Faltan la hoja de ruta y abandonar los malos modales

La Argentina continúa transitando el camino de la grieta, y posterga la búsqueda de consensos para superar la crisis sanitaria y económica

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¿Tiene sentido levantar la bandera de la “no discriminación” o de “la inclusión”, cuando nos abundan los malos modales que son en sí mismos gestos de discriminación y de intento de exclusión? (Presidencia)
¿Tiene sentido levantar la bandera de la “no discriminación” o de “la inclusión”, cuando nos abundan los malos modales que son en sí mismos gestos de discriminación y de intento de exclusión? (Presidencia)

“Tener buenos modales es preocuparse por los demás”, dijo Jane Austen. Los malos modales son, por el contrario, gestos de bifurcación, de rechazo del otro, de desprecio al distinto, en otras palabras, son un rechazo a la vida civilizada.

¿Tiene sentido levantar la bandera de la “no discriminación” o de “la inclusión”, cuando nos abundan los malos modales que son en sí mismos gestos de discriminación y de intento de exclusión?

La televisión mostró días pasados a unos residentes de un conocido barrio privado a gente de muy buen pasar de cuyo pasado pocas noticias tenemos –haciendo gala de patéticos malos modales, de poco entrenamiento civilizatorio, que se esforzaban por señalar diferencias entre ellos y los demás, tratando de marcar una superioridad que (por las palabras y los gestos) sólo se podría fundamentar en el precio de los autos que usan o los relojes que muestran. Mis tías viejas dirían “se les ve la hilacha”.

Los malos modales hacen a la cultura de la sociedad, al patrimonio común con el que contamos que es, por lo visto, bastante encogido respecto de lo necesario. La misma carencia está en “la política”. Si hacemos el inventario de las descalificaciones a los adversarios generadas en los últimos tiempos encontramos que sería tan extenso como penoso y un multiplicador de distancias.

Si hacemos el inventario de las descalificaciones a los adversarios generadas en los últimos tiempos encontramos que sería tan extenso como penoso

Por ejemplo, hay un personaje de alta exposición mediática, furioso opositor a este gobierno nacional, que expone sus ideas con una virulencia verbal que anula toda posibilidad de diálogo.

El personaje contribuye, cualquiera sea su significación, a la imposibilidad de discernir, porque “el ruido” de sus palabras aturde, confunde y genera la desesperanza que es uno de los enemigos mayores de nuestra situación. Con menor intensidad o en otros planos ese lenguaje bélico atruena a cada rato.

Los malos modales, que cierran toda posibilidad de diálogo, no son, por cierto, patrimonio sólo de los opositores furibundos. Hay funcionarios, se destaca el gobernador de Buenos Aires y su personal de salud, que azuzan el miedo pandémico y lo sazonan con diatribas que rayan en la acusación de asesinato a quienes se animan a discrepar. No hablo de las decisiones que puedo o no compartir. Hablo de los modales de los funcionarios públicos que avientan toda aproximación, condición previa para el diálogo. La distancia silencia.

El Jefe de Gabinete del gobernador Axel Kicillof, durante un informe epidemiológico destacó el sistema de fases y recriminó que cuando lo implementó el gobierno bonaerense no fue valorado: “Ahora está medio de moda porque lo estableció (Ángela) Merkel” (Aglaplata)
El Jefe de Gabinete del gobernador Axel Kicillof, durante un informe epidemiológico destacó el sistema de fases y recriminó que cuando lo implementó el gobierno bonaerense no fue valorado: “Ahora está medio de moda porque lo estableció (Ángela) Merkel” (Aglaplata)

La grieta está. Nos preocupa a muchos. Pero otros la empujan porque en ella encuentran el negocio del aglutinamiento sin otro propósito que combatir al enemigo. El propósito de combate, en una situación precaria y dolorosa para la inmensa mayoría, tiene fuerza aglutinadora y despierta la pasión irracional.

