Francisco nos interpela: “¿Dónde está tu hermano?”

El Santo Padre nos dice que el ensimismamiento “nos hace insensibles al grito de los otros”

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Inmigrantes que intantan llegar a Europa a través el Mar Mediterráneo
Inmigrantes que intantan llegar a Europa a través el Mar Mediterráneo

Dijo Caín a su hermano Abel: “Salgamos afuera”. Y estando los dos en el campo Caín acometió a su hermano Abel y lo mató. Preguntó después el Señor a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?” Y respondió: “No lo sé. ¿Soy yo acaso guardia de mi hermano?”. Le replicó el Señor “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando en mí desde la tierra”. - Génesis, capítulo 4, versículos 8-10o

Verdaderos héroes ayudan a náufragos y migrantes

El Papa Francisco, en sus palabras dirigidas al pueblo de Lampedusa en el Campo de deportes Arena el lunes 8 de julio de 2013 saludó, en primer lugar, a los habitantes de la Isla mediterránea, a las asociaciones, los voluntarios y las fuerzas de seguridad, que prestaron y prestan atención a náufragos en tránsito. “¡Ustedes -les dijo- son una pequeña realidad, pero dan un ejemplo de solidaridad! ¡Gracias!”. Por ayudar a los que están ahí, en su paso “…hacia otras tierras en la búsqueda de una vida más digna”.

Mediterráneo Mare Nostrum europeo, cementerio de desplazados

Francisco en Lampedusa, como dijimos, lo primero que hizo fue saludar y felicitar a los habitantes que guardan la vida de los náufragos y otros que transitan el mar Mediterráneo para llegar a países donde hallar trabajo, alimento, salud y un poco de tranquilidad. En ese camino hay muchos verdaderos “guarda vidas” que podrán contestar con orgullo al Señor si le pregunta: “¿Dónde está tu hermano?”.

En la huída, los caínes sempiternos del tráfico

Pero al mismo tiempo que hay guardianes de la vida de los desplazados son muchos los que se aprovechan de la pobreza, la angustia e inexperiencia, la fragilidad de los migrantes y transforman la debilidad de los otros en una fuente de lucro: son los malditos traficantes de personas, de armas, de drogas, de órganos, de niños y niñas y las cadenas de corrupción de “cuello blanco” asociados a los mercaderes de esos caínes.

El Papa desde la República de Malta

“El Mediterráneo tiene necesidad de una corresponsabilidad europea para ser nuevamente en un teatro de solidaridad y no en un puesto de avanzada del trágico naufragio de la civilización”, dijo Francisco a las autoridades y diplomáticos, agradeciendo la recepción que dedica Malta, archipiélago en ese mar, a los migrantes. “El Mare Nostrum, como se lo suele llamar no puede transformarse en el cementerio más grande de Europa”, dijo el Pontífice, haciendo referencia a los miles que mueren ahogados tratando de cruzarlo con la esperanza de una vida mejor. En los últimos días de marzo 2022 al menos unas 90 personas que provenían de Libia, el principal centro de traficantes de seres humanos del norte de África.

La llegada y el rechazo del migrante

“Ayudémonos -dijo el Papa a las autoridades y diplomáticos -a no ver a los migrantes como una amenaza y a no ceder a la tentación de construir muros. El otro no es un virus del cual hay que defenderse sino una persona para recibir”.

La hambruna y las guerras asolan a los pueblos de la posmodernidad

¿Por qué y de dónde vienen las olas de migrantes que intentan cruzar el Mediterráneo?

De países vecinos de Libia, por la pobreza; del Oeste de África y África Central, de Nigeria, Guinea, Costa de Marfil, Gambia, Senegal, Mali y Camerún, por razones económicas y/o porque los arrastra el tráfico de personas; de África del Este huyen desde Eritrea, Somalia, Etiopía y Sudán por persecuciones políticas, represión, asesinatos en masa por cuestiones raciales y pobreza extrema del país de origen; y de otras regiones como Siria, Palestina, Irak, Marruecos, Bangladesh... algunos expulsados por las guerras o el hambre y/u otros buscando un futuro digno.

La 63 Campaña contra el Hambre 2022

Monseñor Arellano, Observador permanente de la Santa Sede ante la FAO , de Manos Unidas presentó un informe para 2022 basándose en dos fuentes principales: el análisis técnico de la FAO y el magisterio del papa Francisco.

El último informe de prospectiva de la FAO relativo a los puntos del planeta en los que se agudizará una severa inseguridad alimentaria, en el período que transcurre entre febrero y mayo de 2022 serán: el Congo (30 millones de personas, el 25% de la población), Afganistán (23 millones, 55% de la población), Nigeria (18 millones, 11%), Etiopía (17 millones, 30%) y Yemen (16 millones, 54%), siguiendo Siria, Sudán del Sur, Sudán, Haití, Níger y Somalia.

Hoy, en Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen buena parte de su población está al borde de la inanición y de la muerte.

En Etiopía no hay datos actualizados pero el año pasado se estimaba que eran más de 400.000 las personas afectadas por la hambruna en la región de Tigray. En Nigeria, las previsiones más graves se concentran en las regiones del noreste, afectadas por el conflicto yihadista estimandose que, hacia el mes de junio de 2022, la situación será catastrófica. Afecta a más de 1,74 millones de niños menores de cinco años que deberán hacer frente a una malnutrición severa agravada por la diarrea, el sarampión y la malaria.

