Accesibilidad en tiempos de elecciones

En momentos en los que se plantean nuevamente definiciones sobre un modelo de sociedad, es nueva oportunidad para pensar en todes

Compartir
Compartir articulo
Acceder, transitar, habitar, entender, disfrutar y hacer uso del espacio público debería garantizarse a todes les ciudadanes
Acceder, transitar, habitar, entender, disfrutar y hacer uso del espacio público debería garantizarse a todes les ciudadanes

Si nos reconocemos todes como sujetos de derecho y si analizamos la relación entre sujeto, colectivo y contexto, se hace evidente cuánto ese contexto tiene en cuenta o no a las personas. Y si entendemos que esa condición relacional afecta a cada ser humane, incluyéndonos, podemos pensar la accesibilidad como un termómetro y regulador real que nos va indicar quiénes están siendo considerados y quiénes no y de qué forma.

Cuando pensamos en la palabra accesibilidad entendemos en que todo lo que existe tiene que ser para todes sin barreras. La accesibilidad es el grado en el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas. Es por ello que garantiza la igualdad de oportunidades, los derechos y la vida independiente. Acceder, transitar, habitar, entender, disfrutar y hacer uso del espacio público debería garantizarse a todes les ciudadanes.

En la práctica, la accesibilidad se materializa en diseños de objetos, espacios, servicios y mensajes que hacen que estos puedan ser usados y comprendidos por todas las personas. Y también en apoyos y adaptaciones que consiguen allanar las barreras que se presentan cuando estos espacios, objetos o mensajes no fueron pensados de esta manera y necesitan ser adaptados.

Al respecto, el psiquiatra y psicoanalista Diego González Castañón consideró: “La accesibilidad es la mera existencia de la limitación funcional. Aunque sea minoritaria, no alcanza para producir una discapacidad si no existe un mecanismo social que la sancione como minusválida. Comprendamos que la discapacitación o la valoración social son procesos que no dependen de una sola persona ni de un solo acto, sino que están incluidos dentro del imaginario social, sostenidos por mecanismos analizables, desarticulables y potencialmente modificables. Estos mecanismos son operados o ejercidos por una instancia de poder dentro del marco social: la familia, la escuela, la institución médica”.

Es por todo esto que decimos que la falta de accesibilidad implica cercenar la posibilidad de un amplio grupo de la población de ejercer sus derechos, ya que es un concepto asociado a los DDHH y a la igualdad entre las personas. Como tal, en tiempos de elecciones, en las que se plantean nuevamente un modelo de sociedad, de país, de ciudad, etc, es imprescindible volver a pensar en estos términos y en 3 características de la accesibilidad que demuestran su importancia:

1) Es transversal. Impacta en la experiencia de todes. En un pasado trabajar por la accesibilidad significaba abordar la necesidad de un único colectivo social, hoy se entiende como algo transversal, como un instrumento para mejorar la calidad de vida de todes les ciudadanes.

2) Es una cuestión de derecho. Y como tal es responsabilidad de todes ayudar y defender las condiciones para garantizar esa igualdad, revertir o modificar cualquier cosa que atente sobre ello.

3) Es la base para buscar la igualdad en la diferencia. La accesibilidad podría ser una de las respuestas para reconocer -y valorar- lo particular de cada persona (pensado desde diversas perspectivas: sociales, económicas, de salud, educativas), intentando garantizar al mismo tiempo las condiciones que reconozcan a todes como sujetxs merecedores de los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades.

En lo que respecta a las personas con discapacidad, -más de 1 de cada 10 personas en el país, según INDEC- este concepto se vuelve condición excluyente para poder transitar por un espacio, utilizar un servicio, comunicarse o comprender un mensaje. Entendamos que son los entornos y los contextos los que “discapacitan”, al no reunir las condiciones que se requieren para que todes actúen en esos entornos y contextos. Por eso, decimos que la discapacidad es relacional, porque aparece en el contacto. Es decir que, si las instituciones y los espacios estuvieran preparados para recibir a todos los tipos de personas, las condiciones particulares de cada uno no serían factores de impedimento para el desarrollo.

Igualmente cabe resaltar que en esta reflexión estamos pensando a la accesibilidad, no a la discapacidad. Es decir que los términos en los que se piensa la accesibilidad son universales, os ea para todes sin distinción de condiciones clasistas, ni físicas, etc. Además, sería mucho más difícil pensar en arreglar o solucionar el problema de manera invertida, cuando en realidad buscamos soluciones rápidas y efectivas porque es una problemática urgente.

La clave para comenzar a intervenir es identificar que existe un contexto que no reconoce a una persona (y sus condiciones particulares) y que debemos proveer los apoyos necesarios para su desarrollo.

Aspiremos entonces a que nuestras decisiones y acciones vayan de una postura integradora a una postura inclusiva. Integración e inclusión no se oponen. Por el contrario, se complementan y casi suponen una continuidad que nos favorece a todes. Por un mundo, un país y ciudades más accesibles para todes.

SEGUIR LEYENDO