¡Abajo cadenas! Gritaba el señor
Y el pobre en su choza, libertad pidió.
Nicolás Maduro juró, durante la mañana del jueves, para un segundo período de Gobierno que lo mantendrá en el poder en Venezuela hasta el año 2025. Allí, al igual que esta tarde frente a la Cancillería Argentina, también sonaron las estrofas del himno venezolano. Pero con una diferencia sustancial: en Buenos Aires, a más de 5 mil kilómetros de Caracas, lo entonó un grupo de residentes venezolanos que se manifestaron en contra del líder chavista.
El mandatario obtuvo la reelección aislado y en medio de acusaciones de ilegitimidad. En la Ciudad de Buenos Aires, al igual que en muchas ciudades del mundo, sus compatriotas expresaron su descontento.
"No te reconocemos", gritaron en la esquina de Esmeralda y Arenales. El encuentro, que duró más de una hora y media, nació en las redes sociales con el objetivo de suscribir a lo que muchos gobiernos e instituciones alrededor del mundo han expresado antes y durante la asunción de Maduro.
"Maduro vuelve a ser presidente como consecuencia de una elección inconstitucional, ilegal e ilegítima. Es un régimen, en el cual aquel que no puede escapar de Venezuela comienza a morir lentamente", expresó Viviana, de 25 años, a Infobae.
Bajo el mástil que sostiene la bandera argentina y ante la atenta y curiosa mirada de muchos que transitaban por la zona, el número de venezolanos presentes aumentó con el correr de los minutos. Allí, unas planillas pasaron de mano en mano y cada uno de ellos tomó una lapicera para dejar sus datos y sellar su firma.
"Mañana vamos a enviar estas firmas a Caracas", expresó una de las mujeres que reclutó las rúbricas. Sobre el margen superior se leía: "Los venezolanos abajo firmantes manifestamos que el 10 de enero de 2019 termina el actual período presidencial en Venezuela, sin que el gobierno de turno haya permitido las elecciones democráticas, limpias y transparentes".
En un rincón, alejados apenas del grupo, Sergio y Chester observaban -en silencio- una escena inundada por banderas tricolores, pañuelos que tenían al rostro de Maduro cancelado en un símbolo y la voz convertida en grito de alguien que arengaba el pedido de todos.
"Estamos hace seis meses acá. Somos ingenieros informáticos, trabajábamos de eso allá y por suerte también acá. Somos unos privilegiados, porque muchos son profesionales pero emigran y deben trabajar de lo que sea para poder subsistir y mantener a su familia", coincidieron.
Sergio expresó que "en líneas generales, el venezolano se adapta. Es educado, correcto, quiere trabajar. Es por eso que nos enoja y nos duele que compatriotas vengan a robar o a delinquir. Nadie quiso dejar su tierra, pero acá debemos trabajar".