economía triunfe en la provincia de Buenos Aires. Si así lo hiciera, Cristina estaría muy cerca de coronar su Vicepresidencia de la Nación y el lanzamiento de un liderazgo generacional que puede poner a la Cámpora en el poder hacia fines de 2023.

Pero a diferencia del actual presidente, Fernández de Kirchner tiene una sola chance. El Frente de Todos exhibe un techo alejado de la mayoría más uno del balotaje, y si quiere ganar la elección debe hacerlo en primera vuelta.

No es que Macri ya tenga asegurado un eventual triunfo en balotaje, pero si no es derrotado en primera vuelta, sus posibilidades aumentan en términos geométricos: sumaría los votos frustrados que no desean a Alberto Fernández como presidente, los votos que pertenecían a Lavagna y Espert y los votos indecisos que ya no tienen espacio para las dudas electorales.

En Rosario, cuando terminó el acto de cierre de Fernández junto al poder real del peronismo, Cristina confirmó que sería "telonera" de Kicillof. Sin embargo, los voceros del candidato a gobernador aseguraron a Infobae que había una mínima duda sobre su presencia en Merlo.

Kicillof sueña con cerrar su campaña para las PASO con CFK en primera fila. Se trata de su principal sostén político e ideológico, y un límite eficaz a ciertos intendentes del conurbano que consideran que es un "cachorrito", pese a su doctorado y a su conocimiento exhaustivo de la obra académica de John Keynes.

Vidal ya sabe que Macri cerrará su campaña en Vicente López. Será en formato 360°, con los funcionarios del Gobierno en pleno y la incertidumbre electoral indemne pese a la segmentación del voto, los posteos en las redes sociales y la sonrisa despejada de la gobernadora.

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