Caso Maldonado: cálculo electoral o sentido común, la política debió bajar el tono

El final anticipado de campaña fue una reacción en cascada de oficialismo y oposición. Macri tomó la decisión y dio también una señal hacia su frente interno. Se lo comunicaron a los referentes de los principales distritos. Cristina, Massa y Randazzo hicieron lo mismo.

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La conmoción por el hallazgo de un cuerpo en el río Chubut impactó realmente incluso en políticos acostumbrados a las grandes tensiones. Podrá discutirse cuánto pesó el sentido común y cuánto el puro cálculo: es probable que se haya tratado de una combinación, pero como sea, la política se colocó en un lugar inhabitual. La suspensión o levantamiento de la campaña es al menos la expresión pública de cierta prudencia frente al caso Maldonado y la angustia de estas horas.

La desaceleración de los candidatos comenzó de manera casi espontánea y se transformó después en decisión orgánica de cada fuerza. Fue una decisión política antes que de los equipos de campaña.

Mauricio Macri analizó el tema junto a sus principales colaboradores y también hubo conversaciones con María Eugenia Vidal. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, fue el encargado de comunicarse con referentes de algunos de los principales distritos. La decisión fue levantar los actos más importantes de cierre, casi en las vísperas de la veda. Pero al mismo tiempo, la decisión presidencial constituyó una fuerte señal hacia sus propias filas. La rápida comunicación interna fue la expresión práctica del mensaje: una advertencia para no quedar atados a expresiones individuales –exabruptos- en los medios y también a través de las redes sociales.

El oficialismo resolvió así cancelar el acto previsto en La Plata, donde los lugares protagónicos estaban reservados al Presidente y la gobernadora. Era a su vez la antesala del cierre bonaerense que Cambiemos tenía previsto realizar, en Lanús, con Vidal y los candidatos en el centro del escenario. También quedó descartado el viaje de Macri a Córdoba. En conjunto, eso terminó provocando de hecho el final de la campaña del oficialismo.

Con todo, un margen menor quedó en manos de los propios referentes locales y candidatos, pero con el cortinado de fondo del mensaje preciso que había partido desde las cercanías del Presidente. Elisa Carrió, afectada por los efectos de sus propias declaraciones de los últimos días –intempestivas, al menos imprudentes-, suspendió en estas horas sus entrevistas. Otros candidatos las mantuvieron, pero cuidaron especialmente sus dichos.

En medios del oficialismo se evaluaba ahora que esta vez el Gobierno actuó "razonablemente bien y sin demora". El implícito es que de entrada, en agosto, había actuado mal y a destiempo, o con escasa sensibilidad, según como se mire atendiendo al reflejo político o la evaluación de la gravedad también institucional que suponía el caso desde el arranque.

El oficialismo está atento a los tiempos de la Justicia. Todo indica que el juez Gustavo Lleral será extremadamente cuidadoso con las pericias, que estarán a cargo del cuerpo de peritos que depende de la Corte Suprema, atendiendo también a los pedidos específicos que hagan las partes. Además de confirmar la identidad del cuerpo, esos estudios deberían dar respuesta a otros interrogantes y despejar sombras sobre las causas y el escenario de la muerte.

Con el correr de los días, el Gobierno había ajustado el eje de su expresión pública, y en también operativa, en relación con el caso. Es parte del difícil reacomodamiento que debió asumir después de su reacción inicial en los primeros días de agosto. Sufrió un costo significativo dejando en manos exclusivas de Patricia Bullrich un hecho que desde el primer momento expresaba una fuerte carga política –que algunas fuerzas de oposición usaron de modo patético-, como si se tratara de un episodio exclusivamente de seguridad.

La primera medida, también para proteger a la ministro, fue poner en primera línea de respuesta institucional al ministro de Justicia, Germán Garavano, y al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. En estas horas, son los principales voceros, pero la evolución de la investigación judicial y de las pericias podría agregar algún otro funcionario, según se deja trascender.

Cristina Kirchner en el estadio de Racing (Nicolas Stulberg)
Cristina Kirchner en el estadio de Racing (Nicolas Stulberg)

La decisión de bajar la campaña tuvo, además del sentido de cuidado interno, un efecto político más amplio. En paralelo o después, los principales candidatos de la oposición tomaron el mismo camino. Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y Florencio Randazzo lo hicieron en provincia, pero más allá del distrito el mensaje tuvo efecto nacional. Daniel Filmus, Martín Lousteau y otros coincidieron en la Capital.

Con tono medido, bajo o nulo perfil, los referentes políticos se movieron así en la misma dirección. La mayoría, además, eligió no agregar combustible al acotado y tóxico mundo de las redes sociales. Quedaron desfasadas las tandas de publicidad de campaña que abruman en radio y televisión. Pero haber bajado el volumen se convirtió en una señal sensata, tal vez fruto de haber oído los silencios de la sociedad.

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