La competencia es el remedio al desencanto social y a la corrupción del populismo

Los pueblos infectados de políticas demagógicas se desordenan, pierden confianza y empobrecen

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 Competir es comparar actuaciones y valorizar lo realizado con normas iguales para todos y que no se modifican (Reuters)
Competir es comparar actuaciones y valorizar lo realizado con normas iguales para todos y que no se modifican (Reuters)

¿Qué significa competir? Los desempeños deportivos se miden con las mismas reglas, estables para todos los jugadores, en beneficio de los espectadores. Competir es comparar actuaciones y valorizar lo realizado con normas iguales para todos y que no se modifican, porque de lo contrario conllevaría premiar al que las tuerce, en desmedro del conjunto. La competencia es el mecanismo para mejores logros en todas las actividades conjuntas.

Pensadores tan destacados, como Adam Smith, con su “Riqueza de las Naciones”, y Frederick Hayek, en “Derecho, Legislación y Libertad”, presentaron la competencia para desarrollar las habilidades en beneficio de las personas. Libertad, Justicia, Eficiencia, conllevan normas estables, dando seguridad y eficacia a las actividades individuales que permiten valorizar los empleos productivos.

Por otro lado, está difundido denostar el egoísmo, sin reconocer que la competencia atiende precisa y en forma conjunta las necesidades propias y de los demás, como los deportes populares entusiasman a jugadores y al público.

Las políticas y normas incoherentes explican que los mismos que critican el egoísmo y la ausencia de solidaridad impiden exportaciones de alimentos, cuando la invasión de Rusia a Ucrania los hace escasear en el mundo. Situación que arriesga el hambre en los pueblos más pobres.

Las políticas y normas incoherentes explican que los mismos que critican el egoísmo y la ausencia de solidaridad impiden exportaciones de alimentos

En los negocios y la política, privilegiar a unos empaña los incentivos, empobrece el resultado, y frustra a las gentes. Quienes violan o fuerzan diferenciar las normas enturbian la convivencia y son castigados en naciones avanzadas. Torcer reglas, redistribuir forzadamente derechos, es lo contrario a las negociaciones voluntarias y achica los ingresos. Perturbar entendimientos alimenta conflictos que despojan bienes valorados.

La invasión de Rusia a Ucrania es una prueba. El Santo Grial de los economistas, el óptimo de Pareto, exige además que cualquier esfuerzo adicional proporcione igual satisfacción. No alcanzan reglas, tributos, parejos para todos; requiere que el Estado no desperdicie lo recaudado. La inflación conlleva pérdidas de información, la confusión de precios cambiantes; pobreza mayor cuando más acelerada y desiguales la reacción de los actores. El malestar de nuestro tiempo va de la mano de violentar los entendimientos vigentes.

En los negocios y la política, privilegiar a unos empaña los incentivos, empobrece el resultado, y frustra a las gentes (Reuters)
En los negocios y la política, privilegiar a unos empaña los incentivos, empobrece el resultado, y frustra a las gentes (Reuters)

El Acuerdo de Paz, suscripto en la Constitución Nacional de 1853/60, consiguió la expansión más notable de su tiempo, creando millones de empleos productivos, poblando nuestra geografía, pletórica de riquezas, culturas, satisfacciones. “Hacer la América”, la realidad que nos convirtió en la nación más próspera del planeta, un siglo atrás.

Pretenciosos, sin conocer el funcionamiento del mecanismo que nos engrandeció, quisieron “mejorarlo”. Torcieron entendimientos, la estabilidad normativa, aduciendo “urgencias” o lograr “el País que queremos”. Los gobiernos impusieron privilegios sin advertir que cada ventaja particular, priva de actividades valiosas al resto. Alteraron la Constitución, hasta manipular la Justicia, los presupuestos, y legitimar los DNU. Los legisladores despreciaron conocimientos, la ciencia, y hasta la partida doble de la contabilidad. Instauraron “protecciones”, devaluaron trabajos, excluyen a mayorías y avanza la pobreza.

El Acuerdo de Paz, suscripto en la Constitución Nacional de 1853/60, consiguió la expansión más notable de su tiempo, creando millones de empleos productivos

El gráfico más abajo delinea el PBI por habitante de cada uno de los 157 países compilados por FMI WEO, en dólares corrientes, para 2021. En escala semi logarítmica, mostramos como la certidumbre normativa alienta mayores ingresos a un ritmo constante. La máxima inseguridad ahoga las transacciones al mínimo de USD 230 anuales, en Sudán del Sur. Los PBI crecen con la estabilidad de reglas, hasta USD 102.000 anuales en la previsible Irlanda. Comprobamos cómo las reglas inciertas traban la competencia, el mecanismo crucial que desarrolla las habilidades individuales y los ingresos.

“El Pueblo quiere saber de qué se trata”. Las sociedades necesitan acordar reglas estables, para entenderse, comerciar, avanzando las Libertades, Justicia y Competencia, desarrolla mi libro “Por un País más Justo y Floreciente”. Las inversiones y la productividad son una consecuencia de la confianza en la estabilidad normativa y monetaria.

La certidumbre normativa alienta mayores ingresos a un ritmo constante

El cuadro computa el porcentaje de la humanidad que habita países con los PBI por habitante entre los extremos señalados en cada línea. La segunda línea va entre países con más de USD 5.400 y USD 11.900; la tercera entre más de USD 11.900 y menos de USD 35.000. La mitad de los humanos habitan países con PBI/H entre USD 230 y USD 5.400 al año, y genera 9% del PBI mundial.

Conformando un círculo vicioso, la inestabilidad de normas incita sociedades en crisis. Publicó Infobae: “estamos en un momento “preexplosivo”: la mitad de los latinoamericanos quiere resolver problemas, aunque sea quebrando la ley. La amenaza es el populismo”, aseguró este lunes Marta Lagos, directora del Latinobarómetro. En “la valoración pública, la democracia está en decadencia”.

José Vivanco, exdirector de Human Rights Watch, advirtió: “prevalece el error que la elección democrática habilita ejercer el poder sin restricciones. La legitimidad no es sólo de origen, fundamentalmente es de ejercicio, respetando a la sociedad civil. Buscan deslegitimizar y dificultar su funcionamiento”. No aprendieron la experiencia de los EEUU a partir de la Independencia. Bajo los artículos de la Confederación, las legislaturas de cada uno de los 13 Estados legislaban sin límites, modificando disposiciones antojadizamente, ocasionando conflictos abrumadores. Tanto que, para ordenar la situación, urgieron sancionar la Constitución en 1788.

En la Argentina, las opiniones parecen reaccionar. Según una encuesta de la Universidad de San Andrés, existe una creciente mirada crítica de las “corporaciones políticas”. Entre los peor considerados están FMI, los jueces, el kirchnerismo, peronismo y PRO, la Iglesia Católica, los bancos, movimientos sociales, sindicatos y el Congreso. Un “desencanto político” creciente del sistema y una radicalización, en contra de quienes usufructúan poderes. La “casta”. También parecen reivindicar organizaciones asociadas con el orden, como la Gendarmería y las Fuerzas Armadas. Quienes tienen la mayor imagen positiva son los científicos, las Pymes y el campo, justo quienes menos fuerzan cambios normativos.

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