Carlos Tomada: "La Ciudad es un distrito que responde al antiperonismo visceral de Carrió"

El ex ministro de Trabajo analizó las reformas laborales que busca impulsar el oficialismo en una entrevista con Infobae

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La mesa del despacho de Carlos Tomada en la Legislatura porteña está llena de papeles. A simple vista se pueden ver informes y gráficos sobre variables económicas y el estado del mercado de trabajo.

El hombre que hoy lidera el bloque K en Perú 160 supo estar a cargo del poderoso Ministerio de Trabajo durante 12 años. Junto con Julio De Vido fueron los únicos ministros que mantuvieron sus puestos ininterrumpidamente. Todo un récord.

"Durante este año y medio cerraron siete empresas por día", se indigna el abogado especializado en derecho laboral. En una larga charla con Infobae analizó la economía, el escenario electoral en la Ciudad y la pelea por la Provincia.

-¿Cómo evalúa la votación para expulsar a Julio De Vido del Congreso? ¿Cómo está jugando el tema de la corrupción en la campaña?
Yo celebro lo que finalmente terminó votando el Parlamento porque creo que hubo un respeto a las instituciones, que nuevamente intentaban violentar los -entre comillas- "institucionalistas" . Es un tema que está en la Justicia, todavía no hubo ninguna definición salvo la campaña mediática y gubernamental que va en dirección a querer incidir sobre la agenda de lo que realmente preocupa a nuestro pueblo: el grado de deterioro en la vida cotidiana, la baja de salarios y la caída del empleo. El crecimiento del empleo lo están sosteniendo el empleo público. Ese detestado empleo público, que se encargaron de estigmatizar durante un año ahora se ha convertido en la generación de puestos de trabajo. Se cansaron de decir que lo nuestro era crear empleo público.

-¿Al Gobierno se le fue de las manos la estrategia de polarización?
No sé cuánto hubo de "estrategia de polarización" y cuánto de polarización real.

 
Lousteau es en sí mismo una gran confusión
 

-¿No fue una estrategia?
Si la tuvieron, les dio resultado. Si no, creo que se daba de todas maneras. Está muy claro que hoy el único espacio político opositor que confronta con estas políticas antipopulares es Unidad Ciudadana.

 

-En la Ciudad todavía no es tan fuerte la polarización, ¿cree que podría intensificarse tras las PASO?
Lo que pasa es que Lousteau es en sí mismo una gran confusión. La gente cree que sacó 49% de los votos, pero en realidad sacó el 25% de los votos. Para llegar a 49%, se los pusimos nosotros que habíamos sacado 22%. La gran mayoría de los que habían votado al FpV para marcar su postura antimacrista, le puso el voto a Lousteau. Ese número es un número prestado. Él puede creer que los tiene todavía, pero ahora no llega ni siquiera a lo que había sacado. ¿Cómo va a llegar si fue embajador en EEUU? Además, cuando volvió pidió por favor de participar en la interna de Cambiemos.

 
Si íbamos a una PASO con Randazzo nos hubiéramos pasado todo este período discutiendo al kirchnerismo
 

-Al contrario que en la Provincia, en la Ciudad es el oficialismo el que está dividido, pero el kirchnerismo no parece estar capitalizando ese escenario…
Es un proceso que no se da de un día para el otro. Nosotros lo que queremos, más que disputar con Lousteau, es expresar claramente lo que le está pasando a la gente ahora. En eso, está claro donde nosotros estamos parados. Y otra cosa, yo pensaría eso de que el peronismo es lo que está dividido. Los que están divididos son los sectores que quieren confrontar con Unidad Ciudadana. Entre ellos se sacan los votos.

 
(NA)
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-¿Randazzo no le disputa votos al kirchnerismo?
No, no creo. Puede operar sobre ciertos bordes peronistas pero son votos que, cuando estén los resultados, se va a ver que eran los que tenían Massa y Cambiemos en el pasado.

-¿Los votos de Randazzo son de Massa y Cambiemos?
Si. Puede ser alguno que otro…

-¿Y por qué el kirchnerismo le ofreció ser cabeza de lista en diputados?
Bueno, fue ocho años ministro de Interior y Transporte.

-Pero si dice que no aporta votos propios…
Está bien, algunos votos del peronismo debe tener. Pero no creo que representen ni siquiera la mayoría de los votos de Randazzo. Hay un proceso de desencantamiento: desencantados de Cambiemos van hasta Massa y desencantados del massismo que lo votan a Randazzo. Es una cascada, pero es un universo que se recorta sobre sí mismo. A nosotros nos queda sostener o crecer con los votos propios.

