Restructuración de campaña en CABA

La incorporación al gabinete de figuras de perfiles diversos es un importante golpe de efecto, tanto hacia adentro como hacia afuera de la coalición

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Martín Redrado, Silvia Lospennato y Waldo Wolff junto a Larreta
Martín Redrado, Silvia Lospennato y Waldo Wolff junto a Larreta

Horacio Rodríguez Larreta despide el 2022 de muy buena forma, mostrando musculatura política, respaldos amplios y recuperando iniciativa política. Sin dudas, un año que para él y sus aspiraciones electorales termina mucho mejor de lo que empezó: tras las legislativas de 2021, en las que colocó a los candidatos en los dos principales distritos electorales del país -Santilli en Provincia y Vidal en la Ciudad- el alcalde porteño no había logrado capitalizar la buena imagen de su gestión ni su posicionamiento privilegiado para imponer su liderazgo interno de cara al 2023.

Pese a que, para muchos, el alcalde porteño parecía tener allanado ese simbólico camino de “100 pasos” que separan a la jefatura de gobierno porteño de la Casa Rosada, su pragmatismo y moderación durante la pandemia le insuflaron nuevos bríos a los sectores más duros del PRO, quienes vieron en la intransigencia antikirchnerista y, por momentos en el más primitivo “antiperonismo”, una oportunidad para crecer política y electoralmente. Así se estructuró la dinámica interna del PRO durante la mayor parte del año: un Rodríguez Larreta que a la vez que ostentaba el principal cargo en manos de la oposición, muchas veces aparecía condicionado por las necesidades de la misma gestión. Sus rivales internos, más aún ante la profundización de la crisis económica y social y la llegada de Massa al Ejecutivo-de reconocido buen vínculo con el jefe de gobierno-, profundizaron y capitalizaron esa veta.

Sorpresivamente, la decisión de la Corte Suprema sobre el filo del cierre del año judicial en relación a la coparticipación y, en particular, la reacción del gobierno nacional y el oficialismo ante dicha resolución, lo empujaron al centro de la escena y adelantaron sus planes de campaña. Si la idea era lanzarse en marzo, la decisión del oficialismo de resistir el fallo con un discurso que incitaba claramente a Rodríguez Larreta a subirse al “ring”, fue una oportunidad que el alcalde porteño difícilmente podía dejar pasar.

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Si bien ya había subido el tono en algunas entrevistas, incluso respondiendo al coqueteo de Macri con una posible candidatura con una invitación a participar de las PASO, y había mostrado un amplio “respaldo” federal con una reunión en Costa Salguero que reunió a más de 100 referentes de JxC de todo el país, el ataque del Presidente y la Liga de Gobernadores, y la marcha atrás del primer mandatario en su intento por evitar el desacato, acabó por convertirse en una plataforma de lanzamiento anticipada de su campaña.

En este marco, no sólo contratacó denunciando penalmente a Alberto Fernández y a Sergio Massa y con un raid mediático que solo puede compararse con lo que había ocurrido durante la segunda fase de la pandemia con el cierre de las escuelas impulsado por el gobierno nacional, sino que aprovechó el protagonismo y la atención generada para poner en marcha una narrativa presidencial y relanzar la gestión en la Ciudad con una clara impronta electoral.

La incorporación al gabinete de figuras de perfiles diversos es, en este sentido, un importante golpe de efecto, tanto hacia adentro como hacia afuera de la coalición. El ingreso del “halcón” Waldo Wolff como vocero es una clara señal a los sectores -y votantes- más duros del espacio opositor: el ex diputado nacional no sólo reforzará la comunicación -y defensa- “mediática” del gobierno porteño, sino que tendrá la difícil misión de seducir discursivamente a votantes “blandos” del espacio que podrían eventualmente migrar a una candidatura del libertario Javier Milei. El caso de Silvia Lospennato es un guiño a otros sectores, y busca proyectar una imagen de amplitud y de la necesidad de construir consensos desde la diversidad: la ex diputada cercana a Emilio Monzó fue una de las más comprometidas defensoras del proyecto de ley de aborto en el Congreso.

A estos nombres se le podrían sumar en poco tiempo otros, entre los que trascienden el de Graciela Ocaña -quien podría ponerse al frente de Salud para liberar a Quirós para su campaña- y el de Cynthia Hotton, que como una de las referentes políticas de las corrientes evangélicas -cada vez más relevantes en el territorio bonaerense-, capturó casi un 3% de votos que podrían haber ido a Santilli en las pasadas elecciones legislativas.

Distinta es la apuesta por Martín Redrado, quizás la jugada más fuerte en este relanzamiento. La idea, en este caso, es comenzar a mostrar una estrategia y una propuesta económica respaldada por una figura con buena llegada al establishment y con potencial respaldo de los organismos internacionales de crédito. Claramente, aquí queda en evidencia ya no sólo el intento de contener -por derecha y por centroizquierda- a los diversos y cada vez más heterogéneos sectores de la principal coalición opositora, sino un primer paso para construir un proyecto nacional y comenzar a proyectar una imagen “presidencial”.

Así las cosas, la piedra basal de su proyecto presidencial ya estará colocada desde las primeras horas de este 2023. Ahora tendrá que comenzar a mostrar el contenido de su plan. Y es aquí donde aparecerán los principales interrogantes y se impondrán algunos de los desafíos más importantes: cómo conciliar las necesidades de una campaña electoral que necesariamente tendrá que generar expectativas positivas e insuflar esperanzas en torno a la idea de un cambio, con un plan que, según el propio alcalde reconoce ante sus interlocutores, comprende una política de shock y cambios tan profundos como rápidos -en lo económico, lo laboral y lo social-, muy alejados del gradualismo y la construcción de acuerdos amplios.

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