Una Lima violenta, racista y discriminadora en “Imágenes en silencio” de Rafael Roque

El autor peruano consideró que su libro de cuentos es una crítica a la capital peruana, así como al individuo. “Es desesperante porque todos vivimos con miedo”, dijo a Infobae Perú.

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El escritor peruano Rafael Roque publicó nueve cuentos en "Imágenes en silencio". Crédito: Dendro Ediciones
El escritor peruano Rafael Roque publicó nueve cuentos en "Imágenes en silencio". Crédito: Dendro Ediciones

Imágenes en silencio es una colección de cuentos del escritor peruano Rafael Roque, que refleja la realidad de Lima, una ciudad que envejece con sus problemas y contradicciones.

Infobae Perú conversó con el autor, quien reveló por qué considera a la capital peruana como una ciudad espantosa debido a su violencia, que no solo se manifiesta en crímenes y delitos cotidianos, sino también en un racismo estructural y discriminación hacia quienes son diferentes o tienen menos recursos.

—“La casa de mamá envejecía. El esmog de la calle no tenía piedad y la volvía más gris conforme transcurría el tiempo y sus paredes se descascaraban de forma ridícula”, escribes en el cuento “Un breve retorno” de Imágenes en silencio. ¿Lima es una ciudad horrible como das a entender no solo en este cuento, sino también en otros?

—Sí, considero a Lima una ciudad horrible por ser violenta. Experimentamos la violencia en todos lados y no solo me refiero a robos, asaltos, peleas, entre otras cosas, sino también a la que no siempre es fácilmente visible; un racismo estructural y un odio hacia quien es distinto o quien menos recursos tiene. Ejemplos de discriminación hay varios y se han normalizado a través del tiempo.

—¿Por qué el Centro de Lima es recurrente en varios de los cuentos de Imágenes en silencio?

—He pasado bastantes años transitando en las calles del Centro de Lima. Estudié en la Universidad Villarreal en el local de Colmena y luego continué en el centro trabajando por más de 10 años como periodista, así que me he pasado la mitad de la vida por esos lares, observando y conviviendo con todas la peligrosidad y las singularidades que puedes encontrar ahí.

—En “Madrugada”, fuera del contexto del cuento (no pretendo spoilear a los lectores), creo que es un homenaje a los periodistas, como tú y yo, que hemos salido tarde de las redacciones y nos hemos juntado con otros para esperar que milagrosamente pase un micro que nos lleve a casa.

—Es verdad, es algo que vivimos algunos periodistas, pero también muchas personas. En las madrugadas hay un movimiento de trabajadores importante que no encuentran cómo movilizarse porque para el sector público y la empresa privada la vida y la demanda terminan a la medianoche y quienes están en la calle después de esa hora necesitan recurrir a la informalidad para trasladarse, como ocurre en mi cuento.

"Imágenes en silencio" fue publicado por Dendro Ediciones. Crédito: Dendro Ediciones
"Imágenes en silencio" fue publicado por Dendro Ediciones. Crédito: Dendro Ediciones

—Homofobia, pedofilia, rateros y un transporte informal en una ciudad como Lima, ¿se puede decir que Imágenes en silencio es una crítica social a la capital peruana?

—Es una crítica a la ciudad, sí, pero también al individuo. En el libro vemos personajes realmente miserables, detestables de todo punto de vista que se mimetizan con una ciudad violenta y en decadencia.

—“Pero me acaban de asaltar”, dice uno de los personajes del cuento “Una fría noche” de este libro cuando pidió prestado un celular para llamar, pero no lo quisieron escuchar. Parece que en esta ciudad nadie piensa en los demás o, también, es un símbolo del temor que puede vivir un ciudadano de una Lima descontrolada e insegura.

—Es desesperante porque todos vivimos con miedo, la violencia comienza muchas veces en casa, en los colegios, en las calles sorteamos la delincuencia, las mujeres viven en constante acoso y ya no podemos confiar ni en la autoridad porque muchas veces son ellos quienes fomentan y perpetúan la violencia en diferentes formas. Y todo, absolutamente todo, se maneja en un ámbito de normalización e impunidad terrible.

—Tú, como escritor, ¿qué sientes por Lima?

—Lima es una fuente inagotable de historias. Para mí ha sido muy provechoso crecer en un clásico barrio en San Juan de Miraflores con los amigos, el fulbito, el trago, las fiestas; y luego de más grande en el centro, en los bares, las redacciones, las calles, las madrugadas. Le he sacado provecho a cada momento y gracias a ello me quedan varias historias por escribir aún.