Vacunas VIP: impunidades y desafíos de cara al futuro

Mientras el Gobierno fracasa a toda orquesta, la oposición convierte la denuncia en una devoción de puritanos elegantes

Compartir
Compartir articulo
Gines Gonzalez Garcia, Carla Vizzotti y Alberto Fernández
Gines Gonzalez Garcia, Carla Vizzotti y Alberto Fernández

Las abuelas solían sentenciar “dime con quién andas y te diré quién eres”, el Perro y el Ministro eran actores de reconocida trayectoria que terminaron ocupando el lugar que habían elegido desde siempre para sus discutibles vidas. Complicidad y delación, característica esencial de toda burocracia.

La dictadura y la guerrilla asumieron y ejercieron total impunidad para el asesinato dando al peor de los delitos justificaciones ideológicas. La guerrilla soñaba imponer “la patria socialista” y sólo creía en el camino de la violencia. La dictadura intentaba reconstruir una sociedad donde se imponía un orden ya superado en casi todos los países, semejante al Franco que durante tantos años fue vergüenza para España. La violencia fracasó en el continente, en algunos países dejó poca huella pero en el nuestro, debido a la ferocidad de la represión, fue una marca que muchos intentarían utilizar en su servicio. Raúl Alfonsín inaugura la democracia con dignidad, enamorado de esa etapa a transitar. El juicio a las Juntas es sin duda la mejor experiencia que vivió la democracia desde su retorno, luego, la bajada del cuadro de Videla fue un intento de sustituir el valor de un gesto histórico compartido por toda la sociedad por una picardía que solo le servía a un pequeño sector. Los Kirchner, ausentes en toda la lucha contra la dictadura, intentan apropiarse de esa historia devolviéndole a la misma lo menos rescatable, la superficialidad de su supuesta ideología. Desde ese momento se ocuparán de la destrucción de las Fuerzas Armadas, una decisión que no tomó ningún otro país hermano. La mirada conspirativa imagina que el apoyo de Inglaterra a Verbitsky tenía un sentido práctico, cuanto menor poder tuvieran nuestras Fuerzas más económica saldría la supuesta defensa de las Islas.

La caída, o mejor dicho el suicidio, del conocido doble agente desnuda el final de una etapa de falsificaciones. El libro “Ezeiza”, del Perro, “El presidente que no fue”, de Miguel Bonasso son fundantes de la mentira de los setenta y la reivindicación de la violencia, un hecho tan absurdo como carente de propuestas. En la guerrilla hubo tanto heroísmo como ausencia de talento, y los sobrevivientes sólo entronizaron un progresismo con demasiada codicia y carente de principios.

Zaffaroni, Verbitsky y Cavallo son un terceto de cultores de la dictadura que acompañan un proceso que pretende denunciarla. Comprensible desde los Kirchner, quienes tampoco hicieron nada digno durante los tiempos duros, siempre más cercanos a colaborar que a enfrentar. El progresismo es eso, un invento de falsas raíces donde se convoca a una dignidad ajena como los deudos y se los termina devaluando frente a la misma sociedad que los tenía en un lugar indiscutible.

El viaje a México puede calificarse de vergonzoso. Cuestionar la moral de los gobiernos anteriores de ese país es una afrenta de difícil olvido y además, desnudar con pasión los problemas propios en territorio ajeno, un imperdonable error. El Gobierno sigue cada vez más encerrando sobre sus leales y fanáticos, difícil, por no decir imposible, apoyarlo desde sectores independientes. Lo salva la oposición, enferma, fanatizada en la denuncia dejando al desnudo su impotencia de propuesta. Algunos intentan, proponen, renovar el peronismo desde el espacio del PRO, como si la decadencia pudiera convocar al milagro de convertir la traición en redención.

El Gobierno fracasa a toda orquesta y la oposición convierte la denuncia en una devoción de puritanos elegantes. La codicia de cargos y dineros expulsó de lo colectivo la imprescindible vigencia de la grandeza, a veces como exitoso resultado pero siempre, como vigente desafío. Y la esperanza queda reducida al espacio del medio, a los herederos del abrazo de Perón con Balbín, “al viejo adversario que viene a despedir al amigo”.

Eso no es tarea ni de ricos, ni de bancos ni de masones, es destino de patriotas. La política debe superar a Cristina y a Macri con sus oscuros herederos para recuperar la síntesis de aquel abrazo ejemplar que es el único lugar desde el que podemos reiniciar nuestra historia y recuperar la esperanza. Será construir el espacio que supere la grieta de odios y negociados, que asuma el desafío de volver a la política y a la construcción del destino colectivo, y que asuma que la virtud de trascender es forjar un legado y no amasar una fortuna.

Nos queda el más digno de los desafíos que es recuperar el amor a la patria, enfrentando la desesperación por la riqueza que hoy impera. La prebenda impone la prostitución de los ideales, es la tumba de la dignidad. Que la patética desnudez de los caídos sirva para incitar la voluntad de los soñadores. Ni el gobierno ni la oposición nos pueden sacar de la miseria que nos apabulla ya que ambos colaboraron en sumergirnos en ella. Intentemos la síntesis de lo mejor, es posible y ni siquiera tan difícil. La sociedad lo está esperando.

Seguí leyendo: