La actividad física y la fuerza muscular podrían reducir a la mitad las muertes de pacientes con cáncer

Los resultados de dos nuevas investigaciones sugieren que un estilo de vida orientado al ejercicio físico tiene un efecto positivo tanto en la prevención como en la lucha contra el cáncer

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Según los estudios, la fuerza
Según los estudios, la fuerza muscular y la aptitud física están relacionadas con una significativa reducción del riesgo de mortalidad en pacientes con cáncer. (Freepik)

La actividad física y el desarrollo de la fuerza muscular podrían favorecer significativamente la supervivencia de pacientes con cáncer, de acuerdo con dos recientes estudios publicados en la revista científica British Journal of Sports Medicine.

Una de las investigaciones analizó datos de cerca de 47.000 pacientes con distintos tipos y etapas de cáncer. Se detectó que aquellos con mayor fuerza muscular y niveles superiores de aptitud cardiorrespiratoria tenían entre un 31% y un 46% menos probabilidades de morir por cualquier causa, en comparación con aquellos con niveles más bajos.

Este impacto fue incluso más notable en pacientes con cáncer en estadios avanzados (3 o 4), así como en quienes padecían cáncer de pulmón o digestivo. Los resultados sugieren que incorporar estrategias centradas en el ejercicio físico podría marcar una diferencia clave en la expectativa de vida de estos pacientes.

Los investigadores, liderados por la Universidad Edith Cowan en Australia, destacaron que las actividades de fortalecimiento muscular podrían considerarse en la práctica clínica para evaluar el riesgo de mortalidad en etapas avanzadas de la enfermedad. “Nuestros hallazgos resaltan que la fuerza muscular podría usarse como herramienta para determinar el riesgo de mortalidad y, por lo tanto, estas actividades podrían emplearse para aumentar la expectativa de vida”, señalaron los autores en el informe.

En tanto, un segundo estudio subrayó la importancia de adoptar un enfoque integral del estilo de vida para reducir el riesgo de cáncer. Este nuevo análisis, financiado por el Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer, encontró que la combinación de mantener una cintura más delgada junto con un régimen constante de ejercicio físico era significativamente más efectiva para disminuir el riesgo de cáncer, en comparación con realizar solo una de estas acciones.

El estudio, que incluyó datos de más de 315.000 personas, es el primero en investigar cómo la combinación de controlar el peso y practicar actividad física interactúa para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Un hombre se mide la
Un hombre se mide la cintura con una cinta métrica. (AP Foto/JoNel Aleccia)

Un enfoque integral para reducir la mortalidad por cáncer

La Dra. Helen Croker, directora adjunta de investigación y políticas del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, afirmó a The Guardian: “Estos hallazgos subrayan la importancia de adoptar un enfoque holístico del estilo de vida en lugar de centrarse en un único factor para minimizar el riesgo de cáncer. Mantener un peso saludable, especialmente una circunferencia de cintura recomendada, junto con ejercicios regulares y una dieta equilibrada, son medidas cruciales para reducir este riesgo”.

Aunque los avances en atención médica han reducido considerablemente las tasas de mortalidad por cáncer en las últimas décadas, los efectos secundarios de los tratamientos—como el impacto en el corazón y los músculos—siguen siendo factores que complican la supervivencia de los pacientes. El fortalecimiento muscular y la promoción de un estilo de vida saludable, tal como lo sugieren los recientes estudios, ofrecen nuevas oportunidades para abordar estos desafíos mediante estrategias preventivas y personalizadas.

Asimismo, los hallazgos resaltan la necesidad de fomentar la conciencia entre pacientes y profesionales sobre el papel del ejercicio físico y su impacto positivo en la lucha contra el cáncer, tanto en términos de tratamiento como de sobrevivencia a largo plazo. En paralelo, el avance en herramientas de inteligencia artificial y programas de detección temprana complementa este enfoque y abre la posibilidad de un control más eficiente y adaptado a las necesidades específicas de cada individuo en riesgo.

Estos esfuerzos conjuntos apuntan a un futuro en el que la prevención y el tratamiento del cáncer sean cada vez más precisos y efectivos, con la mejora en la calidad de vida de los pacientes como objetivo final.