Después del cáncer... la reconstrucción mamaria: 6 historias de vida esperanzadoras

El 17 de octubre se celebra el Día Nacional de la Concientización de la Reconstrucción Mamaria (Bra Day). Esta iniciativa se originó en el año 2011 en Canadá para promover la educación y el acceso de las mujeres que consideren la reconstrucción mamaria postmastectomía. En este marco, la organización y el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Italiano junto a Para Ti presenta una muestra fotográfica con pacientes que será exhibida a partir del 22 de octubre. Acá, ellas cuentan su experiencia.

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"Ahora me veo y soy yo". TAMARA DERMENDYIEF (39), contadora

"Cuando me crezca el pelo vamos a ir a Disney", les prometió a sus hijos –Thian (7) y Hanna (5)– en medio del tratamiento. Y cumplió la promesa cuando ellos, memoriosos, vieron que el pelo le empezaba a crecer y se lo recordaron. Lejos había quedado el 2015 cuando Hanna tenía dos años, ella justo había dejado de amamantar y detectó un bulto del tamaño de una pelota de golf en una mama.

"Pensé que era una mastitis, me hice estudios y me realizaron una punción. Ni pensaba en el cáncer, pero el doctor me lo dijo sin vueltas. Sentía que estaba en un barco que se empezaba a hundir. La sensación de que el pelo se cae es horrible. Un año después, cuando me iba creciendo, tenía miedo de tocármelo, incluso cuando peinaba a mi hija. Cuando me dijeron que tenían que sacarme la mama, al principio no quería, pero me operaron en 2016 y en el mismo momento iniciaron la reconstrucción. Ahora me veo y soy yo: puedo olvidarme de la enfermedad porque me veo como era antes. Dios me dio la fuerza y me puso en las manos de médicos de excelencia".

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 "Con mi cuerpo reconstituido, la vida es otra cosa" LILIANA LORIZIO (53), ama de casa

"En 2005 me vi un bulto en el pecho, pero no le di bolilla hasta que recién en 2011 me hice el primer control y me dijeron que era un tumor", cuenta Liliana, mamá de Yanina (28) y de Nicolás (25). "Todos lloraban en casa, pero yo decía 'paren, ¡estoy acá!'. Cuando me sacaron la mama me vi un hueco, fue terrible, pero como sabía que era para seguir viviendo, iba a hacer todo lo que tuviera que hacer", agrega. "'¡Vamos por todo!', le dije cuando el doctor cuando me propuso la reconstrucción en el año 2012. Recuerdo que cuando veía algún corpiño divino en una vidriera era terrible saber que no lo podía usar. Después de la operación, la vida me cambió cien por ciento. Me sentí hecha, estoy feliz. Ahora, habiéndole ganado a la enfermedad y con mi cuerpo reconstruido, la vida es otra cosa, se ve y se siente de otra manera, disfruto el presente".

Liliana está orgullosa de sus mamas, incluso de la reconstrucción de su pezón ("la frutilla del postre", dice). Se siente "fuerte", mientras se prepara para conocer a su primera nieta, que nacerá en unos días. El 17 de octubre se celebra el Día Nacional de la Concientización de la Reconstrucción Mamaria (Bra Day por sus siglas en inglés). Esta iniciativa se originó en el año 2011 en Canadá para promover la educación y el acceso de las mujeres que consideren la reconstrucción mamaria postmastectomía. En este marco, la organización y el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Italiano junto a Para Ti presenta una muestra fotográfica con pacientes que será exhibida a partir del 22 de octubre. Acá, ellas cuentan su experiencia.

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"Nunca tuve dolor ni miedo" MARISA TOLEDO (54), secretaria y licenciada en Historia

"Me molesta mucho la mujer que se pone en la postura de 'por qué me pasó a mí'. A esa mujer le digo: '¿quién sos vos para que no te pase?'. Todos podemos tener cáncer o cualquier otra cosa", dice rotundamente. "El cáncer te sigue manteniendo viva, por eso la cosa de deprimirse a mí no me va, hay que bancársela", afirma Marisa, mamá de Lautaro (25).

A ella le detectaron la enfermedad en un control en 2013. Tras una punción y una biopsia, ella misma le pidió al médico hacerse la mastectomía para evitar rayos y quimio. "Por suerte se pudo y para mí lo mejor del cáncer es que me sirvió para operarme las tetas y tenerlas en los hombros y no usar corpiño", dice con un humor envidiable.

