"La vitivinicultura es una industria que está rodeada de buenos momentos y sensaciones agradables desde la producción hasta la comercialización", asegura Julio Viola, Director de la Bodega Fin del Mundo y Malma, en Neuquén.
Es que esa provincia es una de las más importantes en la producción de vinos en zonas frías, y junto con el sur de la Pampa y Río Negro conforman lo que se llama el Sur Vitivinícola. Su gran impulso en la vendimia se ve favorecido por la particular condición de los suelos, el agua y el clima que brindan algo más que una buena copa de Chardonnay, Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Cabernet Franc y Sauvignon Blanc.
Esta región se ubica sobre la Ruta provincial 7, a tan sólo 55 km de la capital neuquina. Allí el Valle de San Francisco de Chañar se recuesta intenso mientras maduran los frutos entre sus particulares aromas
Bodega Malma cuenta con unas 162 hectáreas en San Patricio del Chañar, Departamento de Añelo. Su arquitectura es una síntesis entre una avanzada tecnología vitícola y la estética del paisaje patagónico. El complejo tiene una superficie de 5800 m², conformados por la bodega, las oficinas, el Resto-Bar Malma, La Posada y la cava.
Un estilo de vida
Todo comienza al alba, entre las cinco y las seis de la mañana, cuando las primeras cosechadoras comienzan sus rutinas. Un trabajo exquisito en su elaboración a mano y a máquina que conlleva un legado, una herencia. Quienes allí trabajan saben lo que el ritual del viñedo significa, empleando todo esfuerzo para conseguir el mejor vino de la Patagonia.
De esta forma, en plena vendimia, el trabajo en conjunto, reconoce los tiempos de madurez de la uva para realizar una cosecha certera. "Cuando la uva está no hay sábados, domingos ni feriados", suelen decir.
La región vitivinícola de Neuquén es nueva y es una zona en constante evolución. Para los turistas interesados, las visitas se realizan en diferentes ámbitos como el playón de vendimia; la sala de barricas donde los aromas se concentran; mientras que los balcones abren sus ojos a los viñedos.
Claro, el final de la experiencia no puede ser otro que una buena degustación del producto con otros sabores locales en un área que año a año se gana un lugar en el universo de los vinos de alta gama. Una manera más de vivir la Argentina en toda su extensión.