El Presidente y su mundo paralelo

Alberto Fernández se encuentra claramente en una realidad que difiere a la de la mayoría de los argentinos

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El presidente Alberto Fernández
El presidente Alberto Fernández

El Presidente Alberto Fernández se encuentra claramente en una realidad que difiere a la de la mayoría de los argentinos. Un país que se cae a pedazos, plagado de miseria, inflación, muertes por Covid y corrupción mientras el primer mandatario intenta explicar lo inexplicable.

El gobierno quejoso de aquellos que exacerban la idea de irse a buscar un mejor destino fuera de Argentina, no comprende con claridad qué es lo que está ocurriendo a sus alrededores. Jóvenes que han visto a sus abuelos morir mientras les robaban las vacunas y decían que el virus jamás llegaría, simplemente porque estamos lejos de China. Jóvenes que han visto a sus padres perderlo todo: los han visto perder sus trabajos, sus emprendimientos, sus empresas de toda la vida y los sueños que aún guardaban celosamente luego de haber sobrevivido durante largo tiempo a esta Argentina que los ha maltratado durante décadas. Jóvenes a los que los han dejado sin educación, sin vida social y sin nada por que seguir intentándolo.

En un mundo que ya ha comprendido las causas de la inflación, el gobierno insiste en la multicausalidad: mientras el planeta ya no tiene inflación, aquí seguimos responsabilizando a todos menos a los que realmente tienen la culpa. Parece que los mismos empresarios que en los años 90 no se les ocurría aumentar los precios, se han vuelto mucho mas dañinos y han decidido jugar con los precios mes a mes. Parece que la emisión descontrolada, un peso que hace 20 años no para de perder valor y la falta de plan económico no tienen ningún tipo de relación con la incontrolable variación de precios.

“Mientras la gente no tenía la posibilidad de disponer de un plato de comida en su mesa, ellos gastaban nuestro dinero en salmón, flores y globos de colores”

El país frenado por las restricciones impuestas por el Presidente, la sociedad envuelta en una pobreza que será difícil desenredar y empresas que jamás volverán a abrir sus puertas haciendo que muchos desempleados no vuelvan a reencontrarse con la dignidad del trabajo por mucho tiempo, mientras en la Quinta de Olivos las fiestas de cumpleaños y reuniones sociales nunca dejaron de darles alegrías a los funcionarios de turno sin que se les haya generado ningún tipo de contradicción ética o moral.

Mientras la gente no tenía la posibilidad de disponer de un plato de comida en su mesa, ellos gastaban nuestro dinero en salmón, flores y globos de colores. Mientras ellos incrementaban sus ingresos, a la gente le daban IFEs y ATPs como las sobras se le dan a los perros.

Cuando parte de la sociedad quiso salir a manifestar su descontento, se los rotuló como “los anticuarentena”. Incluso se animaron a más: osaron decir que el pueblo eran ellos y no quienes coparon las calles para mostrar su indignación con las medidas cavernícolas que se estaban tomando en aquellos tiempos.

“En la realidad paralela de Alberto Fernández hay algo más: cree que es él quien gobierna”

También la tristeza tiene para el primer mandatario connotaciones diferentes. Al común de la gente no se les permitió despedir a los familiares y amigos que se tuvieron que ir de este mundo. Ellos se esmeraron en malograr el velorio del reconocido futbolista donde cientos de miles de personas se amontonaron para despedir al ídolo popular. Lo mas interesante es que el propio Presidente coordinaba el ingreso a la casa velatoria (la Casa Rosada convertida en cochería) con un megáfono. Sin embargo, nadie pidió disculpas. Ni por los contagios, ni por la desprolijidad, ni por Abigail, ni por Solange, ni por nadie.

Diez por ciento más de pobres no le importaban, no le importan y no le importarán: él nunca lo será, suficiente razón para que eso no sea una preocupación.

En la realidad paralela de Alberto Fernández hay algo más: cree que es él quien gobierna. Argentina está sumergida en un nivel de pobreza récord, en las puertas de un espiral inflacionario mucho mas agudo que el actual y con un nivel de expectativas que hace comprender que el mundo paralelo del Presidente de la Nación, seguirá con nosotros un largo tiempo más.

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