Cuba espera a la delegación argentina con críticas y una deuda que no quiere pagar

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"La solicitud de respaldo al Fondo Monetario Internacional (FMI) para paliar la crisis económica argentina demuestra que el presidente derechista Mauricio Macri mintió para ser elegido y ahora enfrenta un abismo por el cual caen sus promesas y el futuro de un país que explotó en 2001 por su endeudamiento con ese organismo financiero".

Esta es la introducción de un duro artículo publicado en la revista digital Cuba Ahora que puede ser interpretado como la postura oficial del régimen frente a la decisión del gobierno argentino de pedir asistencia al Fondo Monetario para contrarrestar las tensiones cambiarias.

En la Isla no existe la prensa libre. Así lo comprueban año tras año distintos organismos internacionales y lo corroboran los profesionales que son perseguidos cuando intentan mostrar las verdaderas dimensiones de la "revolución".

"El régimen castrista monopoliza la información casi por completo", describió el 3 de mayo Reporteros Sin Fronteras en su tradicional ránking de Libertad de Prensa. Es por ello que lo que publican los medios oficiales son reflejos del pensamiento de la dictadura que gobierna el país.

El editorial, firmado por Lídice Valenzuela, conjetura que las negociaciones con el FMI representan el fracaso de la gestión de Mauricio Macri, quien busca enmascarar sus errores "con la carga pesada" de su antecesora, Cristina Kirchner. Y hace una lectura política en la que señala que las tensiones económicas de la última semana derrumban "el sueño de la derecha" en la Argentina.

"La muestra del fracaso de Macri se observa en las calles. Reaparecieron en las grandes ciudades los mendigos que habían desaparecido durante los 12 años de los gobiernos Kirchner-Fernández, al igual que las ollas de comida en las calles para paliar el hambre. Las protestas populares contra la hecatombe social provocada por un gobierno capitalista son lideradas por los grandes sindicatos y movimientos sociales, repitiendo escenas casi olvidadas en la tierra del tango", agrega.

El presidente cubano, Miguel Diáz-Canel, junto a su aliado, Nicolás Maduro.
El presidente cubano, Miguel Diáz-Canel, junto a su aliado, Nicolás Maduro.

La mención sobre un posible escenario de conflictividad surge como una paradoja si se tiene en cuenta que proviene de un país que forma parte de la lista negra de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que recientemente renovó su preocupación por la violación sistemática de los derechos políticos de los cubanos.

"Las persistentes restricciones a los derechos políticos, de asociación, a la libertad de expresión y de difusión del pensamiento, y las restricciones a la libertad de movimiento continúan limitando de manera sistemática los derechos humanos de los habitantes". A esto, señaló la CIDH, se suman "mínimas garantías judiciales y de protección judicial, que afectan especialmente a defensores y defensoras de derechos humanos y personas disidentes, líderes sociales y políticos, periodistas independientes", además de la "discriminación y violencia contra personas LGBT y la exclusión de la población afrodescendiente, mujeres, y otros grupos en situación de vulnerabilidad".

"La grave inobservancia de los elementos esenciales de la democracia representativa y sus instituciones constituye uno de los principales criterios para la inclusión de Cuba en el presente capítulo del Informe Anual", concluye la CIDH. En el régimen castrista, añade, "la voz adversa al gobierno, en su intento de expresarse y participar en la conducción de los asuntos del país, termina siendo suprimida ante la presencia de un único partido, la prohibición de asociarse con fines políticos, las arbitrarias restricciones a la libertad de expresión y el derecho de reunión, entre otros derechos fundamentales".

Marcos Peña viajará la próxima semana a Cuba (Foto: Fabian Ramella)
Marcos Peña viajará la próxima semana a Cuba (Foto: Fabian Ramella)

A esa Cuba llegará la próxima semana una delegación argentina liderada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Fulvio Pompeo, según adelantó Infobae la semana pasada. En el gobierno argentino describen el viaje como una oportunidad de restablecer relaciones con el régimen y de entablar un diálogo con el nuevo presidente, Miguel Díaz Canel. El objetivo emerge como ambicioso ante dos modelos de país que tienen diferencias ideológicas irreconciliables.

Detrás de las fotos hay varios temas pendientes en la agenda de ambos Estados. Por ejemplo, la millonaria deuda que mantiene el régimen castrista con la Argentina desde 1973. El monto original, de USD2.400 millones, nació como un préstamo para fomentar las exportaciones de la Isla. El desembolso nunca se devolvió y los intereses generados son incalculables. El pasivo actualizado supera ampliamente los USD 15 mil millones, pero se descarta que La Habana lo reconozca oficialmente.

Durante el menemismo, el canciller Guido Di Tella intentó un plan de capitalización para saldar cuentas. No tuvo mucho éxito. Rafael Bielsa avanzó con una negociación en sintonía con las buenas relaciones que había en 2003 entre Néstor Kirchner y Fidel Castro. Eran tiempos en los que los petrodólares de Hugo Chávez habían inundado la Isla. La idea era cambiar la deuda por la concesión de tierras o servicios durante un plazo determinado. Sin embargo, la iniciativa quedó sólo en buenas intenciones, los dólares de Venezuela empezaron a escasear y Castro dejó el poder por enfermedad. Peña tendrá enfrente entonces un duro desafío: resolver lo que no pudieron Perón, Alfonsín, Menem y Kirchner.