Otros flagelos golpean a la población de Sudán del Sur, que padece, por tercer año consecutivo, unas inundaciones dramáticas (850.000 personas afectadas y 350.000 desplazadas) siendo que el 60% de la población está afectadas por inseguridad alimentaria severa.

En Yemen, hay 16 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda sería del 54%. Soporta un largo conflicto armado con Arabia saudí que le costó la vida a más cientos de miles de personas y por el cual cerca de 4 millones tuvieron que abandonar forzosamente sus tierras y casas.

El Santo Padre visitaría en un futuro próximo este castigado pueblo yemení según trascendió en medios vaticanos.

“Globalización de la indiferencia” y “la burla” de algunos intelectuales

Frente a los ahogados en el mare nostrum, frente al tráfico de personas, las guerras, el tráfico de armas, frente al contrabando, la promoción y el consumo de droga, frente a las hambrunas, frente a la pobreza extrema, a pesar de la prédica incesante del Papa Francisco, a pesar de los informes lapidarios de los organismos de las Naciones Unidas, a pesar de la denuncia de los expertos, es proporcionalmente baja la ayuda. Hay una gran franja de la población del planeta que participa de la cultura del consumo, la moneda, la acumulación y el encierro egoísta.

El Santo Padre Francisco nos dice que el ensimismamiento “nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia y a la globalización de la indiferencia.”

Los escribas de la indiferencia eximiendo de toda responsabilidad a los indiferentes, dándole un sentido diabólico al lenguaje, a la preocupación de los espíritus solidarios por los pobres la llaman “pobrismo” (B. Zanatta entre otros). Como sus ancestros, los fariseos, tal vez aporofóbicos, que pasaron junto al herido caído a un costado del camino de Jerusalém a Jericó y miraron sin ver.

La comunicación “de-formativa” de las calamidades

Pero lo grave es que a esa justificación se suma el hecho de que las calamidades pocas veces se ven a pesar de la dimensión gigantesca de las matanzas de civiles, las guerras, la destrucción, las hambrunas que en el siglo XXI contrastan con los monumentales avances científicos. Cuando las calamidades son trasmitidas por los medios de comunicación -televisión y redes -se lo hace distorsionando la realidad. El homo videns pierde la capacidad de discernir y termina alienado o creyendo “apenas” en lo que las imágenes televisivas le transmiten de lo que sucede. El hundimiento y desaparición en el Mediterráneo de una balsa con migrantes ilegales que navegaban del norte de Asia con la esperanza de llegar a las costas italianas, hecho muy frecuente en los últimos años y días, no se conoce. Y si trasciende se conocerán tan sólo algunos datos aproximados de la avería para desaparecer de las pantallas en forma veloz. El impacto de un misil repetido veinte veces al día por el canal televisivo equivale a un centenar de misiles o a ninguno cuando ni siquiera se muestra. Acabamos de comprobar cómo los reporteros de televisión, cercados por las condiciones de los mandos militares de un país en guerra (Ucrania) se ven obligados a limitar la trasmisión de las acciones a través de lo que ven en la pantalla del hotel donde permanecen encerrados y a oscuras. O de los escombros tiempo después. De Damasco, Kabul o Gaza, hoy de la Ucrania invadida, el homo videns recibe muchas más imágenes desde un televisor en Madrid, N. York o Buenos Aires que de la restringida señal televisiva del hotel de la ciudad bombardeada. De cualquier manera en uno u otro caso las palabras no existen y la imágenes suministran una realidad lavada, condicionada al relato de los intereses en pugna. La guerra mediática causa en el televidente una pérdida de sensibilidad y de confianza por lo que lejos de invitarlo a reflexionar lo invita a renunciar al saber; ve pero no ve la forma sino la in-formación de-formada. Se transforma en un escéptico decodificador o en un turista hipertrofiado que estando aquí o ahí, viaja como las valijas dentro del placard.

La guerra en Ucrania y la visita al pueblo ucraniano (Kiev)

Describimos antes las circunstancias del salvaje conflicto entre Rusia que en abierta disputa con el país presidido por Zelensky puso al mundo al borde de una guerra nuclear. Señalamos las reiteradas acciones y pronunciamientos de condena del Papa Francisco y pedido de cese del fuego. Tal como es vox populi el Santo Padre condenó las matanzas, besó su bandera, expresó el deseo de estar junto al pueblo ucraniano y conforme las circunstancias así lo hará. Irá a Kiev.

La guerra de Ucrania y la impotencia de la ONU

Por otra parte el Papa, en la audiencia del miércoles último dijo que “En la actual guerra en Ucrania, estamos siendo testigos de la impotencia de la Organización de las Naciones Unidas”. Su Santidad ya había expresado la necesidad de democratizar y fortalecer esta organización. “Después de la Segunda Guerra Mundial -dijo -se intentó sentar las bases de una nueva historia de paz, pero desgraciadamente – no aprendimos – la vieja historia de las grandes potencias en competencia continuó”. A partir de esa realidad internacional Francisco propugna revalorizar el multilateralismo y dotar de una estructura adecuada a esa organización internacional.

La debilidad de la ONU -requeriría un debate sobre su Carta y estructura, en especial en lo atinente al Consejo de Seguridad de tal forma de permitir un funcionamiento más democrático, ágil y eficaz para la resolución de los conflictos y para garantizar la paz.

Muchos y trascendentes serán los temas al reanudarse el diálogo que mantendrán el Santo Padre y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa Cirilo a realizarse en el mes de junio en Beirut.

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