La realidad política vs. la realidad ciudadana

Los políticos argentinos, hace ya tiempo, fueron comprendiendo que la fama vale más que la gestión. Mientras tanto, la sociedad vive preocupada por cómo sobrevivir día a día en esta vorágine destructiva que guarda cada vez más personas bajo la alfombra

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Hace algunas semanas, precisamente en el programa de la señora Mirtha Legrand (hoy en día conducido por su nieta Juana Viale), el ex presidente Mauricio Macri, algo suelto de lengua, dijo que en 2018 y hasta la finalización de su mandato, en plena crisis económica y social, él llegaba a su propiedad ubicada en un barrio cerrado del Partido de Malvinas Argentinas a las 7 de la tarde, se desconectaba de la gestión y encendía su televisor para adentrarse en la aplicación de Netflix y ver alguna película o serie que le interesara.

La también ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, en su libro “Sinceramente”, mencionaba que le parecía divertido utilizar los aviones presidenciales y sus respectivas tripulaciones para que le lleven diarios y productos de pastelería desde Vicente López a Calafate, su lugar en el mundo. Esto mientras su Gobierno se hundía en un pantano de corruptelas, melomanías y crisis social.

El actual presidente, Alberto Fernández, en una desprolija ceremonia de protocolo y ceremonial que ofreció la Casa Rosada al Jefe del Gobierno Español, Pedro Sánchez, dijo con su característica verborragia que los mexicanos vienen de los indios, los brasileños de la selva y nosotros, los argentinos, de los barcos. El motivo fue “chuparle las medias” al español, de que todos somos descendientes de los inmigrantes provenientes de la Península Ibérica, ninguneando absolutamente a los Pueblos Originarios que fueron sacados de sus tierras y violados en su integridad, naciendo así la etnia criolla.

Los políticos argentinos, hace ya tiempo, fueron comprendiendo que la fama vale más que la gestión, haciendo lugar a un dicho de Napoleón el cual expresaba “para ser famoso hace falta riqueza material y éxito constante”. Esto es la verdadera realidad argentina. Desde que los Fassi Lavalle y María Julia Alsogaray posaban con signos de opulencia para revistas gráficas de interés social y de elite, cambió considerablemente la forma de hacer política y es por medio de sectores opulentos, que invierten millonadas de dólares en muy escuetos y mediocres dirigentes políticos, para que estos lleguen al poder y entreguen la Patria a los “contratistas”.

Por otro lado, la sociedad preocupada por cómo sobrevivir día a día en esta vorágine destructiva que guarda cada vez más personas bajo la alfombra, siendo esto homónimo de pobreza y de miseria, que lleva a la destrucción del hombre y de la mujer de trabajo. Debe esta sociedad devaluada cada 2 años votar a los representantes del pueblo y de las provincias que, ya sin cultura política y sin estar politizados, se encuentran con el menú de las largas boletas sábanas, donde a dedo los delegados de los “contratistas” colocan a sus candidatos. Posteriormente, estos se sientan en una banca y votan leyes que aprueban la desmembración del país y de su pueblo de manera económica y moral.

El 12 de septiembre serán las PASO (Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) y el 14 de noviembre las elecciones generales, fechas estas que se modificaron por única vez para los comicios legislativos de 2021 por motivo de la crisis sanitaria que afecta al mundo desde principios de 2020. Es claro que la gente está cansada de los políticos, de los engaños que provocan, de la desigualdad que promueven, como por ejemplo el aumentarse un 40% sus salarios y sus dietas. Acuerdo que fue firmado raudamente, mientras que miles de pequeños empresarios tuvieron que cerrar sus puertas por las malas políticas sanitarias y económicas aplicadas por el Frente de Todos y de Juntos por el Cambio. Cientos de miles de trabajadores percibieron recortes de salarios y otros cientos de miles perdieron sus empleos. Esta realidad virtual en la que viven los políticos no es la realidad objetiva que viven los ciudadanos y ciudadanas de a pie.

Aumentos de precios al consumidor, aumento de los niveles de contagios y de muertes, aumento de la pobreza, aumento de la desocupación, aumento de la inseguridad, aumento de la precarización laboral, son algunos de los ejes que la “casta política” ha concretado con creces y aún pretenden embadurnarnos con la “grieta” para que se decida a quién apoyamos y a quién no en los próximos comicios. Pero se debe concebir que en el horizonte los caminos se unen y tanto Juntos por el Cambio como el oficialismo son la misma cosa. Pero de la vereda de enfrente del final del camino existe un inmenso mar, que si las placas magmáticas comienzan a moverse podrán provocar un estruendoso “tsunami” y arrollar las estructuras que la “casta política” ha venido construyendo desde los cimientos de la desigualdad y la mediocridad institucional.

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