Iglesia pascual, política y pueblo pobre

En esta Semana Santa que culmina celebremos a Cristo resucitado y pidamos que renazca la esperanza en la resurrección de los pobres de nuestra tierra

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El Papa Francisco liderando el servicio de Viernes Santo en la Basílica de San Pedro
El Papa Francisco liderando el servicio de Viernes Santo en la Basílica de San Pedro

La Iglesia es “nosotros pueblo” fiel, creyente, fraterno y libre. El pueblo fiel de Dios no es todo el pueblo sino el pueblo de los que recibimos el sacramento del bautismo. Hoy no se concibe una Iglesia cerrada, ensimismada, autorreferencial sino una Iglesia abierta “en movimiento” con la divinidad Nuestro Señor Jesucristo, encarnación de Dios vivo que existe en nuestra religiosidad, en nuestras oraciones, imploraciones y praxis cristiana.

“La Iglesia tiene que ser una Iglesia pascual -decía San Oscar Romero mártir- porque nació de la Pascua y vive para ser un signo e instrumento de la Pascua en medio del mundo en el camino de la salvación. Es misión de la Iglesia hacer tangible y operativo el poder de la muerte y resurrección de Cristo”. En la Historia.

¿Qué celebramos cuando celebramos las Pascuas en medio de tanta pobreza, de tanto dolor, de tanta discordia?

Recordemos que -como describen las Escrituras -hace dos mil años vino el Mesías anunciado en las Sagradas Escrituras. Se llamó Jesús. Jesús es Dios encarnado y vino a la tierra a predicar la Palabra sagrada entre los hombres. ¿Qué decía la Palabra de Dios? Que Dios es Amor y que Dios nos ama. Por eso hoy celebramos la Palabra.

Tenía tan solo 30 años pero su predicación fue tan fuerte que llegó al corazón del pueblo que lo siguió y lo aclamó y le ofreció laureles a su paso cuando hizo su entrada triunfal a Jerusalén (Domingo de ramos). Los soldados de Israel, en esos tiempos colonia del Imperio Romano, lo arrestaron acusado de estar subvirtiendo a la población y temieron por su poder. El Tribunal Supremo llamado Sanedrín lo condenó a morir en la cruz y así murió. Pero tal como les había dicho a sus discípulos al tercer día resucitó. Y celebramos hoy que Jesús haya resucitado. La cruz de Jesús es la cruz que nosotros soportamos en nuestras pobrezas, enfermedades, encierros, exclusión, despojos y su resurrección es también la nuestra.

Claro que hoy como Cristo hace 2.000 años ocurría en Israel tenemos que vérnosla con quienes conducen el país y son los responsables de la pobreza.

¿Estaban relacionados los resultados de la Palabra con la política?

A nuestro juicio, la liturgia de la Iglesia tiene una “relación original” con la esfera política. En la historia de Jesucristo y de la Iglesia, la liturgia (que viene del griego leitourgía, leiton, pueblo, popular, y ergon, obra) “servicio”, “obra” y también traducida como “praxis” o “acción” (a favor del pueblo) tuvo una influencia decisiva en la ética y en la política.

La liturgia es la acción del pueblo de Dios, la praxis de los cristianos es “la fuente de donde mana la fuerza de la Iglesia”. Lo que pastores y ovejas hacemos.

Cuando la repetición de la Palabra y la acción de la Iglesia fueron discordantes fue cuando se produjo una grieta entre el acto litúrgico y el cumplimiento de la promesa; entonces dejó de tener ese efecto transformador que animaba a Jesucristo. Fueron los tiempos de decadencia de la Iglesia que es conducida por seres humanos y que retomó el rumbo que Cristo le imprimió a partir del Concilio Vaticano II haciéndose aún mas cercana a Nuestro Señor, en su praxis con Pablo VI y Francisco.

No es una novedad decir que el Papa Francisco hoy es la máxima autoridad del mundo en el campo de la ética y que ha dedicado estos 10 años a “reparar la Iglesia”. Con lo cual el pueblo trabajador sabe que cuenta con su autorictas, su bendición y su influencia en ese ámbito también en la Argentina. No debemos estar atemorizados por el poder de los representantes de la política económica que sostienen el capitalismo salvaje, monopolístico, consumista y perdulario que combaten “la opción preferencial por y con los pobres” y viven de la especulación financiera o el saqueo de nuestros recursos naturales.

Pero veamos que pasó con la política argentina en las últimas décadas que venimos con altos índices de pobreza y desocupación.

