Estados Unidos: la paranoia de la dependencia

El gobierno de Joe Biden puso en marcha un plan para reemplazar insumos estratégicos provenientes de otros países con el objetivo de aumentar el grado de autosuficiencia de su economía

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Joe Biden, presidente de Estados Unidos
Joe Biden, presidente de Estados Unidos

El Presidente Biden emitió el 25 de febrero una Orden Ejecutiva disponiendo la revisión de la integración de las cadenas de valor para evaluar por razones de seguridad la dependencia de proveedores externos. Los considerandos afirman que las posibilidades de nuevas pandemias, amenazas biológicas, agresiones cibernéticas, ataques terroristas, shocks climáticos, competencia económica y geopolítica pueden afectar la capacidad industrial y la disponibilidad de productos y servicios críticos. Los organismos responsables de esta revisión serán los Asesores Presidenciales de Seguridad Nacional (APNSA) y de Política Económica (APEP).

La Orden Ejecutiva otorga prioridad a las cadenas de valor de semiconductores, baterías de alta capacidad, incluyendo para vehículos eléctricos, minerales críticos y materiales estratégicos y activos para la industria farmacéutica en especial productos esenciales para combatir el COVID-19. También solicita informes sobre las cadenas de valor de la industria de defensa, salud pública, tecnología de la comunicación, sector energético, transporte y producción de commodities agrícolas y alimentación. Las instrucciones avanzan requiriendo el diagnóstico para evaluar la capacidad ante eventos impredecibles y propuestas de políticas para garantizar la resistencia de las cadenas de valor.

También menciona como políticas activas la reforma de normas domésticas e internacionales y acuerdos de libre comercio para apoyar la capacidad, seguridad, diversidad y potencia de las cadenas de valor. Las propuestas deberán indicar los incentivos federales y las regulaciones de las licitaciones para atraer y retener las inversiones en productos y materiales críticos y esenciales para promover inversiones domésticas e internacionales en dichos sectores.

La decisión de la Administración Biden de efectuar un relevamiento de las cadenas industriales y propiciar políticas de incentivos para promover inversiones que aseguren una estructura productiva que satisfaga al mercado interno y capaz de sobrellevar posibles obstáculos ocasionados por problemas de abastecimiento o seguridad nacional confirman la mirada introspectiva de este gobierno sobre la economía. No se trata de una paranoia provocadas por la pandemia donde Estados Unidos tuvo que reemplazar el faltante de respiradores o vestimentas de protección con producción nacional sino de asumir una planificación integral para reemplazar insumos provenientes de terceros países, y en particular desde China.

La Orden Ejecutiva prioriza los semiconductores, drogas farmacéuticas, baterías y tierras raras pero agrega por las dudas todos los demás sectores incluyendo las commodities agropecuarias haciendo difícil considerarla una política sectorial. Por el contrario, pone de manifiesto la intención de aumentar el grado de autosuficiencia contradiciendo las afirmaciones sobre los beneficios del comercio internacional que predominó desde la creación de la OMC en 1995. Los principios de esta política son coincidentes con los objetivos de la Administración de Donald Trump; la única diferencia es la sofisticación de reconocer las deficiencias del aparato productivo local.

El análisis de la estructura productiva y la formulación de propuestas para promover la innovación y la competitividad implican un importante cambio en la formulación de la política económica. La Administración Biden pareciera encarar el diseño de una política industrial, tratando de imitar quizás el Plan de China 2025, para impedir la relocalización de las empresas y al mismo tiempo promover la independencia productiva. El éxito de esta estrategia dependerá de la respuesta del sector privado cuyo desarrollo necesita de la globalización para expandir sus actividades, reducir costos y maximizar sus intereses.

El énfasis de la Administración Biden en los temas locales también podría afectar su reiterada ambición de liderazgo. El comercio constituye una herramienta primaria en la política internacional ante la necesidad de los países emergentes o en desarrollo de encontrar mercados para su producción y recibir inversiones para crecer. No caben dudas que no pasará mucho tiempo para que ese espacio vacante lo ocupe otro.

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