La terna de CFK

La Vicepresidenta no ungió a un candidato. Pero el acto en Plaza de Mayo tuvo claros gestos de valor simbólico

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Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Sergio Massa junto a CFK (Foto: Franco Fafasuli)
Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Sergio Massa junto a CFK (Foto: Franco Fafasuli)

Finalmente Cristina Kirchner tuvo su plaza. En un lluvioso 25 de mayo, y con la consigna de conmemorar los 20 años de la asunción como presidente de Néstor Kirchner, el kirchnerismo escenificó una auto celebración del liderazgo de la Vicepresidenta y, en un acto colmado de militantes, hizo alarde de la capacidad de movilización que aún conserva. También dejó en claro el rol central y gravitante de CFK en la estrategia electoral del peronismo.

Quienes esperaban alguna definición concreta que aportara algo de claridad a menos de un mes del plazo legal para la inscripción de candidaturas, se fueron un poco preocupados: Cristina Kirchner no ungió a un candidato ni dio indicios claros para despejar los grandes interrogantes que acosan a un peronismo en crisis tras el rotundo fracaso del gobierno de Alberto Fernández.

Sin embargo, si se analizan con atención algunos detalles de esa verdadera “puesta en escena” que entrañó el acto en la Plaza de Mayo, hubo algunos gestos de alto valor simbólico que permiten entrever la potencial estrategia de la vice y su espacio. Más aun teniendo en cuenta que la ex mandataria es muy adepta a este tipo de simbolismos.

Así las cosas, lo más interesante no fue el muy previsible y nada novedoso discurso contra el FMI, la Corte Suprema de Justicia, la oposición y los medios de comunicación, sino las advertencias e indicios simbólicos.

En lo que respecta a las advertencias, el mensaje fue bastante explícito: el peronismo se está reorganizando de cara al proceso electoral y, en ese proceso, no hay lugar para quienes desafien su liderazgo. En este sentido, la “ausencia” de Alberto Fernández, refugiado en la soledad de la residencia presidencial de Chapadmalal, entraña una clara advertencia hacia adentro del peronismo.

Entre las pocas certezas de cara al futuro está más que claro que el vínculo entre el presidente y su “mentora” está definitivamente roto. Y, por ello, ya nadie espera un llamado o reunión entre ambos para ordenar la interna y definir la estrategia electoral.

Y, en lo que hace a los indicios, los gestos fueron también elocuentes: Eduardo “Wado” de Pedro, Sergio Massa y Axel Kicillof se ubicaron en un sitial preferencial, formando un imaginario triángulo detrás de la Vicepresidenta.

Entre algunos de los presentes se habló incluso de que Massa y Wado podrían integrar la posible fórmula presidencial, algo que fue alimentado con pegatinas callejeras y posteos en redes sociales. Hablar hoy de esa fórmula es, como mínimo, precipitado. Sin embargo, que el líder del Frente Renovador haya ocupado el mismo lugar que los principales referentes de La Cámpora, deja en claro no solo que Cristina sigue sosteniendo al ministro de Economía en su gestión frente a la crisis, sino que también lo ve como un socio estratégico y parte importante de su armado político-electoral.

A esta altura parece claro que de esa “terna” saldrá el candidato presidencial del espacio, con la posibilidad de una fórmula compartida entre algunos de ellos. Si bien, por un lado, las definiciones parecen acotarse a esos tres nombres, por el otro, la definición del candidato y la oferta electoral no es menor en términos de posicionamiento y estrategia. No es lo mismo Massa que Wado o Kicillof; al igual que no es lo mismo una oferta peronista unificada que una PASO con Daniel Scioli y otros contendientes.

Las definiciones no son tampoco menores de cara al objetivo fundamental de retener la estratégica provincia de Buenos Aires: una candidatura de Kicillof a presidente, si bien garantizaría el piso electoral nacional de Cristina de cara a las PASO, podría poner aún más en riesgo las chances electorales del kirchnerismo en territorio bonaerense.

En el contexto de una celebración del kirchnerismo puro uno estaría tentado a ver en Wado el candidato “natural” del espacio. Dicho de otra forma, por qué elegiría no solo a un extrapartidario sino a un referente que aparece desdibujado frente a la crítica situación de la economía. La respuesta podría encontrarse, a manera de hipótesis provisional, en el retorno de una vieja tradición del peronismo como partido “atrapa-todo”, una estrategia que, obviando las flagrantes contradicciones entre diversos actores internos, privilegia movilizar y persuadir a sectores de los más diversos perfiles ideológicos y sociodemográficos.

Así las cosas, a pocas semanas de las ineludibles definiciones, el kirchnerismo delimitó con perfiles nítidos el núcleo con el que procurará construir su oferta electoral: La Cámpora, sus aliados massistas del Frente Renovador, el peronismo del conurbano, más algunas expresiones de los movimientos sociales.

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