Un discurso democrático y una historia antidemocrática

La democracia no es tan sólo “poner las urnas” para que el pueblo elija. Es una filosofía, una creencia social, una cultura, una educación política siempre en construcción. La exclusión del peronismo, las políticas neoliberales, el genocidio de la última dictadura fueron acciones creadoras de una circunstancia nacional mucho más grave y profunda que un mero “desorden”. Fue la violación de los valores nacionales, cristianos, republicanos, democráticos y populares. Los cimientos de la casa se habían quebrado.

Alfonsín creyó -creemos que de buena fe -que la fuerza transformadora de sus célebres discursos -como el del preámbulo de la Constitución o el discurso de las Pascuas, o el “Nunca más” de su correligionario J. Strassera (ver artículo de opinión de este cronista titulada El Papa Francisco y los hipócritas, Infobae, Nota (1) 6/11/2022) -se produciría el milagro de la conversión a una vida pacífica y democrática.

Los militares ya habían sido derrotados por los ingleses. Inglaterra y el gran país del norte, de manera ejemplar han luchado por los beneficios de la democracia y la libertad para sus pueblos, pero no para las colonias y la nuestra había arriado la bandera. A esa compleja circunstancia internacional había que considerar otra no más fácil de superar en orden a la circunstancia nacional y comunal:

¿Cómo irían a cambiar las estructuras económicas y sociales que dejaban 30 años de dictaduras por otras nuevas, cuando no había hombres nuevos que manejaran y vivieran las estructuras que el país necesitaba?

Los fracasos económicos y sociales de Alfonsín -que dejó la presidencia con un 43, 1% de pobreza y 79% de inflación mensual -y sus consecuencias negativas, no pudieron ser neutralizadas con la retórica.

El frágil gobierno fue seguido y coronado por Menem y los ministros Cavallo y Dromi 1991-1996 y sus sucesores 1966-1999. Estos no fracasaron en un intento por reparar la Argentina que dejaron los militares y que dejó el gobierno radical. Nunca tuvieron ese propósito. Como sabemos uno era radical y el otro peronista y la conciliación permitió el pacto Menem-Alfonsín y la reforma constitucional del 94. Ahí y no en medidas coyunturales o aisladas, deben encontrarse las raíces de la pobreza extrema y estructural de nuestro pueblo que hizo crisis en el 1989 en adelante, en el 2001 y siguientes y en el 2022/23.

Los ricos que Dios desprecia y los ricos que Dios quiere

Decía el Arzobispo salvadoreño, hoy San Oscar Arnulfo Romero:

“Dios quiere salvar a los ricos también, pero, precisamente porque los quiere salvar, les dice que no se pueden salvar mientras no se conviertan al Cristo que vive precisamente entre los pobres” y convertidos “Mientras no encarnen esos deseos de pobreza evangélica en realizaciones que se interesen, como en su propia causa, por los pobres como si se tratara de Cristo, seguirán siendo llamados los ricos, los que Dios desprecia, porque ponen más confianza en su dinero y se distinguen entre ellos de los otros, que creen hombres de segunda clase”

El espíritu de pobreza evangélico hace posible que “el rico se sienta muy hermano del pobre y el pobre no se sienta inferior al rico” Homilía del Arzobispo Oscár A. Romero, 1 de julio de 1979 “Cristo, vida y riqueza del hombre” y cita de 2 Cor 8, 7-15.

La constitución de una comunidad comienza por posibilitar “la obra común”.

La Pascua 2023 es “opción preferencial por y con los pobres” y esto es “Tierra, Techo y Trabajo”

Esa “Iglesia-nosotros-pueblo” “en marcha” “abierta”, “en salida”, de manera sagrada y celebrando la Verdad, en la Argentina y en el mundo, predicando la Palabra, poniendo orden sobre el caos, cuidando al otro, especialmente al pobre y a la naturaleza y mediante el ritual del trabajo. Reclama la creación de las casas para abrigo y protección digna y el cultivo de la tierra para alimento de todos (tierra, techo y trabajo).

Como siempre sostuvo Jorge Mario y lo reitera como Papa Francisco la Iglesia no puede permitirse estar atada a una plataforma política particular, pero puede y debe caminar junto a los cristianos que como buenos cristianos hacen suya esta prevalencia de los que menos tienen por sobre los demás y participan del camino de la obra en favor del pueblo pobre trabajador.

La espera y la esperanza

En esta Semana Santa que culmina celebremos a Cristo resucitado y pidamos que renazca la esperanza en la resurrección de los pobres de nuestra tierra.

Festejemos esta Iglesia Pascual desde una praxis que coincida con el Evangelio y con sus efectos. ¡Felicidades!

Recemos por la Patria y que Dios los bendiga.

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