Competencia estratégica global

Estados Unidos y China están involucrados en una lucha persistente y a largo plazo ya que persiguen intereses incompatibles

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 Xi Jinping y Joe Biden
Xi Jinping y Joe Biden

Los antecedentes históricos clásicos de la competencia estratégica son: Atenas y Esparta (431 a.C.- 404 a.C.); el periodo de los Reinos Combatientes en China (siglo V a.C. hasta la unificación de China por la dinastía Qin en 221 a.C.); el “Gran Juego” entre el Imperio Británico y el Imperio Ruso, por el control del Asia Central y el Cáucaso (1830 - 1907); Rivalidad entre Alemania (Prusia) y Francia, por el dominio en Europa (1870-IGM); la Guerra Fría entre la URSS y EEUU (1947-1989) y otras guerras locales en varias regiones.

Bajo los auspicios del Estado Mayor Conjunto de los EEUU, en febrero de 2023 se hizo público el “Concepto Conjunto para la Competencia de las FFAA EEUU”, en la cual se define la competencia estratégica como “una lucha persistente y a largo plazo que tiene lugar entre dos o más adversarios que tratan de perseguir intereses incompatibles, sin entrar necesariamente en conflicto armado entre sí”. Lo cual no incluye a las periferias, donde pueden librarse batallas con graves costos humanos y económicos. Como el poder nuclear disponible por las grandes potencias se vuelve altamente riesgoso y costoso, inclusive su uso táctico, los actores principales elaboran doctrinas que permitan avanzar hacia sus resultados estratégicos, sin poner en peligro, de forma inaceptable, sus intereses nacionales; son las doctrinas de guerras híbridas (EEUU) o de guerras asimétricas (China).

Bajo esas doctrinas, los conflictos actuales se manejan mediante cuatro áreas principales que se solapan: cognitiva, geográfica, zonal y temática, que operan sobre todas las actividades humanas, militares o civiles.

El cognitivo incluye la ideología, la educación, la cultura, la religión, los medios de comunicación, la sociología, la etnografía, la información y la innovación. Opera sobre la mente humana intentando influir en la opinión y las creencias públicas, manipulando el comportamiento de la población civil.

El geográfico representa las regiones del planeta: EEUU, América Latina, Europa, África, Asia Meridional con el Océano Índico, el Ártico, Asia Central, Medio Oriente y Asia Oriental con el Océano Pacífico.

Zonales son los campos de aplicación de las fuerzas militares: zonas terrestre, marítima, aérea, espacial (satélites de comunicaciones) y ciberespacial.

Temáticas refiere al orden internacional, los mercados globales, el clima, la seguridad, la medicina, la tecnología, el extremismo violento, el ciber-delito, el crimen organizado y otros.

Claramente el conflicto global se desarrolla sobre todos estos planos y se utilizan todos los espacios para obtener ventajas relativas. Ningún país queda fuera del conflicto. Cada actor estratégico intenta desplazar el conflicto hacia las áreas en las que tenga alguna ventaja sostenible sobre sus adversarios, de forma de mantenerlos a la defensiva estratégica o les obliguen a responder de formas que les resulten relativamente costosas o contraproducentes. Por ejemplo, realizando acciones de provocación hacia Rusia para “obligarla” a invadir a Ucrania; maniobra que logró unir y acercar aún más a Europa hacia los EEUU, creando mayor dependencia, además de neutralizar y debilitar a Rusia. Una de las fortalezas relativas de EEUU es su capacidad para construir y liderar amplias coaliciones de aliados y socios. De hecho, históricamente, EEUU ha creado alianzas político-militares que ha gestionado, obviamente, en su propio interés. Desde la OTAN hasta las relativamente nuevas QUAD y AUCUS, en todas ellas Washington ha asumido el liderazgo.

El cambio geoestratégico en Estados Unidos

Rob Joyce, de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA), ha descrito “la amenaza rusa como un huracán que es rápido, pero de corta duración y el desafío chino como un cambio climático que es lento pero duradero”. Estas definiciones, en el marco de la doctrina citada anteriormente, nos indica claramente que el cambio geoestratégico de los EEUU se produce porque el conflicto se ha desplazado del Atlántico a Asia. Siendo imposible mantener un conflicto militar abierto en dos frentes (con Rusia y China), la doctrina de la guerra híbrida recurre a la estrategia del engaño y la neutralización, sondeando los puntos débiles de sus adversarios, mientras se prepara para el conflicto mayor.

Para responder la pregunta sobre cuánto tiempo más durará la guerra en territorio ucraniano, miremos nuevamente la historia, recordando la Guerra de Corea (1950-1953). En aquel entonces la península de Corea no era el escenario geopolítico estratégico prioritario de los EEUU; que si estaba situado en Europa Central (Alemania); el Lejano Oriente no era en aquel entonces una prioridad por la extrema debilidad de la China de Mao. Lo mismo ocurre en estos momentos. Rusia no está en el centro geopolítico real de los EEUU, ya que China es su principal desafiante global. La maniobra iniciada desde Ucrania le ha permitido a EEUU organizar sus alianzas para el conflicto principal, agrupando a Rusia y a China, bajo el manto ideológico de “democracias vs. autoritarismos”, aunque varias potencias intermedias han quedado, por ahora, fuera de ese foco principal y se consideran con suficiente “independencia estratégica” como para no entrar en ese juego. India es el mejor ejemplo.