 
La gente de Cambiemos que está desengaña con lo que está haciendo este Gobierno prefiere que la candidata sea Carrió porque le da la esperanza de que cambie algo
 

-¿Qué lectura hace de la decisión de Cristina Kirchner de ir por afuera de la estructura del PJ?
Me parece que fue una opción muy audaz y fue una opción necesaria porque no estaban dadas las condiciones para que se saldara de otra forma.

-¿Por qué una PASO con Randazzo no era viable?
¿Pero qué era lo que estábamos dirimiendo en una interna con Randazzo cuando estaba largamente claro que la mayoría de los votos estaban atrás de Cristina?

-Pero si ganaba tan fácil, ¿por qué no se le dio la PASO?
Porque nos hubiéramos pasado todo este período discutiendo al kirchnerismo, pero acá no hay que discutir eso. Hay que discutir lo que le está pasando a la gente. Es una elección de medio término. En 2015, perdimos. En 2019, veremos. Ahora se trata de evaluar al gobierno. ¿Sino cuándo? ¿Al macrismo no lo vamos a evaluar nunca? Se trata de ver qué pasó con las casi siete empresas que cerraron por día en este año y medio, del salario que cayó y los puestos de trabajo que se perdieron. Cuando se da la polarización, por estrategia o naturalmente, ellos lo que quieren es no hablar de lo que sí quiere hablar la gente. Están tratando de modificar la agenda desesperadamente.

 
A Randazzo le dijimos: “¿Querés la interna del PJ? Tomá, tenés todo el PJ para hacerla”
 

-¿Qué expresa entonces el voto de Carrió? Porque su discurso siempre es sobre la corrupción, no sobre la situación económica…
Si hay un distrito electoral donde le puede ir bien es acá en Buenos Aires. Un distrito urbano, que responde a los tics, a los guiños y al antiperonismo visceral de Lilita. Es una candidata bien interesante. Además tiene este rol crítico al interior de Cambiemos, con su larga tradición de desmontar lo que arma. La gente de Cambiemos que está desengaña con lo que está haciendo este Gobierno prefiere que la candidata sea Carrió porque le da la esperanza de que cambie algo. De eso se trata el voto de Carrió, de la ilusión de la propia gente del PRO de que algo cambie. Como no quieren cambiar su voto, cosa que me parece muy razonable y lógico, qué mejor que votar a alguien que es crítico dentro de su propia fuerza. No va a avanzar sobre el voto nuestro y probablemente tampoco sobre el voto de Lousteau, ese voto queda. Nosotros nos vamos a quedar con algunos votos de Lousteau. Ella no aumenta la cantidad de votos, va a sacar lo mismo que saca el PRO.

 
DyN
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-En un distrito tan refractario al peronismo, ¿por qué poner un candidato como Guillermo Moreno, que parece más propicio para la Provincia?
Nosotros no lo pusimos. Está bien que crean que el kirchnerismo maneja todo, pero Moreno se presentó como candidato, como se presentó Itaí Hagman. Son dos propuestas alternativas que se quieren expresar dentro de un frente antimmacrista. No le vamos a negar la posibilidad de intervenir. Como tampoco se la negamos a Randazzo. Le dijimos: "¿Querés la interna del PJ? Tomá, tenés todo el PJ para hacerla".

-Promediando las encuestas, Filmus ronda la misma intención de votos que las otras dos veces que se presentó y está lejos de ganar, ¿por qué insistir con el mismo candidato? ¿No es posible una renovación?
Filmus es sin lugar a dudas el mejor candidato que hoy tiene nuestro espacio. Tiene el mayor apoyo, sus otras intervenciones dan cuenta del conocimiento de los problemas de la Ciudad y, en esta coyuntura, Daniel expresa una representación de todos lo sectores agredidos. La renovación por la renovación en sí misma no es necesariamente una virtud. Además, Lula fue candidato cuatro veces.

 
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-¿Cómo interpreta la postura rígida del Gobierno a la hora de negociar las paritarias?
Es un poco temprano para hacer un análisis de las paritarias en la medida en que la mayoría de ellas fue pautada con una cláusula gatillo. Si el promedio es como dicen 22%, se consagra una pérdida del salario que había empezado ya en el 2016 de una manera más fuerte. Creo que hay muchas paritarias que van a terminar por arriba del 25%. En ese caso habría una mejora, o una pérdida menor. Tampoco es cierto que el Gobierno se haya salido con la suya en materia de firma de convenios colectivos. El año pasado quería que fueran del 20%, se cansó de decirlo, y se firmaron por el 32%. Este año dijeron 17%, estamos en 22%, vamos a ver cuál va a ser el final. No han tenido ni siquiera capacidad: le pusieron techo y no lo pudieron cumplir, los pasaron por arriba. Encima no alcanza porque la inflación es siempre más. Es un doble fracaso.

