La selección peruana, verdaderamente, la pasó mal en el primer acto del duelo contra los ecuatorianos, en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Desde el silbatazo inicial se ejerció una estrategia de contención extrema para repeler las embestidas locales toda vez que se agruparon los puntuales en la última línea para resguardar a Pedro Gallese.
Aun así, los de Sebastián Beccacece fueron superiores y exhibieron un dominio abrumador que solo faltó traducirlo en el marcador electrónico. No obstante, las imprecisiones en el manejo de la pelota impidieron aumentar la cuota. Otra razón por la que no se movió el score fue por la presencia colosal del ‘1′ de Perú, quien en 3 oportunidades ahogó el grito de gol de Ecuador.
A los 12′ minutos inició el espectáculo de Gallese con una volada espectacular para desviar el remate de Kendry Páez, el joven ‘10′ propiedad del Chelsea de la Premier League. Un minuto después, se conjuró un cabezazo notable del central Félix Torres y luego, pasada la media hora del cruce, se desactivó con éxito un testarazo importante de Ángel Preciado.
Para ese momento, la Blanquirroja, que no registraba ningún asomo al área ‘tricolor’, aguantaba a más no poder, pero se apreciaba un detalle: la falta de oxígeno en los 11 ubicados sobre la hierba del Casa Blanca. A simple vista lo más agotados eran los delanteros Gianluca Lapadula y Alex Valera, cuyos despliegues físicos fueron destacados en la contribución a la oposición visitante planteada.
Entre tantas dificultades, Perú pudo salir invicto al entretiempo. Percatándose de la necesidad de nuevos aires y mayor protección, el entrenador Fossati realizó 3 cambios de golpe: Carlos Zambrano, Oliver Sonne y Jean Pierre Archimbaud por Anderson Santamaría, Luis Advíncula y Wilder Cartagena. Las variantes, conviene mencionar, también surgieron por las amonestaciones recibidas de los inicialistas.
Sin fútbol y sin sorpresa, la Bicolor quiso cambiar de cara adelantando un poco las líneas para aproximarse a campo contrario. Pero en ese intento, llegó lo que todos nos temíamos: la apertura del partido, la cual a los 54′ minutos, llegó con un frentazo potente del histórico Enner Valencia, a pase cruzado de Alan Franco, que no pudo ser detenido por el -hasta ese momento- heroico Pedro Gallese.
Con ese cambio de guion, los de Fossati tenían que cambiar el libreto en búsqueda del empate, algo que no se materializó porque nunca cayó una sola idea ofensiva. En vista de que el ímpetu no daba frutos, se dio entrada a Piero Quispe y Santiago Ormeño, ingresos insustanciales en el trámite de una contienda en la que Perú jamás pesó.