Los malos modales de la política aumentan la temperatura. El Presidente se ha prestado a ello. La vicepresidente los cultiva con pasión, incluso para con sus fieles servidores.

En tiempos de protocolo a causa del virus, el protocolo social aparece abandonado. Una paradoja

En tiempos de protocolo a causa del virus, el protocolo social aparece abandonado. Una paradoja. Abandonar el protocolo sanitario denota una gran despreocupación no sólo por la salud propia sino, lo que es gravísimo, por la de los demás. Pero lo mismo ocurre con el abandono del protocolo de los buenos modales.

Una de las excepciones

Por eso, una contribución al descongelamiento de la grieta, sería adoptar los buenos modales. Martín Guzmán es un dirigente de buenos modales, preciso en sus palabras, disparador de mensajes reflexivos.

Como todos sabemos el ejemplo empieza por los que tienen más responsabilidades. Guzmán, que sufre más embates de adentro que de afuera, da ejemplo. Tal vez son demasiado pocos.

Martín Guzmán es un dirigente de buenos modales, preciso en sus palabras, disparador de mensajes reflexivos (EFE)
Martín Guzmán es un dirigente de buenos modales, preciso en sus palabras, disparador de mensajes reflexivos (EFE)

Las maneras son una condición necesaria, claro que lejos de ser suficiente, para desandar el camino de la grieta. Se trata del retorno de la buena educación. Bajar la voz. No gritar. Gritar no aumenta la razón del argumento: lo empeora todo.

Muchos del oficialismo y muchos de la oposición gritan y al hacerlo silencian los argumentos. Lo peor es que no son dirigentes de segunda línea sino justamente los de la primera y por eso ocupan los espacios mediáticos que amplifican esas voces corrosivas.

Mientras esperamos que la pandemia no termine por desestructurar el sistema educativo, si bien es otra cosa, es sin embargo la fuente de lo que hace tantos años Jane Austin señaló como con las pequeñas cosas de todos los días que dan cuenta de nuestra preocupación por los demás.

Gritar no aumenta la razón del argumento: lo empeora todo

En síntesis, los malos modales, los discursos a los gritos, son el prólogo de la violencia que es la protagonista de todos los días. No se trata sólo de romper vidrios. La violencia verbal el grito, sobre todo de los principales dirigentes, es una pedagogía que informa a la sociedad que la política no es conversar sino la manera de terminar con el adversario. Allí radica el mal mayor.

Es decir, los malos modales, el grito, es la voz de nuestro fracaso que ponen en evidencia la incapacidad de la política para ocuparse de los demás.

¿Quién tiene buenos modales?

Tanto el presidente Fernández como su vice, han prodigado elogios al (los) discurso (s) del presidente de los EEUU. Fernández lo bautizó Juan Domingo, señalando una identidad para con el fundador del peronismo. Un discurso de preocupación por los demás y caracterizado con buenos modales de un líder que, sin leer, pronunció un discurso programático.

Tanto el presidente Fernández como su vice, han prodigado elogios al (los) discurso (s) del presidente de los EEUU, Joe Biden, (Reuters)
Tanto el presidente Fernández como su vice, han prodigado elogios al (los) discurso (s) del presidente de los EEUU, Joe Biden, (Reuters)

¿Humorada o reconocimiento? El entusiasmo de la pareja presidencial por las palabras del Presidente yanqui, invita a proponerles –aquí y ahora–un Seminario sobre, maneras, método y contenidos de los mensajes presidenciales. Sería una actividad muy productiva para la Nación (y para el gobierno) si se reunieran el Jefe y la Jefa de Estado, ministros y funcionarios políticos para analizar una a una las propuestas que Joseph Biden formuló a las Cámaras y al pueblo estadounidense.

Los discursos de Biden están plenos de contenidos programáticos y más allá de las propuestas, ponen en evidencia de qué se trata “la política” como conjunto de ideas claras para, desde el Estado, construir una Nación. Una Nación y no una parcialidad. En esto ha sido muy claro.

