Ley de Bio y Nanotecnología: el futuro es hoy

Dentro de cinco años existirán productos de nanotecnología que serán alternativas al uso de insecticidas, y dentro de 15 años estos habrán sido reemplazados en su mayoría. En la llamada economía del conocimiento, la Argentina ya tiene presente y aún más futuro

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Nanotecnología en Argentina
Nanotecnología en Argentina

El martes 5 de julio dimos media sanción en Diputados a la Ley de Promoción de la Bio y Nanotecnología, proyecto que prolonga el otorgamiento de beneficios fiscales a las empresas que inviertan en estas áreas de conocimiento. La ley impulsará la inversión en tecnología en muchos sectores, incluído el agropecuario, y permitirá crear miles de puestos de trabajo en todo el país.

El desarrollo de biotecnología aplicada a la producción agropecuaria data, en nuestro país, de la década del ´70 y tomó especial impulso desde la década de 1990. Hoy, contamos con unas 120 empresas dedicadas a la producción y desarrollo de biotecnología que se concentran en distintos campos productivos. La biotecnología nos permite ser pioneros en la invención de cultivos con resistencia a insectos o herbicidas que mejoran la calidad del grano y permiten la disminución en el uso de fitosanitarios. También posibilita revolucionar la producción ganadera, con herramientas como la transferencia y trasplante embrionario, que ayuda a aumentar la producción. Por ejemplo, Corrientes se ha consolidado como un exportador de tecnología y asesoramiento ligado al uso de esta herramienta y aún tiene más potencial para crecer. Pero la aplicación de la biotecnología no se agota en esto. Existen numerosos desarrollos tecnológicos logrados gracias a la articulación del sector productivo junto al sector público. En el NEA, la participación de la UNNE, INTA y empresas del sector han impulsado y alcanzado relevante mejoramiento genético de distintas especies. Desde el cultivo de batata libre de virus, la clonación de especies forestales o la aplicación de biotecnología en el cultivo de yerba y té.

Si la biotecnología es el presente, la nanotecnología es el futuro. Con la aplicación de esta tecnología, se abre un amplio abanico de oportunidades en la agricultura. La producción de nanofertilizantes, nanoinsecticidas, nanoherbicidas y nanosensores permitirán incrementar el rendimiento de alimentos de manera sustentable y reducir el impacto ambiental, así como mejorar la capacidad de las plantas para absorber los nutrientes y crecer con mayor velocidad. Esta sinergia entre el campo y la tecnología demuestra que podemos estar a la altura del desafío de producir los alimentos necesarios en un mundo que tiende a tener mayor cantidad de población.

Tuve el honor de participar, junto a diversos grupos de investigadores, en estos tipos de estudios e invenciones. Uno de ellos era la producción de nanopartículas metálicas que potencian la fijación biológica de nitrógeno y controlan enfermedades en semillas. Los mismos dieron resultados alentadores y se espera que ayuden a generar nanofertilizantes para cultivos intensivos y extensivos. Este es un ejemplo del sector privado, junto al Estado, coordinando esfuerzos y recursos para potenciar la producción y generar empleo.

La investigación científica no es una hazaña individual, sino que se nutre del intercambio de conocimiento, del financiamiento de diferentes actores y de la aplicación de una misma tecnología a otra área productiva. Por ello, potenciar el asociativismo en Argentina se vuelve una condición necesaria para el desarrollo científico-tecnológico. Pequeños y grandes productores, universidades, cooperativas y organismos técnicos del Estado deben trabajar mancomunadamente en miras de un objetivo común: producir más, con menos costo, menos impacto ambiental y creando más puestos de trabajo. Muchas veces la tecnología avanza y las leyes llegan tarde. Fue así con la primera ley de biotecnología, sancionada en 2007, cuando las inversiones y desarrollos en el sector ya llevaban décadas. Con la sanción de esta nueva ley, y la incorporación de la nanotecnología a la misma, hemos dado un gran paso para que nuestro sistema normativo acompañe e impulse el avance de la tecnología aplicada.

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