Anular las PASO, mucho cuidado con lo que deseas

Las elecciones primarias son el mejor predictor del resultado de las generales y funcionan como coordinadoras de expectativas. Dependiendo del contexto, pueden establizar o desestabilizar la economía

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Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Alberto Fernández y Cristina Kirchner
Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Alberto Fernández y Cristina Kirchner

Desde hace tiempo que el oficialismo especula con la idea de suspender las PASO para el próximo año y ahora ha presentado un proyecto de ley al respecto.

Obviamente, la excusa de “ahorrar fondos públicos” con esta medida no se sostiene.

No sólo porque esa repentina austeridad del kirchnerismo no se verifica en otros ámbitos presupuestarios mucho más importantes, sino que, además, circunscripto al gasto electoral, no se entiende por qué se prefiere “ahorrar” en las elecciones primarias, mientras se ha boicoteado el proyecto de boleta única -que ahorraría mucho más- o por qué muchos gobiernos provinciales mantienen su postura de separar la fecha de las elecciones locales de las nacionales -que duplica el gasto de organización-.

Más allá de la opinión que cada uno de nosotros tenga sobre la pertinencia de este sistema de elección de candidatos dentro de los espacios políticos, resulta evidente que la intención de gran parte del oficialismo de modificar las reglas del sistema electoral, a esta altura del cronograma, responde a otras motivaciones, muy lejanas a reducir en menos del 1%, el déficit fiscal nacional de casi 3 billones de pesos, estimado para el próximo año.

En efecto, según la mayoría de los analistas políticos, el verdadero objetivo que persigue el oficialismo al buscar eliminar las PASO consiste en complicarle a la oposición, la designación de sus candidatos a la elección general, hoy con varios precandidatos y precandidatas.

Sin embargo, lo que podría ser una supuesta ventaja para el oficialismo, más acostumbrado al “dedazo” que a una elección libre de sus candidatos, podría convertirse, desde el punto de vista económico, en un verdadero búmeran, y conspirar contra las chances electorales de los candidatos kirchneristas.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández (Franco Fafasuli)
Cristina Kirchner y Alberto Fernández (Franco Fafasuli)

Me explico.

Desde hace tiempo que las encuestas electorales, y no sólo en la Argentina, por razones metodológicas o porque se hace un mal uso de sus resultados, han dejado de ser -si alguna vez lo fueron- buenos predictores de los resultados de los comicios. Sobre todo, en un sistema electoral de segunda vuelta, en dónde no sólo importa quién está primero en las encuestas, sino que también resulta clave la distancia con el segundo candidato más votado.

En ese sentido, las PASO se han convertido en el mejor predictor del resultado de la primera vuelta electoral.

Por supuesto que los resultados de las PASO no siempre coinciden con el que surge de la primera vuelta electoral porque, justamente, influyen en la decisión posterior de los votantes, sobre todo los de las “terceras fuerzas”, pero, al momento de conocerse el resultado de esas PASO el domingo correspondiente por la noche, insisto, resultan el mejor predictor disponible o, en términos de lo que voy a seguir argumentando, constituyen un buen “coordinador de expectativas”.

Voy a los dos ejemplos recientes.

Las PASO del 2015, al ratificar la probabilidad de que Mauricio Macri podía pelearle la presidencia al candidato kirchnerista, obligado a su vez, para conseguir votos, a propuestas más “moderadas”, coordinaron las expectativas en favor de una transición relativamente tranquila.

Es aquí, cuando el futuro estabilizó el presente.

Las PASO del 2019, en cambio, al explicitar tanto margen de distancia en favor del candidato kirchnerista, redujo fuertemente la probabilidad de que el Presidente Macri fuera reelecto, coordinando expectativas hacia una mayor corrida cambiaria y conductas defensivas en materia de precios.

En este caso el futuro desestabilizó el presente.

El año próximo en materia económica luce bien complicado.

Mauricio Macri (Franco Fafasuli)
Mauricio Macri (Franco Fafasuli)

Un Banco Central con pocas reservas. Una tasa de inflación apuntando más a los tres dígitos que a los que sugiere el presupuesto aprobado en Diputados, a menos que el nivel de actividad actúe como un freno a la evolución de precios y salarios. Seis billones de pesos de vencimientos de deuda interna en manos del sector privado, acumulados casi todos antes de las elecciones. Un acuerdo con el FMI siempre en dudas. Casi con seguridad un stock acumulado importante de impagos de importaciones y de deudas privadas en moneda extranjera, atraso tarifario y ¿cambiario?, etc.

En este escenario unas PASO en agosto de 2023 que ratificaran la probabilidad alta de un triunfo de la oposición en las elecciones generales, actuarían como en el 2015, estabilizando esos últimos meses de 2023.

En cambio, en ausencia de las PASO, y aun cuando la oposición encontrara un mecanismo exitoso para seleccionar a sus candidatos, la coordinación de expectativas no sería tan potente.

Primero, porque esa eventual selección de candidatos opositores sin recurrir a las PASO, no necesariamente garantizaría que se hubiera elegido al candidato o candidata que más votos “independientes” pudiera reunir, creando más incertidumbre respecto del resultado electoral y segundo porque no sería tan fácil incentivar el “voto útil” de los simpatizantes de fuerzas menores que podrían explicitar su verdadera preferencia en la primera vuelta electoral, postergando una decisión más práctica, para una eventual segunda vuelta.

Puesto de otra manera, no hay un buen sustituto de las PASO como coordinador de expectativas, en este caso, a favor de un marco más estable.

Pero con expectativas más desancladas, los últimos meses del próximo año pueden ser, en materia económica, mucho peores, por mayor incertidumbre política, reduciendo aún más las chances electorales del oficialismo, no sólo en la contienda presidencial, sino también en los cargos legislativos y los de las gobernaciones cuyas fechas coincidan con el calendario electoral nacional.

Paradójicamente, entonces, lo que parece, en principio, bueno para la política del oficialismo, se puede volver en contra, al eliminar un factor que, al menos por lo que sugieren quienes auscultan la opinión pública hasta hoy, al explicitar un eventual triunfo de la oposición, estabilizaría la macro prelectoral, dándole justamente al oficialismo chances de una mejor prefomance.

Obviamente, en todo lo anterior, estoy “aislando” el tema PASO de todo lo demás. Puede resultar una metodología equivocada, pero es la única forma que se me ocurre de analizar, desde una perspectiva económica, las consecuencias de una decisión política como la que hoy está en discusión.

En este contexto, les recordaría a los kirchneristas que quieren eliminar las PASO, aquella frase de Oscar Wilde “ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad”.

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