Los discursos de Biden están plenos de contenidos programáticos y más allá de las propuestas, ponen en evidencia de qué se trata “la política”

Releyendo los discursos de este “Juan Domingo” se aprende un programa de gobierno expuesto a viva voz, es decir, propio. Biden –JDB a partir de ahora– destacó en el Congreso, prioridades públicas de realización inmediata; convocó a los legisladores para que diseñen y voten herramientas para resolver problemas colectivos.

Hizo una exposición de los ejes de la estrategia internacional y una convocatoria a la conversación a todas las fuerzas políticas y llamados reiterados y concretos a la unidad de la Nación sin la que nada es posible y con la cual, dijo, se han logrado todas las grandes realizaciones del gran país del Norte de nuestro continente

Si ese entusiasmo por JDB es sincero (¿llamarlo Juan Domingo?) de ese Seminario que propongo como disparador de ideas debería surgir, sin lugar a duda, una visión sobre los problemas centrales de la Argentina. Y las medidas concretas, propuestas materiales, que permitan encarar “el despegue”. En el ADN de todos sus discursos está la invitación a participar –de igual a igual– a los opositores. En este aspecto, el Presidente de los EEUU remite a los reiterados esfuerzos del Papa Francisco, su amigo, acerca de la doctrina del “encuentro”.

Las reiteradas procesiones e invocaciones, al Vaticano deberían señalar, en el Presidente y su ministro, una vocación al “encuentro”. ¿Lo hacen?

Mensajes coincidentes

En su discurso de asunción presidencial inaugural dijo JDB: “Y pido a todos y cada uno de los estadounidenses que se sumen a mí en esta causa. Que nos unamos para luchar contra los enemigos que nos esperan: la ira, el resentimiento, el odio, el extremismo, el desorden, la violencia, la enfermedad, el desempleo y la desesperanza”.

Juan Domingo Perón la noche del 21 de junio de 1973, después de la tragedia de Ezeiza, pronunció: “Llego casi descarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la pasión que animó toda mi vida: servir lealmente a la Patria” (NA)
Juan Domingo Perón la noche del 21 de junio de 1973, después de la tragedia de Ezeiza, pronunció: “Llego casi descarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la pasión que animó toda mi vida: servir lealmente a la Patria” (NA)

Estas palabras recuerdan a las que pronunció Juan Domingo Perón la noche del 21 de junio de 1973 después de la tragedia de Ezeiza: “Llego casi descarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la pasión que animó toda mi vida: servir lealmente a la Patria”.

Las palabras de JDB están estrechamente vinculadas a los desgraciados episodios que en el Capitolio precedieron al acto de asunción presidencial. Las de Perón están estrechamente vinculadas a los episodios de violencia salvaje de Ezeiza. Perón agregó un mensaje final, el mismo día que llegó, destinado a los Montoneros que se proponían avanzar no por la vía de los argumentos y la razón democrática, sino por la violencia.

Alberto Fernández, en el acto de inauguración de la continuación de la construcción de viviendas, lanzó un mensaje destinado a reafirmar la “unidad” del Frente cuyos pilares, según la foto, son Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof. Lo que los une no es el remoto origen de cada uno, claramente olvidado pero muy contrario al presente, sino el destino. La pregunta es ¿cuál?

El discurso de Alberto, escenificado para la unidad, tuvo una “ideología” antes de la “noticia de la foto” y esa “ideología” fue la del tono bélico del intendente Mario Secco: “Si quieren venir, que vengan. Estamos preparados compañeros para darles batalla en las elecciones. Tendrán la Justicia del lado de ellos, el poder económico y los medios, pero jamás tendrán el amor del pueblo”. El discurso de Alberto, desafortunadamente, siguió esa línea. Una pena.

Juan Domingo Perón construyó la política de la concertación en 1973 que era el acuerdo en torno a un destino y una hoja de ruta que se propuso claramente

Poco en sus palabras procedente del Juan Domingo original. Marcelo Rougier señaló el Perón del legado al “Perón hizo a Perón en el exilio”. Ese líder construyó la política de la concertación en 1973 que era el acuerdo en torno a un destino y una hoja de ruta que se propuso claramente.