"Nunca tuve dolor ni miedo, siempre fui fuerte y creo que el cáncer me humanizó y me hizo bajar un cambio", cuenta. Y vuelve a la idea del principio: "Yo me considero lo suficientemente fuerte, me tocó a mí, qué se yo. Cuando me sacaron la mama pedí que me dejaran el pezón y por suerte se pudo, y, aunque no son exactamente iguales, cumplen su función".

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"La actitud optimista ayuda muchísimo" ROXANA PETRECA (54), empresaria

"'Marce, tengo cáncer', le dije a una amiga vía mensajito de texto cuando me dieron el diagnóstico", recuerda. Fue en 2014, cuando se tocó la axila mientras se bañaba y descubrió un bulto del tamaño de un quinoto.

"Fui a la mastóloga y me dijo que era malo. '¿De qué me estás hablando, cómo que es malo?', la increpé. Me enojé, pero nunca pensé que me iba a morir. Sabía que iba a hacer los deberes como correspondía y el apoyo de la gente que me quiere me impulsó a salir adelante". Cuenta que siempre fue muy autoexigente y que se la pasaba corriendo por todos antes de que apareciera la enfermedad.

"El cáncer me dijo 'hasta acá llegaste', porque no tuve otra alternativa que aflojar. Es importante ir siempre hacia delante, aunque haya momentos difíciles, porque la actitud optimista ayuda muchísimo". Hizo quimo y

rayos hasta que le indicaron que debía hacerse la mastectomía: "Lo impactante y terrible fue verme el día siguiente a la operación. Me senté frente al espejo, me dio mucha impresión, me puse a llorar. Las mamas y mi pelo habían sido siempre mi caballito de batalla, por eso verme hoy con la reconstrucción es algo tan importante".

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"Es volver a verte completa" MÓNICA BAIS (58), trabajadora social

"Prefería perder un riñón y no la teta porque dejás de ser mujer" –explica sin vueltas–. "La mastectomía es como una amputación, por eso el día de la operación empezaron también la reconstrucción. Yo le había advertido al médico que lo único que quería era salir del quirófano con una teta. La reconstrucción mamaria es como verte completa, es lo mejor que te puede pasar". A ella le habían detectado tres nódulos en un control anual de rutina en su ciudad, Olavarría.

"Era cáncer y por eso me vine a Buenos Aires, y a los pocos días me hicieron la mastectomía", relata mientras se toca el mechón rosa que se hizo en el pelo para celebrar el Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Mama.

"El cáncer cambió mi forma de ser, de actuar, de sentir. Mi vida es antes y después del cáncer y por eso le agradezco a esta enfermedad porque me abrió nuevas puertas. Yo siempre le puse toda la onda porque sabía tenía que salir adelante y punto. No hay que darse vuelta para mirar atrás y no hay que perderse ninguna oportunidad en la vida", recomienda.

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"Me volví a sentir mujer" GLADYS NOVELLO (58), licenciada en Economía

Dio la casualidad de que su mejor amiga, que es ginecóloga, estaba con ella cuando le dieron los primeros resultados de los estudios. A partir de que su amiga la empezó a llamar más seguido, ella empezó a sospechar que algo no andaba bien. Apenas confirmó el diagnóstico, empezó a googlear y a hacer todo lo que sabía que no tenía que hacer.

"Me dijeron que tenía que sacarme la mama. Era 2007 y no se hablaba tanto de esto. Tenía miedo, pero a la vez tenía mucha fuerza para encarar lo que se venía. En el consultorio, un médico me dijo que iba a quedar chata 'como él', señalando a mi marido que estaba al lado. Me sacaron las dos mamas (una por prevención)", recuerda, y luego inició la reconstrucción.

Y sigue: "Es muy importante para todas las mujeres. El día que el médico me sacó la venda fue como tener el alta de la enfermedad: me volví a sentir mujer. No sólo le había ganado a la enfermedad, sino que con mis mamas (pezones y areolas incluidas) me sentía en la gloria eterna, sentí que había ganado la vida".

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La muestra Va a exhibirse en el corredor central del Hospital Italiano (planta baja) en Perón 4190, CABA, desde el 22 de octubre a las 14.

Texto: Carolina Koruk. Producción: Marité Rizzo. Fotos: Diego García

Maquilló: Ceci Arone para de la Vega make up. Peinó: Edu Rodríguez para Cerini. Agradecemos a: Clara Ibarguren.

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