Solano Caballero: "El gobierno no conoce a Pablito, Pablito no conoce a Perón"

Solano Caballero, sobreviviente de la masacre de Rincón Bomba, y Noolé Cipriana Palomo, Presidente del Consejo de Mujeres Pilagá y traductora, dialogaron con InfobaeTV, sobre el genocidio realizado durante el peronismo, y silenciado hasta entonces, en Formosa

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¿Cuáles fueron los motivos que desencadenaron la masacre?

Solano: En setiembre, durante todo el mes no pasó nada. Siempre la gente orando a Dios. El primero de octubre, ya comienza a venir la gendarmería. El 7 de octubre, viene el Sargento Primero y le dice a Pablito que hay noticias de Perón. Después más tarde vienen, a las cinco de la tarde, y le dicen "Pablito, ahí vienen a buscarte" vienen del gobierno, te llaman. Pablito dijo "yo quiero ver mi carta" "bueno, vamos". Se va, yo voy allá, porque quiero saber bien ese problema. Llegamos, el Comandante Principal dijo que acá hay apoyo en la carta, pero no estaba. El Cabo dijo que a la tarde llegó la carta, y el jefe dijo que esa mañana… al revés las noticias. El 8 de octubre le dijeron Pablito, que lo estaba llamando el gobierno. "Tiene que viajar el miércoles". Por eso se enojó el jefe de gendarmería, porque está bien cuando lo acompaña uno, entonces va a ir, pero solo nomás lo querían mandar. No conoce la ruta. Tenía miedo de perderse.Después el día martes 9 viene a cada rato gendarmería. Yo digo "el gobierno no conoce a Pablito, Pablito no conoce a Perón" A las tres de la tarde empezó a venir mucha gente, con pistolas y armas. Pero estaba calladito Pablito cómo se iba a enojar, siendo que es buen hombre. A las seis de la tarde, la gente dice "vamos a traer caramelos a la tarde, a las seis y media".

Porque Pablito no quiso viajar a Buenos Aires, la gendarmería se enojó y tomó represalias con la gente que estaba ahí, en ese momento. Cuando comieron los caramelos se empezó a enfermar la gente, empezaron a tener dolor de cabeza, la mayoría de las ancianas tuvieron que permanecer adentro de las casas, había algo en la comida. Empezaron a traer comida contaminada.

¿En qué momento comienza la gendarmería a disparar contra el pueblo?

Solano: A la tardecita empezaron a disparar a la gente que estaba dentro de un lugar sagrado que era donde nosotros danzábamos y estábamos rindiendo culto.  La mayoría de la gente se juntó ahí porque había un sanador que curaba. Ahí es donde se originó la matanza.

¿Cuánta gente había ahí?

Noolé Cipriana Palomo: Mi mamá fue sobreviviente, y ella cuenta que eran miles de personas, de todos lados, venían del monte, de su lugar, se calculan que más o menos eran seis mil personas que habían llegado ahí.

También creen que se originó porque eran muchas noches de culto, muchas noches, muchos días, donde era una bulla muy grande y la gendarmería nunca escuchó una cosa así de tanto ruido todo el tiempo, entonces lo tomaron como que los indios se estaban alzando.

Una vez que empezaron a disparar, mucha gente se fue, algunos quedaron ahí heridos, ¿qué pasó con los muertos y los heridos? ¿qué hizo la gendarmería después?

Solano: Cuando empezó a disparar la gendarmería, los que murieron en ese momento quedaron ahí, los cuerpos de ancianos, niños. Yo vi a una mujer que tuvo que abandonar a su bebé porque tuvo que irse. Luego de la matanza, no pudimos ver qué se hizo con los cuerpos. Cada uno que pudo escapar, se escapó, porque era monte. La gente conocía el monte porque era su casa.

¿Cuántas personas, cercanas a vos, fueron asesinadas?

Solano: Un tío y tres sobrinos.

¿Y qué hicieron después de la masacre? ¿a dónde fueron? ¿dónde se volvieron a reunir?

Solano: Mi familia se fue casi a Coquera, otra comunidad que está casi a 45 km de Las Lomitas, pero la mayoría disparó a donde pudo. Hay mucha gente que se desencontró con su familia, y recién muchos años después se volvió a encontrar, porque creían que los habían matado y estaban en otra parte.

¿Persiguieron a los que se escaparon?

Solano: Nos persiguieron con un camión, y otros iban en caballo, porque en el monte no se podía entrar con vehículo.

¿Mataron más gente en esa persecución?

Solano: A medida que iban encontrando gente, la iban matando. La gendarmería custodiaba una represa, porque en el mes de octubre la zona de Formosa es una zona muy seca,  y sabían que la gente tenía sed. Ahí se mataba mucha gente.

¿Por cuánto tiempo los persiguieron?

Solano: Por muchos meses, hasta que se ve que hubo una orden y recién ahí los dejaron de perseguir, pero durante varios meses tuvieron que huir.

¿Y a lo largo de estos años hubo alguna intención del estado de hacerse cargo, de reconocer esta matanza?

Noolé: Hay un juicio que está llevando adelante la gente de la Asociación Pilagá. Lo que nosotros estamos haciendo en este momento es visibilizar la causa, que la gente se entere lo que pasó. No hay ni un perdón, todavía no hay reconocimiento de lo que ellos han hecho. Hubo una parte de la Argentina que se hizo contra los indígenas. Lo que pasó en Rincón Bomba es que la gente no tenía armas, no era gente que iba a luchar.

Antes o después de que suceda esto ¿hubo algún episodio similar en el país o en Formosa?

Solano: Antes de la matanza de Rincón Bomba, en la zona del Pilcomayo habían matado a veinte caciques y dos mujeres Pilagá.

Cuando volvieron a juntarse ¿pudieron reconstruirse?

Noolé: Después de la masacre, muchos estuvieron reclutados en Colonia y Bartolomé. Mi mamá por ejemplo se escapó de Bartolomé de las Casas, pudieron regresar a Pozo del Tigre, casi que Coquero y ahí recién pudieron reencontrarse con su hogar, con algunos de su familia. Pero después de mucho tiempo recién la gente se pudo volver a su lugar.

¿Qué cambió en la relación que tuvieron con el blanco a partir de ese momento?

Noolé: Bueno, los jóvenes de ahora, en este tiempo cambiaron muchas cosas. Nosotros lo que queremos es que esta historia, que forma parte de la Argentina, sea difundida. Y también que los indígenas de ahora tengamos nuestros derechos.

¿Cuántos sobrevivientes hay hoy en día vivos?

Noolé: Y… murieron cuatro o cinco, y quedan también cuatro o cinco. Pero hay abuelos de otros parajes que todavía no tuvieron la oportunidad de contar lo que pasó.