El enigma de esta unidad es que todos juntos se llaman La Cámpora, cobijándose en la figura del que Perón echó por traicionar su programa; y todos juntos llaman “juventud maravillosa” a aquellos que Perón echó de la Plaza por “estúpidos e imberbes”. ¿Qué unidad?

El enigma de esta unidad es que todos juntos se llaman La Cámpora, cobijándose en la figura del que Perón echó por traicionar su programa; y todos juntos llaman “juventud maravillosa” a aquellos que Perón echó de la Plaza por “estúpidos e imberbes”
El enigma de esta unidad es que todos juntos se llaman La Cámpora, cobijándose en la figura del que Perón echó por traicionar su programa; y todos juntos llaman “juventud maravillosa” a aquellos que Perón echó de la Plaza por “estúpidos e imberbes”

Alberto –al igual que Cristina, lo que revela la unidad de frecuencia– merodeó en su discurso la idea de “golpe” por parte de la Justicia. Más o menos transitó esa ruta. Pero no es todo.

Otro mensaje inquietante

Al mismo tiempo Mauricio Macri, desde Miami, afirmó que “la democracia en Argentina está amenazada”. Es decir, según él, a riesgo de la interrupción sistémica. Aclaró: “las democracias ya no mueren por un golpe de Estado”. Calcado de Cristina: hablan igual.

Para Mauricio también “La democracia está amenazada por un comportamiento que busca debilitar la independencia del Poder Judicial, violando la constitución y los derechos humanos.” Es penoso que un ex presidente hable, en el exterior, de “golpe de Estado”; y es dramático que, de la misma manera, se exprese el Presidente frente a la sociedad. ¿Tienen los tres” idea de lo que dicen y de sus consecuencias?

Mauricio Macri, desde Miami, afirmó que “la democracia en Argentina está amenazada”; y aclaró: “las democracias ya no mueren por un golpe de Estado”. Calcado de Cristina: hablan igual

En cambio, cuando Joe Biden dio su mensaje en el Congreso, saludó a la primera dama y luego al Presidente de la Corte Suprema. Una muestra del respeto, no sólo formal, que se deben las cabezas de los tres poderes entre sí cualquiera sea la posición de cada uno ante determinada situación, en la república democrática de poderes compensados.

Por eso resulta exótico que, dada la admiración por el “nuevo Juan Domingo”, Alberto haya incurrido en el destrato a los miembros de la Corte y a la Corte misma al referirse a ellos, a la Corte o al derecho, como “decrépitos”. Más aún cuando el Presidente, según sus dichos, es “docente interino” en la Facultad de Derecho (nota al Dr. F. Crous Oficina Anticorrupción, 20/3/20) aunque si bien los profesores regulares son designados por concurso, la docencia –cualquiera sea la jerarquía– implica vocación y respeto por el derecho y –cualquiera sea la disputa– la aceptación de las decisiones de la Corte aunque no se las comparta: eso es el sistema.

Resulta exótico que, dada la admiración por el “nuevo Juan Domingo”, Alberto haya incurrido en el destrato a los miembros de la Corte y a la Corte misma
Resulta exótico que, dada la admiración por el “nuevo Juan Domingo”, Alberto haya incurrido en el destrato a los miembros de la Corte y a la Corte misma

Un sistema en que la primera minoría conduce los destinos del país. Es la regla. Pero todos los demás, los que no votan a la primera minoría –generalmente la boleta designada peronista y a veces otra boleta– siguen siendo “pueblo”. Si estamos “todos” es el pueblo. Aún la mayoría absoluta –que en estos tiempos no está– no es “el pueblo”; y más allá cualquiera sea el nivel socio económico que conforma esa mayoría absoluta o relativa. La política es conversación. La imposición es la revolución.

