¿Por qué es cada vez más difícil recomendar una serie?

Hoy todos hablamos de series, de la serie nuestra de cada día (y noche), y cruzamos hallazgos y recomendaciones. Pero la verdad es que hay cada vez más títulos, y recomendar y compartir empieza a ser casi una misión imposible.

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Tu serie NO me gusta
por QUENA STRAUSS, periodista

Es así: entre amigos y de onda uno suele recomendarse series supuestamente "bomba". Pero puede que la súper serie que tus amigas aman a vos te parezca un bodrio, y viceversa. Por eso, propongo cortar con la hipocresía seriéfila y comenzar a animarnos a decir en voz alta las cosas como son.

Empezando, claro, por la peor verdad de todas: ¡tu serie no me gusta! Ese embole que para vos es la séptima maravilla es, en realidad, un cuento pretencioso, carísimo y pensado solamente para impresionar a los snobs. ¿O me vas a decir, por ejemplo, que todo el mundo entiende Game of Thrones cuando cada doce minutos brota un personaje nuevo de debajo de algún almohadón, las familias son endogámicas a más no poder y ni los dragones se salvan de un avance erótico? ¡Pst! O esas otras de intrigas políticas interminables y que son como una tragedia de Shakespeare, pero en seis temporadas. ¿Quién se las fuma? Yo no, al menos.

A mí me gustan las cosas o más tradicionales o definitivamente rupturistas. Muero por The Sinner, por caso, un thriller psicológico narrado como los dioses, y me entretienen mucho las idas y vueltas de Sobreviviente designado, esa serie en la que un hombre que es el equivalente humano del perrito Droopy queda a cargo por accidente de la Casa Blanca y de la presidencia de los Estados Unidos. Pero, te diré, por lo general no sucumbo a lo que sucumbe todo el mundo. No amé Lost, no amé Los Soprano, no enloquecí con Mad Men. Creo, como te dije, que recomendar series es como aconsejar a otro en temas de amor: sólo sirve para enemistarnos con medio mundo. Mejor que cada quien encuentre la serie de su vida como pueda y cuando guste. Ese es el único modo seguro de no seguir perdiendo amigos.

Series incompartibles
por LUIS BUERO, periodista

Las series me han acompañado toda la vida. Cuando era chico y compraron un televisor en casa, me fascinaban con El Cisco Kid, El llanero solitario, Patrulla de caminos, Yo quiero a Lucy, Caza submarina. El tiempo pasó y yo seguía prefiriendo la televisión extranjera, tan cinematográfica. En los '60 llegaron La dimensión desconocida, Bonanza, Misión imposible, Los Picapiedras, Hechizada, Mr. Ed, El Agente de Cipol, El fugitivo, Los intocables, Ladrón sin destino. Después vino la década del '70 y nos deleitaron con La Familia Ingalls, Kung Fu, Starsky y Hutch, El hombre nuclear, Los ángeles de Charly, Kojak. En los '80 nos sorprendieron con Alf, McGyver, Brigada A, Luz de Luna, División Miami, V Invasión Extraterreste, Dallas… Eran épocas donde en mi casa había un solo televisor y, a la hora de la cena, el aparato era como un tío querido que participaba de la mesa familiar. Y al día siguiente, en las escuelas y oficinas se hablaba de las series.

Los '90 nos trajeron Los Expedientes X (ahora ha vuelto en una nueva temporada), Friends, Los Simpsons, Los Soprano, La niñera, Millennium; los 2000 siguieron con Supernatural, Prison Break, CSI, Breaking Bad, Gilmore Girls, Fringe, Dr. House, Dexter, Dos hombres y medio, The Big Bang Theory, Lie To Me.
Ahora veo Chance, La ley y el orden, NCIS, Swat, Criminal Minds, Lucifer, y amigos y parientes ven series que ni conozco en Netflix, Hulu u otras plataformas, cada uno en su dispositivo y pantalla. El mundo de las series se ha atomizado tanto que hay una para cada paladar, gusto o cultura y edad. ¿Recomendar y compartir?, muy difícil hoy.

ilustración VERÓNICA PALMIERI

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