El problema de la finalización de las guerras es siempre que los “Deep States” (los lucrativos negocios) y algunos militares (de ambos lados) se enamoran de sus guerras. Finalmente, las decisiones están siempre en manos del poder político. El presidente Harry Truman tuvo que llegar a destituir al famoso Gral. MacArthur para darle un corte final a la guerra de Corea. La incógnita sobre Ucrania es si el presidente Biden podrá tomar la decisión de buscar una negociación de paz, para que no prosiga la guerra. Del lado de Putin todo parece indicar que aceptaría terminarla a razón de mantener los territorios ruso-hablantes (Donbass y Crimea) ya incorporados dentro de la Federación Rusa. Eso implicaría un empate entre la NATO (EEUU) y Rusia, a costa de Ucrania que podría fusionarse (parcialmente) con Polonia, creando una nueva entidad nacional, adherida a la OTAN. Recordemos que parte del territorio ucraniano en el Oeste perteneció a Polonia y que Stalin lo incluyó dentro de Ucrania. Si se avanzara por ese carril de semejanzas entre Corea y Ucrania, se crearía una zona intermedia neutral, pero con un potencial de conflicto permanente, ideal para los objetivos de EEUU, ya que tanto Europa como Rusia estarían entretenidos y pendientes de la seguridad en esa zona y comprando armamentos, mientras los negocios comerciales clásicos entre Europa y Rusia irían disminuyendo a favor de EEUU.

Para confirmar que la maniobra estratégica principal de EEUU es con China, EEUU publicó recientemente una nueva versión del Informe de Estrategia del Indo-Pacífico, originado en 2019. Ya en 2017 la gestión del presidente Trump había señalado a China como su principal rival estratégico. En mayo de 2018, el Comando del Pacífico de los EEUU pasó a llamarse Comando del Indo-Pacífico y más del 60 por ciento de la Marina de los EEUU se desplegó en la región. Luego se estableció la alianza de defensa AUKUS (Australia-UK-EEUU) y se siguió fortaleciendo la alianza QUAD (EEUU-Japón-Australia-India). Recientemente, Biden anunció el lanzamiento del Marco Económico del Indo-Pacífico, para competir en ese campo con los chinos. El actual Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, lo expresó claramente: “China es el único país que tiene la intención y la capacidad de remodelar el orden internacional”.

China en la geopolítica del siglo XXI

China ha protagonizado recientemente tres acontecimientos relevantes internacionalmente. El primero, un ambiguo “plan de paz”, o exactamente “la posición de China sobre la solución política a la crisis de Ucrania”, es un comunicado de 12 puntos, algo confuso y contradictorio; porque pide respetar la soberanía de Ucrania, pero considera legítima la invasión rusa. Se opone al uso de armas nucleares, pero no condena las continuas amenazas de Putin. Pero con la presentación pública de su “plan de paz”, China le ha ganado una batalla cognitiva a EEUU, que, para no quedar como fogonero de la prosecución de la guerra, debería poner sobre la mesa un “plan de paz” alternativo. Si EEUU prosigue alimentando la crisis, va a lograr cierto rechazo de las poblaciones de todo el mundo, afectadas económicamente por la guerra y además porque la paz es considerada valiosa en todas las civilizaciones.

El segundo está relacionado con el anuncio del restablecimiento de relaciones entre Irán y Arabia Saudita, ambos países productores de petróleo. Para China, quien ha auspiciado el deshielo entre ambos países, representa un gran éxito diplomático ante la comunidad internacional. La OPEP es controlada por Rusia y Arabia Saudita y pretende incorporar a Irán, para controlar las cuotas de producción y con ello preservar aún más el precio del petróleo, presionando a Europa, que no puede ser abastecida sólo por EEUU o Noruega, en el marco de la profundización de las áreas de competencia estratégica. Por otro lado, cortada la salida de gas a Europa, Rusia no tiene otra salida que ser el proveedor barato de China y la India.

El tercero fue la ratificación de Xi Jinping, como presidente de la República Popular para un nuevo mandato de cinco años, inédito entre sus predecesores. También seguirá siendo Secretario General del PCCh y Jefe de sus las FFAA, como presidente del Comité Militar Central. Este triple mando del poder le permite ejercer su gobierno de modo centralizado en un momento muy crítico, por la fuerte presencia global de China como nuevo jugador estratégico, lo cual tiene sus grandes riesgos. Se esperan cambios geopolíticos en la región de Medio Oriente, Europa del Este y el Mar de China Meridional, que también influenciarán las relaciones de poder regionales e internacionales, relacionadas con la seguridad y la estabilidad mundial. Xi Jinping ha manifestado que “los países occidentales liderados por EEUU han implementado medidas de contención, cerco y represión contra nosotros, lo que ha generado desafíos severos sin precedentes para el desarrollo de nuestro país”. Por ello Xi ha cambiado su discurso de crecimiento económico armonioso por el de priorizar la seguridad y la estabilidad adoptando una actitud proactiva con ciertos tonos de dureza hacia futuro. Ahora China es el segundo país que más gasta en Defensa, solo por detrás de EEUU; aumentó un 7% su presupuesto militar en 2023 con respecto al 20022. Hasta ahora, la expansión militar china siempre ha estado en un segundo plano frente al crecimiento económico. Esto ha cambiado.

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