En las revoluciones, en general, hay partido único. En las democracias, la forma institucional de la política, hay “partidos”, es decir “partes” que conforman el “todo”. Por eso “el consenso” es el modo de gestar “las políticas”.

Eso es lo que dijo en su discurso en el Congreso el nuevo “Juan Domingo”. El destacó el carácter de la crisis que vive EEUU, crisis educativa, en la carrera científica, en las lacras sociales de la enfermedad y de la enfermedad de los odios y la violencia. Habló de curar y de recursos para hacerlo. Y resaltó la crisis de infraestructura y de la estructura productiva y señaló la necesidad de comprar norteamericano y de comenzar a “sustituir importaciones”. Se preguntó, entre otras muchas cosas, ¿cómo no vamos a poder producir las aspas de los molinos generadores de electricidad?”

Por todo lo que dijo Biden es excelente que Alberto y Cristina, los que gobiernan, hayan referido varias veces a esos discursos. Pero no juguemos a la “lectura selectiva”

Por todo lo que dijo Biden es excelente que Alberto y Cristina, los que gobiernan, hayan referido varias veces a esos discursos. Pero no juguemos a la “lectura selectiva” y si lo hacemos digamos porqué. En el discurso ante el Congreso hay una hoja de ruta para la reconstrucción de EEUU casi con nombre y apellido: visión y programas.

Desarrollo armónico

Pero hasta ahora, un año y medio después de haber asumido la presidencia, en el gobierno no hay el anuncio de una voluntad consistente de despegue. Hemos visto a algunos funcionarios imaginar a Vaca Muerta como el maná del fondo de la tierra que nos llenará de dólares y pasar a la exaltación a las virtudes del “cannabis medicinal”. Es verdad que nada, ninguna oportunidad debe ser desechada. Y ninguna tiene el don de la panacea: cuando se imagina el turismo se derrumban los servicios por la pandemia. Nunca todos los huevos en una sola canasta.

El desarrollo, como dijo un economista muy talentoso de cuyo nombre no puedo acordarme, es jugar al scrabble con muchas letras y así para poder formar muchas palabras; diversificación productiva es el nombre del desarrollo armónico.

Para eso, dada la escasez de recursos, hay que tener prioridades (sistémicas) y para ello hay que tener un Plan que previamente requiere una “visión” y un consenso lo más amplio posible para darle continuidad en un sistema cuya clave de estabilidad es la alternancia.

Hemos visto a algunos funcionarios imaginar a Vaca Muerta como el maná del fondo de la tierra (Reuters)
Hemos visto a algunos funcionarios imaginar a Vaca Muerta como el maná del fondo de la tierra (Reuters)

Es difícil que Fernández, presidente, no sea consciente que está en el comando de un avión que viene carreteando en la pista desde hace un año y medio y el aparato “no despega”, no levanta vuelo. La pista, obviamente, no es infinita. Para “despegar” a la búsqueda del éxito hay que tener un Plan.

El Seminario sobre los discursos de “Juan Domingo” –que lo nombran tanto– puede ser una buena manera de aprovechar la oportunidad del debate “entre los unidos” y con una idea más concreta del futuro, convocar a los demás.

Es difícil que Fernández, presidente, no sea consciente que está en el comando de un avión que viene carreteando en la pista desde hace un año y medio y el aparato “no despega”, no levanta vuelo

El discurso de Biden, su trato a los congresales presentes, las palabras dirigidas al conjunto de la sociedad y a los adversarios políticos, fue un dechado de buenos modales para anunciar un vigoroso contenido.

El Seminario debería debatir también acerca de si somos capaces de cambiar las formas. En una “sociedad líquida” el contenido no es absolutamente independiente de la forma. Para concertar hacen falta buenos modales que, como hemos dicho, señalan la preocupación por el otro. Si cambiamos y aceptamos todo eso, ya sería empezar a levantar vuelo y dejar de carretear en una pista que, más temprano que tarde, se agotará.

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