-¿Cómo tomó que el presidente hable de la industria de los juicios laborales y señale a Héctor Recalde como jefe de la mafia?
No existe tal industria del juicio. Es una fórmula que se ha acuñado y ha quedado vacía de contenido. Más allá de algunas distorsiones, que pueden existir como en cualquier otra actividad, creo que el discurso del presidente va en otra dirección. Va en dirección de estigmatizar a la Justicia Laboral, que se creó en 1946 para poner equilibrio en una relación que de por sí es desequilibrada. También va en dirección a marcar una postura de confrontación con todos los sectores que puedan defender los derechos de los trabajadores. No hay otra explicación para esa vergonzosa caracterización de mafia a los abogados laborales, a los dirigentes sindicales y a los jueces laborales. Un empresario puesto a presidente se le ocurre identificar como el principal problema de la Argentina el tema de la justicia laboral y los delegados sindicales. La verdad que eso lo define.

 
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-¿Qué similitudes y diferencias especula que puede haber entre la reforma laboral aprobada en Brasil y la que impulsará el Gobierno?
Yo no sé cuál va a ser el grado de similitud con la reforma brasileña. Lo mínimo que podemos hacer quienes estamos en el mundo del trabajo hace tantos años es advertir y alertar sobre las implicancias que tiene una reforma de estas características. En segundo término, me parece que lo que ha venido ocurriendo en este período -más de un año y medio de declaraciones y decisiones políticas- va indicando que la dirección es la misma. Si uno se atiene, sobre todo a las declaraciones del Presidente en sus acusaciones a los sindicatos, sus imputaciones a los trabajadores en materia de ausentismo o jornada de trabajo, y si uno ve lo que está ocurriendo en materia de desocupación y caída de salarios, no puede menos que concluir que vamos en la misma dirección. Además, se inscriben en un avance de gobiernos de similar signo en todo el mundo.

-¿La reforma laboral va a traer inversiones en Brasil?
No, los inversores no se mueven por eso. Ese es un viejo discurso. Todo lo que tenga que ver con las supuestas virtudes de estas reformas flexibilizadoras y negadoras de derechos no tienen ninguna evidencia empírica. Es mentira, es falso. En ningún país del mundo ha habido mejora del empleo, de la calidad del empleo o aumento de inversiones como consecuencia de estas medidas. Por el contrario; y aquí sí hablo de la Argentina donde sí se vivieron esas políticas. En ese momento, con los mismos contenidos o parecidos a la reforma brasileña. ¿En qué terminó? Más desocupación, más trabajo no registrado y más pobreza.

-¿Qué efecto va a tener en Argentina que los costos laborales hayan bajado en Brasil?
El problema no son los costos laborales. Nuestro problema de competitividad con Brasil tenemos que resolverlo con más competitividad por la vía de la inversión tecnológica, de la investigación y el desarrollo, y por la capacitación de los trabajadores. No por el lado de la pérdida de derechos. Me hace acordar a los '90, cuando se decía que mejoraba la productividad en una compañía y lo único que pasaba era que despedía trabajadores, entonces tenían la misma producción con menos obreros. Ese no es el aumento de productividad virtuoso.

En Brasil algunos sindicatos apoyaron, ¿cómo cree que sería la reacción de los gremios argentinos? Suponiendo que el Gobierno haga una buena elección…
Yo creo que ellos van a tratar de avanzar cualquiera sea el resultado de las elecciones. Le va a resultar más difícil con un resultado que con otro, pero van a tratar. En Argentina, en el pasado los sindicatos se comprometieron con reformas laborales que dieron un pésimo resultado. La dirigencia sindical que estuvo comprometida quedó dañada por ese proceso. Entonces, confío en que el movimiento obrero, con su larga trayectoria, esté a la altura de ese desafío y no acepte ningún tipo de reforma. Porque aceptar una reforma en estas condiciones, con relaciones de fuerza absolutamente a favor de los empresarios tiene un solo destino: reducir derechos, debilitar a los sindicatos y bajar salarios.

 

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